Edmond se acomodó en el asiento detrás el escritorio. Su corbata estaba desaliñada y no tenía los ánimos suficientes para continuar con sus labores a lo largo del día. La visita de Violette y su posible hija habían causado tal conmoción que como buen ermitaño que era, se confino en la soledad y seguridad de su oficina.
Había bebido demasiado durante el día, la botella de brandy estaba casi a la mitad de su capacidad, pero el alcohol era lo único que apaciguaba sus penas. Volvió a verter otra generosa cantidad de licor e inmediatamente la llevo hasta sus labios, percatándose de la quemazón que ocasionaba el líquido al pasar por su garganta.
Después de darle tantas vueltas al asunto llego a la conclusión que Katherine no tenía la culpa de nada, solamente, como cualquier niña de su edad, tenía la curiosidad de conocer a su padre. Que infortunio el suyo, ahora era el villano de la historia y todo gracias a su errático comportamiento.
Realmente, estaba más allá de la conmoción; no solo había vuelto a ver a aquella mujer que dio por perdida y que ahora había encendido una llama que le obligaba a recuperarla a toda costa. Violette era hermosa, había sido su sueño de mujer durante su temprana juventud, y si era sincero consigo mismo, nunca se había olvidado realmente de ella, aun a pesar de que había tenido a varias mujeres en su cama, ninguna lograba saciarlo como lo había hecho ella…solo ella.
Pensando en Violette y en la noticia de que era posiblemente el padre de una casi adolescente, permitió que un largo suspiro escapara de sus labios lentamente. El humor de Edmond volvió a dispararse, esta vez por los cielos, al ser interrumpido por una llamada. Ya tendría tiempo de emitir una disculpa tanto a Katherine como Violette, por el momento deseaba despejar su mente del altercado suscitado minutos antes, además, debía pensar en un plan de acción, ahora que Violette había regresado a su vida casi milagrosamente, no podía dejarla irse.
En la residencia Dubois, Violette se sentía temerosa de enfrentarse a Katherine, empujo la puerta de su habitación con su avidez, entreviendo a la pequeña recostada en la cama cubierta por una serie de mantas que la protegerían del gélido clima citadino.
Con pasos firmes, tomo asiento al borde de la cama, acariciando lentamente la espalda de la pequeña sin decir una palabra.
—Katherine yo…—
—Mamá, quiero estar sola. — Solicito Katherine con voz firme. Lo último que deseaba en esas instancias eran palabras que ni siquiera podrían apaciguar la impasibilidad en su corazón. Su padre había demostrado a ser todo lo opuesto que había imaginado siempre.
—Por favor escúchame. — Violette no sabía cómo proveerle un consejo a su hija para actuar ante la desilusión. Ella había pasado por algo similar a lo largo de su vida, pero las circunstancias eran abismalmente distintas.
—No, tú escúchame a mí. Nunca estas cerca, siempre estas ocupada con tu maldito trabajo ¡¿Es que te mataría pasar tiempo conmigo?! ¡¿O explicarme quien es mi padre?! Si tan solo lo hubieras hecho, habríamos evitado todo el drama de la tarde… ¡¿O es que te da igual olvidar el rostro de mi padre?! ¡¿Realmente pensaste que yo, tu hija, no se daría cuenta de esto?! — Luego del ataque de furia, Katherine respiraba con rapidez, tratando de recuperar el aire perdido tras la serie de gritos. — Solo explícalo ¿Cómo demonios fue que llegamos a esto? —
Violette guardo silencio, estaba recibiendo todo el descontento de Katherine y no lo impediría, ya llegaría el momento de hablar y ahí explicaría como era que estaban en ese punto.
—Katherine, no estoy particularmente orgullosa de muchas cosas en mi vida…pero estoy orgullosa de ser tu madre. — Violette deposito un dulce beso sobre la frente de la pequeña, apaciguando las penas de la niña con una sonrisa y la calidez que solo los brazos de una madre pueden proveer. — Lamento no haberte hablado de Edmond antes, pero el fue un error en mi vida, pero eso no quiere decir que el error hayas sido tú, tu mi amada Katy, eres lo único que me es realmente valioso e importante en la vida, perdóname por no ser sincera sobre tu padre, perdóname por todo —
Violette se quedo con Katherine charlando de todo un poco hasta que su hija se quedo dormida. Al abandonar la habitación, Violette se encamino hasta la sala, tomando una botella de vino y bebiendo una copa de este. No era fanática del alcohol, pero unos cuantos sorbos la ayudarían a tranquilizarse.
El celular comenzó a sonar, activando la alarma de mensaje. Frustrada, reviso el contenido de este, llevándose una gran sorpresa al contemplar el remitente.
“Violette…soy Edmond.
