El fin de semestre había llegado y con el arribaron las responsabilidades. Proyectos, exposiciones y exámenes finales era todo lo que tenían en mente la mayoría de los estudiantes. Para compensar el esfuerzo y celebrar el grandioso cierre para algunos, Meyer Bastian se lanzó como anfitrión para lo que denominaba “la mejor fiesta del siglo”, ofreciendo humildemente su ostentosa morada para llevar a cabo todos sus planes, la que estaría disponible por el motivo de una oportuna salida de negocios por parte de sus padres.En un mar de excusas y divagaciones, Violette trataba de encontrar un subterfugio creíble para asistir al convite final. Imaginaba que sus padres se negarían, según lo acordado, al finalizar las clases regresaría a casa, sobre todo cuando su viaje de intercambio a Inglaterra estaba cerca. La exuberante rubia que tenía como mejor amiga fue su salvación, ella logro convencer a su madre para permitirle a la peli-negra pasar la noche en su apartamento. Según Lena, las dos ha
—Fuiste valiente hace un mes al presentarte como modelo en la clase de dibujo. — Los parpados de Violette se alzaron, revelando la belleza de sus ojos esmeralda, no esperaba que Edmond recordara su primer encuentro pero evidentemente está ahí, latente y persistente.—Solamente sustituí a mi amiga, Lena, debes conocerla. ——No fue una mala elección. — Mascullo Edmond. Violette sintió hervir su sangre y como esta se dirigía hasta sus mejillas, podría apostar que su rostro emulaba el mismo color de un tomate. —Al terminar la cena y la segunda copa de vino, abandonaron el establecimiento. Edmond se ofreció caballerosamente a encaminarla hasta su apartamento. Durante el trayecto entablaron una profunda conversación, de esas que están destinadas a permanecer por siempre en sus recuerdos.Hablaron sobre sus sueños, metas y ambiciones, sobre miedos, traumas y triunfos. El trayecto fue corto, lo suficiente para dejar pasar el tiempo.—Bien, aquí es. — El hombre avizoró el complejo habitaciona
—Hija…debo decirte que cuando quede embarazada…tu padre y yo no manteníamos una relación, ni siquiera éramos novios o algo parecido. Tus abuelos respetaron a duras penas mi decisión por no divulgar la identidad de Edmond, hasta hoy en día, ellos tampoco lo conocen. No son cómplices. — Resignada, contó la verdad a su hija. Años atrás podría haber estado satisfecha con lo sucedido con Edmond, pero las cosas cambiaron y ahora, una pequeña niña demandaba respuestas. Sin más recovecos, Violette decidió hablarle sinceramente.—Oh ya veo…es por eso que tú y papá…— Katherine podía conocer a su padre, pero muy en el fondo sentía un enorme vacío al no verlos juntos. Su ideal de familia perfecta comenzaba a desaparecer poco a poco.—Yo tuve que mudarme a Inglaterra por seis meses, ahí fue cuando me enteré sobre el embarazo. Nunca traté de contactar a tu padre, el no había hecho nada malo y no creía necesario involucrarlo…por eso, lo mantuve oculto durante todo este tiempo. — Violette trató de ac
¿Cómo va el trabajo?— Pregunto su madre. Violette estaba agradecida por tocar un tema coherente o al menos, tranquilo. Realmente deseaba evitar las constantes discusiones con Sasha.—Bastante bien. He realizado algunas cirugías que me permitirán terminar de pagar el coche y la colegiatura de Katherine. Estoy pensando seriamente en tomarme unas vacaciones, debo pasar más tiempo con ella. — Trastabilló los dedos en el vaso de cristal, bebiendo un largo sorbo para refrescarse la garganta.—No te estaría sucediendo esto si estuvieras con el padre de Katherine. — Un comentario mal intencionado encendió una chispa en Violette. ——Mamá, ya te lo dije, no necesito de un hombre para salir adelante. Además, hace años que no se nada sobre él. — Mentía. Omitía el fantástico relato del reencuentro. Si tan solo Sasha supiera que se trataba de un galante y exitoso arquitecto. No se lo diría, al menos no por ahora. Sosegaría las ideas y dejaría que las cosas se establecieran.¿Y qué me dices de Eugen
