Iris
—suspiro— ¡Otra vez lunes!
Mis párpados se quieren abrir, hay algo que sigue molestándome; pese a esforzarme por seguir durmiendo, mis ojos no dejan de picarme; trato de ver qué es, al abrirlos puedo ver que era un pequeño rayo de luz que me apunta directo desde la ventana.
Por más que haya apagado la alarma antes de acostarme, la misma naturaleza me obliga a despertar.
Cada Domingo por la noche me arrebato y me digo a mi misma "¡Basta! ¡A partir de mañana haré lo que yo quiera!", pero de alguna manera u otra, termino atrapada nuevamente en la monotonía de mi vida.
Otra vez lunes, es el día en que empieza la semana y junto con ella también la Universidad; hoy como siempre debo de asistir a clases, me guste o no, no tengo otra opción. Empujada por la memoria muscular de mi propio cuerpo, me levanto y voy directo al baño, sin si quiera terminar de despegar mis párpados.
Y ahí estoy yo, veo mi reflejo en el espejo mientras me cepillo los dientes.
Ajusto mi camisón marcando mi silueta y me miro de arriba abajo
—¡En verdad te ves bien Iris! —me digo mirándome al espejo, aún con el cepillo en mi boca, girando mi cuerpo de diferentes maneras para poder ver mejor mis laterales— Aún con esas ropas viejas… —suelto la tela y luego continúo cepillándome; si no me animo yo misma, nadie más lo hará por mi.
Detrás de mi imagen puedo ver a Roy ingresando adormecido, el precioso bebé de mi Tía Mirta. Como siempre, entró sin tocar la puerta, cubierto solo por un bóxer a líneas rojas y azules, parece que aún no ha notado mi presencia. Llevamos tantos años conviviendo, que ni me gasto en decirle nada; solo espero pacientemente a que termine de orinar, evitando emitir cualquier sonido que lo alerte, incluso mi corazón deja de funcionar por esos segundos.
Después de que mi primo se va, por fin puedo volver a respirar y sentirme cómoda.
Tras escupir la pasta de dientes, me meto a la ducha rápido antes de que Roy termine de desayunar.
—Uffff —respiro profundamente— Logré terminar de vestirme y él aún sigue abajo. Puede que hoy sea un buen día...
—¡¡¡Iris!!! ¡Te buscan! —grita mi tía desde la entrada de la calle.
En cuanto escucho su voz, automáticamente tapo mis oídos, sus gritos siempre lastiman mis tímpanos.
Me acerco a la ventana para ver quién es, al levantar la cortina puedo verla
—inhalo y exhalo profundamente— Retiro lo dicho… —digo para mi misma al reconocer a esa visita indeseada; luego me apuro en bajar, antes de que mi tía vuelva a gritar con esa estridente voz que se carga.
Al llegar a la sala, paso sigilosamente por detrás de Roy que aún está sentado desayunando.
Una vez llego a ellas, le sonrío a Mirta para darle los buenos días, a lo cual ella solo me imita y vuelve a entrar a la velocidad de la luz; como si cualquier tiempo de más al lado de esta mujer la fuera a contaminar.
—¿Qué sucede Shannon? —le digo a mi "amada" prima.
—¡Iris! —dice mientras trata de mirar por la puerta abierta.
—No pierdas el tiempo Shannon, Roy esta en la cocina y no podrás verlo desde aquí. —me mira indignada.
—¡¡No estoy tratando de ver a tu sexy primito cielo!! —exclama con esa voz de niñita consentida que tiene, mientras trata de hacerme unos pucheritos que me dan náuseas.
En verdad es la mujer más insoportable que he conocido a lo largo de mis diecinueve años; si no fuera por que básicamente es el único ser humano con el que comparto algún lazo de sangre, hace tiempo que me hubiera desecho de ella.
—se cruza de brazos y da golpecitos con su pie izquierdo, mientras se palmea la mandíbula con uno de sus dedos— Mmm... ¿Qué te iba a decir? Hmm... —continúa, jugando con su cabello lastimado; por el agua oxigenada que se tira cada que las raíces se asoman ("es mi color natural", me dijo la primera vez que la vi después de años).
