Cap. 4

Edmond se acomodó en el asiento detrás el escritorio. Su corbata estaba desaliñada y no tenía los ánimos suficientes para continuar con sus labores a lo largo del día. La visita de Violette y su posible hija habían causado tal conmoción que como buen ermitaño que era, se confino en la soledad y seguridad de su oficina.

Había bebido demasiado durante el día, la botella de brandy estaba casi a la mitad de su capacidad, pero el alcohol era lo único que apaciguaba sus penas. Volvió a verter otra generosa cantidad de licor e inmediatamente la llevo hasta sus labios, percatándose de la quemazón que ocasionaba el líquido al pasar por su garganta.

Después de darle tantas vueltas al asunto llego a la conclusión que Katherine no tenía la culpa de nada, solamente, como cualquier niña de su edad, tenía la curiosidad de conocer a su padre. Que infortunio el suyo, ahora era el villano de la historia y todo gracias a su errático comportamiento.

Realmente, estaba más allá de la conmoción; no solo había vuelto a ver a aquella mujer que dio por perdida y que ahora había encendido una llama que le obligaba a recuperarla a toda costa. Violette era hermosa, había sido su sueño de mujer durante su temprana juventud, y si era sincero consigo mismo, nunca se había olvidado realmente de ella, aun a pesar de que había tenido a varias mujeres en su cama, ninguna lograba saciarlo como lo había hecho ella…solo ella.

Pensando en Violette y en la noticia de que era posiblemente el padre de una casi adolescente, permitió que un largo suspiro escapara de sus labios lentamente. El humor de Edmond volvió a dispararse, esta vez por los cielos, al ser interrumpido por una llamada. Ya tendría tiempo de emitir una disculpa tanto a Katherine como Violette, por el momento deseaba despejar su mente del altercado suscitado minutos antes, además, debía pensar en un plan de acción, ahora que Violette había regresado a su vida casi milagrosamente, no podía dejarla irse.

En la residencia Dubois, Violette se sentía temerosa de enfrentarse a Katherine, empujo la puerta de su habitación con su avidez, entreviendo a la pequeña recostada en la cama cubierta por una serie de mantas que la protegerían del gélido clima citadino.

Con pasos firmes, tomo asiento al borde de la cama, acariciando lentamente la espalda de la pequeña sin decir una palabra.

—Katherine yo…—

—Mamá, quiero estar sola. — Solicito Katherine con voz firme. Lo último que deseaba en esas instancias eran palabras que ni siquiera podrían apaciguar la impasibilidad en su corazón. Su padre había demostrado a ser todo lo opuesto que había imaginado siempre.

—Por favor escúchame. — Violette no sabía cómo proveerle un consejo a su hija para actuar ante la desilusión. Ella había pasado por algo similar a lo largo de su vida, pero las circunstancias eran abismalmente distintas.

—No, tú escúchame a mí. Nunca estas cerca, siempre estas ocupada con tu maldito trabajo ¡¿Es que te mataría pasar tiempo conmigo?! ¡¿O explicarme quien es mi padre?! Si tan solo lo hubieras hecho, habríamos evitado todo el drama de la tarde… ¡¿O es que te da igual olvidar el rostro de mi padre?! ¡¿Realmente pensaste que yo, tu hija, no se daría cuenta de esto?! — Luego del ataque de furia, Katherine respiraba con rapidez, tratando de recuperar el aire perdido tras la serie de gritos. — Solo explícalo ¿Cómo demonios fue que llegamos a esto? —

Violette guardo silencio, estaba recibiendo todo el descontento de Katherine y no lo impediría, ya llegaría el momento de hablar y ahí explicaría como era que estaban en ese punto.

—Katherine, no estoy particularmente orgullosa de muchas cosas en mi vida…pero estoy orgullosa de ser tu madre. — Violette deposito un dulce beso sobre la frente de la pequeña, apaciguando las penas de la niña con una sonrisa y la calidez que solo los brazos de una madre pueden proveer. — Lamento no haberte hablado de Edmond antes, pero el fue un error en mi vida, pero eso no quiere decir que el error hayas sido tú, tu mi amada Katy, eres lo único que me es realmente valioso e importante en la vida, perdóname por no ser sincera sobre tu padre, perdóname por todo —

Violette se quedo con Katherine charlando de todo un poco hasta que su hija se quedo dormida. Al abandonar la habitación, Violette se encamino hasta la sala, tomando una botella de vino y bebiendo una copa de este. No era fanática del alcohol, pero unos cuantos sorbos la ayudarían a tranquilizarse.

El celular comenzó a sonar, activando la alarma de mensaje. Frustrada, reviso el contenido de este, llevándose una gran sorpresa al contemplar el remitente.

“Violette…soy Edmond.

Lamento mi comportamiento, la noticia me tomo desprevenido. Tanto tú como Katherine merecen una disculpa. Estoy dispuesto a realizarme una prueba de ADN en caso que tú lo permitas. Por favor, hazme saber tu respuesta.”

Violette escribía una y otra vez la posible respuesta al mensaje, ¿Cuáles eran las palabras adecuadas para emitir su pensar?, rápidamente sus dedos se dejaron llevar y con una simple frase comenzó lo que se convertiría en algo completamente distinto.

“Edmond si tu estas dispuesto, yo también.”

Cuando Edmond leyó aquella respuesta, una leve sonrisa se curvo en sus labios. Realizaría esa prueba de ADN, y si resultaba ser el padre de Katherine, entonces se volvería una sombra protectora en la vida de ambas, estaba dispuesto a asumir su responsabilidad, así como tambien deseaba recobrar al que fue el gran amor de su vida, Violette no podría sospecharlo, pero Edmond estaba dispuesto a recuperarla a toda costa, y si ambos tenían ya una hija, entonces, ¿Por qué no ser una familia? Quizás le costaría trabajo convencer a la mujer que una vez simplemente lo uso y desecho, pero estaba dispuesto a llegar a las ultimas consecuencias con tal de lograrlo. Violette no escaparia esta vez como huyo aquella noche en que ambos hicieron el amor. 

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