Lamento mi comportamiento, la noticia me tomo desprevenido. Tanto tú como Katherine merecen una disculpa. Estoy dispuesto a realizarme una prueba de ADN en caso que tú lo permitas. Por favor, hazme saber tu respuesta.”
Violette escribía una y otra vez la posible respuesta al mensaje, ¿Cuáles eran las palabras adecuadas para emitir su pensar?, rápidamente sus dedos se dejaron llevar y con una simple frase comenzó lo que se convertiría en algo completamente distinto.
“Edmond si tu estas dispuesto, yo también.”
Cuando Edmond leyó aquella respuesta, una leve sonrisa se curvo en sus labios. Realizaría esa prueba de ADN, y si resultaba ser el padre de Katherine, entonces se volvería una sombra protectora en la vida de ambas, estaba dispuesto a asumir su responsabilidad, así como tambien deseaba recobrar al que fue el gran amor de su vida, Violette no podría sospecharlo, pero Edmond estaba dispuesto a recuperarla a toda costa, y si ambos tenían ya una hija, entonces, ¿Por qué no ser una familia? Quizás le costaría trabajo convencer a la mujer que una vez simplemente lo uso y desecho, pero estaba dispuesto a llegar a las ultimas consecuencias con tal de lograrlo. Violette no escaparia esta vez como huyo aquella noche en que ambos hicieron el amor.
La tensión era palpable en el ambiente, el aire podía cortarse con unas tijeras. Katherine y Edmond eran sometidos a una prueba de paternidad con validez jurídica.Edmond precisaba un informe pericial, el cual, incluía nombre de todos los implicados. Esta prueba podía utilizarse en un registro o tribunal de justicia. La admisibilidad estaba supeditada a un correcto proceso de toma, identificación y envió de muestras por parte del laboratorio. Por tanto, la toma de muestras solo era realizada por profesionales de la salud o justicia, que identificarían y custodiarían las muestras para garantizar en todo momento su autenticidad e integridad.Violette caminaba de un lado a otro aguardando por Katherine y Edmond. Llevaban unos cuantos minutos. Se preguntaba por qué demoraban tanto, solo necesitaban muestras biológicas, un frotis bucal sería suficiente para comprobar el lazo sanguíneo entre los dos.Katherine salió acompañada del pelinegro, los dos parecían mantener una charla casual. Viol
El fin de semestre había llegado y con el arribaron las responsabilidades. Proyectos, exposiciones y exámenes finales era todo lo que tenían en mente la mayoría de los estudiantes. Para compensar el esfuerzo y celebrar el grandioso cierre para algunos, Meyer Bastian se lanzó como anfitrión para lo que denominaba “la mejor fiesta del siglo”, ofreciendo humildemente su ostentosa morada para llevar a cabo todos sus planes, la que estaría disponible por el motivo de una oportuna salida de negocios por parte de sus padres.En un mar de excusas y divagaciones, Violette trataba de encontrar un subterfugio creíble para asistir al convite final. Imaginaba que sus padres se negarían, según lo acordado, al finalizar las clases regresaría a casa, sobre todo cuando su viaje de intercambio a Inglaterra estaba cerca. La exuberante rubia que tenía como mejor amiga fue su salvación, ella logro convencer a su madre para permitirle a la peli-negra pasar la noche en su apartamento. Según Lena, las dos ha
—Fuiste valiente hace un mes al presentarte como modelo en la clase de dibujo. — Los parpados de Violette se alzaron, revelando la belleza de sus ojos esmeralda, no esperaba que Edmond recordara su primer encuentro pero evidentemente está ahí, latente y persistente.—Solamente sustituí a mi amiga, Lena, debes conocerla. ——No fue una mala elección. — Mascullo Edmond. Violette sintió hervir su sangre y como esta se dirigía hasta sus mejillas, podría apostar que su rostro emulaba el mismo color de un tomate. —Al terminar la cena y la segunda copa de vino, abandonaron el establecimiento. Edmond se ofreció caballerosamente a encaminarla hasta su apartamento. Durante el trayecto entablaron una profunda conversación, de esas que están destinadas a permanecer por siempre en sus recuerdos.Hablaron sobre sus sueños, metas y ambiciones, sobre miedos, traumas y triunfos. El trayecto fue corto, lo suficiente para dejar pasar el tiempo.—Bien, aquí es. — El hombre avizoró el complejo habitaciona