—No lo sé Shannon, si no lo sabes tu... —le digo apretando dientes, con una forzada sonrisa.
—¡Ahhhhh! ¡Me acordé! Mmm... ¿Hoy puedes cubrir mi turno en la biblioteca? —me pregunta acurrucándose, como si para verme a los ojos se viera obligada a agacharse.
¡Mido uno sesenta y tres! Son solo DOS centímetros menos que ella ¡pero no! ¡Soy demasiado baja! Debe doblarse toda para que podamos estar a la misma altura.
—No, lo siento —le respondo mientras la arremedo.
Por lo general le diría que si a todo, con tal de que se vaya o me deje en paz, pero lamentablemente en esto no le puedo seguir el juego. Ella tiene el peor turno en la biblioteca, siempre esta lleno de vampiros y hombres lobo; pedirme que conviva con ellos es como dispararme en el pie.
—¡¿Segura cariño?! —me pregunta encimándose.
—¿Que quieres decir? —apoyo mi índice en su frente y la empujo alejándola de mi.
—¿Piensas que no se que hoy no tienes materias por cursar? —quedándose en silencio me sonríe e inclina su cuerpo a mi izquierda, mirando hacia la puerta entreabierta, luego vuelve hacia mi y continúa— ¿¡Me pregunto que diría tu bella familia si se enteran de que vas a ese agujero incluso en tus días libres!? —a medida que suelta su amenaza, va subiendo el tono de su voz.
—¡¿Estas loca?! —le digo entre dientes a la vez que me apresuro en taparle la boca, mis ojos están a punto de salirse de mis cavidades oculares.
—se endereza y quita mis manos— No mi cielo, solo te estoy pidiendo que me cubras esta noche. Pero por tu reacción, creo que mejor podríamos cambiar de turnos ¿o tu que piensas?
Listo, me atrapó y lo sabe… ¿qué más puedo hacer?
Si no le sigo la corriente, le dirá a Mirta y Roy que voy a la universidad incluso cuando es innecesario; si se enteran de que paso más tiempo del que debería en ese lugar que tanto odian, seguramente me prohibirán volver. Ir a estudiar me da igual, pero si ya no puedo ir allí, no tendré excusa o lugar a dónde pueda escapar.
¡¡Definitivamente no puedo estar veinticuatro siete en esta casa!!
Mi cabeza es un lío, toda clase de pensamientos cruzó por mi mente antes de reaccionar a su propuesta.
—¡¿Y mi cielo?! ¿Qué dices? —me apura Shannon.
—De acuerdo... —otra vez fui traicionada por el modo automático de mi cuerpo.
Ni siquiera terminé de analizar las posibilidades en mi mente, que ya mi boca se movió sola.
Después de conseguir lo que buscaba, Shannon se va sin más, solo dijo "ok" y se fue con una sonrisa de oreja a oreja.
¿Y ahora? ¿Como se lo digo a estos dos?
Respiro hondo y sacudo toda la mala energía que me dejó Shannon. Como si no hubiera pasado nada, entro tranquilamente y me uno al desayuno.
—¿Y?¿Qué quería esa niña? —pregunta mi tía malhumorada, y luego deja caer frente a mi un plato con huevos a medio coser.
Mirta en verdad odia a mi prima; en parte es mi culpa, pero bueno, que más da.
—Nada tía, parece que hubo un error en el registro de la biblioteca —le digo haciéndome la tonta, y disimulando me voy a servir un poco de leche.
—¿Eso qué significa? —replica Roy, mirándome directamente a los ojos.
Mi corazón volvió a pararse, incluso mis pulmones no podían seguir trabajando, me congelé por completo.
—¿Iris? —dice mi tía, sacándome del trance.
—Al parecer tendré que ir en otro horario... —sigo con la mentira mientras tomo mi asiento nuevamente.
—¿Qué horario te tocó cariño? —Mirta sigue con el interrogatorio, un poco distraída porque le está preparando unos emparedados a su bebé.
—Lunes y miércoles por la noche, y... los fines de semana tendré que quedarme a dormir allí.