—No pareces contenta, imagine que encontrar a tu padre te alegraría. — Carlo se acercó a ella, realizando un gesto con la mano para pedirle que lo acompañara, los se dirigieron al jardín, alejados del barullo de la gente. Aun no estaban hechos para esa clase de reuniones, por suerte, cuando la familia Da Silva decidía dar una fiesta, Carlo nunca faltaba, se tenían el uno al otro para pasar un buen rato. ——No es eso, es solo que…— Sus irises negros se postraron un momento sobre la faz del rubio, reteniendo las palabras y sonriendo ínfimamente decidió darse por vencida. — Olvídalo. — Sentencio cabizbaja. ——Anda, dilo. — Más que una orden, sonó como una súplica. Carlo y Katherine eran buenos amigos desde la infancia, compartían un lazo como el de sus padres, con la minúscula diferencia que el rubio tenía a su padre presente, al menos la mayor parte del tiempo. ——Es una tontería, vas a reírte. — Sus dedos llevaron un mechón de cabello detrás de su oreja. Aquella noche el cielo estaba a
Después de un largo día no había nada mejor que llegar a casa. Tanto Violette como Katherine estaban exhaustas de tanto drama. La última semana estuvo llena de sorpresas para las dos, el cansancio no era físico sino una especie de extenuación sentimental, había mucho por procesar y poco tiempo para hacerlo.Violette se tumbó sobre el sillón y minutos después, Katherine postro la cabeza en el regazo de su madre mientras ella se disponía a acariciar los sedosos mechones azabaches, disfrutando de la completa afonía.—Katherine. — Habló Violette, atrayendo la mirada cansada de la aludida hasta su faz. — ¿Qué opinas sobre Eugene?— El cuestionamiento fue una sorpresa para la niña, Violette nunca había preguntado algo de tal magnitud, mucho menos a ella. ——Me parece un buen hombre. — Dijo insegura. — ¿Por qué lo preguntas?——Tu opinión es importante para mí. ——Ah…ya veo. — Katherine se quedó pensativa unos cuantos segundos. No era que odiara a Eugene o algo por el estilo, existía un cariño
Los intercambios estaban de moda entre el sector estudiantil. Bastian y Edmond se sumaban al selecto grupo de jóvenes dispuestos a crecer en el extranjero. Según decían los expertos, esto ayudaba a los chicos a adquirir cierta relevancia en el mercado laboral, ayudándolos a establecerse en una empresa donde llevaran a cabo prácticas relacionadas con la carrera predilecta.La familia Lemaire y Meyer-Montaner, poseían fuertes relaciones en el extranjero, optando por enviar a sus hijos a Suiza. Magnus Lemaire se encargó de instalarnos en una famosa constructora ubicada en Zúrich, ahí ambos jóvenes permanecerían como practicantes por un lapso de seis meses y gozarían de un sueldo afable.Inmediatamente Edmond y Bastián emprendieron un viaje a lo desconocido, las cosas que sabían sobre Suiza eran escasas la información que tenían era gracias a un folleto de turismo. Debían aprender el idioma, permanecerían ahí un año, Suiza se convertiría en su nuevo hogar.Así pasaron los meses, entre cla
¿Qué fue eso?— Preguntó Bastian anonadado, mirando a la chica con poca discreción. Notando que ella posaba sus ojos grises sobre el hombre, quien la ignoraba olímpicamente. — Vamos viejo, es hermosa, acércate. ——No. — Bisbeo, pidiendo la segunda bebida de la noche. —¡¿Por qué no?!— Exclamó exaltado, manteniendo un tono de voz discreto para llamar la atención de los otros comensales. ——No estoy interesado en ella. — Edmond podía ser demasiado directo en ocasiones. No era un chico que pasara la noche con diferente mujer, en realidad, se encontraba indispuesto. ——Vaya, sí que eres duro. — Bastian regresó el cuerpo a la barra, terminando la parte más amarga de la cerveza. — No te vendría mal un poco de compañía femenina. ——No la necesito y no insistas. — Un largo y ruidoso suspiro escapó de su pecho, delatándolo con el rubio. No tenía más remedio que confesar sus pecados para recibir la debida expiación. — Estoy interesado en otra chica. — Los ojos de Bastian se iluminaron al escucha