—Hija…debo decirte que cuando quede embarazada…tu padre y yo no manteníamos una relación, ni siquiera éramos novios o algo parecido. Tus abuelos respetaron a duras penas mi decisión por no divulgar la identidad de Edmond, hasta hoy en día, ellos tampoco lo conocen. No son cómplices. — Resignada, contó la verdad a su hija. Años atrás podría haber estado satisfecha con lo sucedido con Edmond, pero las cosas cambiaron y ahora, una pequeña niña demandaba respuestas. Sin más recovecos, Violette decidió hablarle sinceramente.—Oh ya veo…es por eso que tú y papá…— Katherine podía conocer a su padre, pero muy en el fondo sentía un enorme vacío al no verlos juntos. Su ideal de familia perfecta comenzaba a desaparecer poco a poco.—Yo tuve que mudarme a Inglaterra por seis meses, ahí fue cuando me enteré sobre el embarazo. Nunca traté de contactar a tu padre, el no había hecho nada malo y no creía necesario involucrarlo…por eso, lo mantuve oculto durante todo este tiempo. — Violette trató de ac
¿Cómo va el trabajo?— Pregunto su madre. Violette estaba agradecida por tocar un tema coherente o al menos, tranquilo. Realmente deseaba evitar las constantes discusiones con Sasha.—Bastante bien. He realizado algunas cirugías que me permitirán terminar de pagar el coche y la colegiatura de Katherine. Estoy pensando seriamente en tomarme unas vacaciones, debo pasar más tiempo con ella. — Trastabilló los dedos en el vaso de cristal, bebiendo un largo sorbo para refrescarse la garganta.—No te estaría sucediendo esto si estuvieras con el padre de Katherine. — Un comentario mal intencionado encendió una chispa en Violette. ——Mamá, ya te lo dije, no necesito de un hombre para salir adelante. Además, hace años que no se nada sobre él. — Mentía. Omitía el fantástico relato del reencuentro. Si tan solo Sasha supiera que se trataba de un galante y exitoso arquitecto. No se lo diría, al menos no por ahora. Sosegaría las ideas y dejaría que las cosas se establecieran.¿Y qué me dices de Eugen
—No pareces contenta, imagine que encontrar a tu padre te alegraría. — Carlo se acercó a ella, realizando un gesto con la mano para pedirle que lo acompañara, los se dirigieron al jardín, alejados del barullo de la gente. Aun no estaban hechos para esa clase de reuniones, por suerte, cuando la familia Da Silva decidía dar una fiesta, Carlo nunca faltaba, se tenían el uno al otro para pasar un buen rato. ——No es eso, es solo que…— Sus irises negros se postraron un momento sobre la faz del rubio, reteniendo las palabras y sonriendo ínfimamente decidió darse por vencida. — Olvídalo. — Sentencio cabizbaja. ——Anda, dilo. — Más que una orden, sonó como una súplica. Carlo y Katherine eran buenos amigos desde la infancia, compartían un lazo como el de sus padres, con la minúscula diferencia que el rubio tenía a su padre presente, al menos la mayor parte del tiempo. ——Es una tontería, vas a reírte. — Sus dedos llevaron un mechón de cabello detrás de su oreja. Aquella noche el cielo estaba a
Después de un largo día no había nada mejor que llegar a casa. Tanto Violette como Katherine estaban exhaustas de tanto drama. La última semana estuvo llena de sorpresas para las dos, el cansancio no era físico sino una especie de extenuación sentimental, había mucho por procesar y poco tiempo para hacerlo.Violette se tumbó sobre el sillón y minutos después, Katherine postro la cabeza en el regazo de su madre mientras ella se disponía a acariciar los sedosos mechones azabaches, disfrutando de la completa afonía.—Katherine. — Habló Violette, atrayendo la mirada cansada de la aludida hasta su faz. — ¿Qué opinas sobre Eugene?— El cuestionamiento fue una sorpresa para la niña, Violette nunca había preguntado algo de tal magnitud, mucho menos a ella. ——Me parece un buen hombre. — Dijo insegura. — ¿Por qué lo preguntas?——Tu opinión es importante para mí. ——Ah…ya veo. — Katherine se quedó pensativa unos cuantos segundos. No era que odiara a Eugene o algo por el estilo, existía un cariño
Los intercambios estaban de moda entre el sector estudiantil. Bastian y Edmond se sumaban al selecto grupo de jóvenes dispuestos a crecer en el extranjero. Según decían los expertos, esto ayudaba a los chicos a adquirir cierta relevancia en el mercado laboral, ayudándolos a establecerse en una empresa donde llevaran a cabo prácticas relacionadas con la carrera predilecta.La familia Lemaire y Meyer-Montaner, poseían fuertes relaciones en el extranjero, optando por enviar a sus hijos a Suiza. Magnus Lemaire se encargó de instalarnos en una famosa constructora ubicada en Zúrich, ahí ambos jóvenes permanecerían como practicantes por un lapso de seis meses y gozarían de un sueldo afable.Inmediatamente Edmond y Bastián emprendieron un viaje a lo desconocido, las cosas que sabían sobre Suiza eran escasas la información que tenían era gracias a un folleto de turismo. Debían aprender el idioma, permanecerían ahí un año, Suiza se convertiría en su nuevo hogar.Así pasaron los meses, entre cla