—¡¡¿QUÉ?!! —pregunta Mirta dejando caer la fiambrera.
Roy no dijo nada, pero bajo la mesa apoyó su mano sobre mi muslo y lo apretó, aplicando lentamente más fuerza a medida que sigo sin responder.
Lo sabía, definitivamente tendré problemas.
IrisMe tomó un buen rato poder explicarme y evitar que me saquen de la universidad, pero finalmente los convencí.A veces me asusta lo buena que soy para mentir, tengo una facilidad en la labia ¡in-cre-i-ble!En realidad más que ser ágil mintiendo, lo que más me ayudó fue que ninguno de los dos iría jamás a comprobar los hechos.Hace muchos años, el marido de Mirta se escapó con una "vampira seductora", así sin más, sin ni siquiera despedirse. Solo les dejó una nota diciendo "Me voy con tal, no me busquen", suena increíble, pero es cierto.Al recordar a mi buen tío, creo que yo también lo hubiera hecho en su lugar; claro, no de esa manera, pero definitivamente la hubiera dejado.En este cuento solo puedo sentir pena por la versión aniñada de Roy. Por años mi tía le llenó la cabeza con cosas poco honestas sobre los seres sobrenaturales en general.La ausencia de su marido realmente la destrozó, dejándola un poco más especial de la mente; aunque si no se mencionan vampiros u hombres lo
IrisMi nombre es Iris Jones, tengo diecinueve años y nací un veinte de febrero, así que mi signo zodiacal es Pisis.Según uno de los artículos que leí hace tiempo:"Fluyo en aguas corrientosas, voy a contracorriente; soy una soñadora e idealista, tan emocional que no puedo decidir en que corriente quiero nadar. Soy contradictoria por naturaleza y por eso tiendo a no confiar en mi propia intuición"Qué tanto de esas palabras son ciertas, no lo sé. Por momentos siento que me describe a la perfección, pero por otros, creo que son puras patrañas.En realidad no me importan mucho esas cosas, pero por aquí no hay muchas opciones para entretenerse uno mismo; debido a esto, en mis momentos de ocio, tiendo a leer muchas revistas del mundo exterior.Desde los ocho años vivo con mi tía y mi primo, pero pese a que los llamo así, no compartimos ningún tipo de parentesco real.Mirta y mi madre se criaron juntas desde niñas, eran hermanastras. Mi abuelo y la abuela de Roy se casaron poco después de
IrisTengo recuerdos borrosos de lo que en verdad pasó aquella noche, y aún no es momento de hundirme en esos detalles; simplemente diremos que dormí con Roy.Mirta acababa de llegar y subió directo a despertarlo para ir a trabajar. Y en eso, "nos descubrió".Al vernos desnudos y abrazados en la cama de su precioso bebé, enloqueció por completo. Toda santa como es ella, quería casarnos a toda prisa, antes de que cometiéramos otro pecado; al fin y al cabo, "también era el deseo de mis papitos bellos".Cuando quiso registrar nuestro matrimonio, no se lo permitieron, "Gracias Señor" dije dentro mío. A lo que ella, sin terminar de darse por vencida, solo dijo que lo haríamos en cuánto cumpliese dieciocho.El plazo me dejó menos de dos años disponibles, tenía que planificarlo a la perfección, debía lograr que Roy se enamorara de otra mujer; al menos lo suficiente como para ir en contra de su loca madre.Entonces es cuando aparece Shannon…Comencé a escribirle a mi envidiosa prima, para dec
IrisFinalmente logré retrasar la boda, con la excusa de estudiar. En un principio traté de tomármelo con calma, pero cada vez que mi tía me veía ociosa en casa, sacaba a relucir lo innecesario que era para mi, esforzarme y salir todos los días, pasando frío y calor, cuando podría disfrutar de la comodidad de un hogar y un marido que me mantuviera.Sí. Roy trabaja y gana muy bien, tiene la capacidad de darle a su futura esposa una acomodada y lujosa vida pacífica.Pero… ¿Sólo por eso debería rendirme? ¿”Por una adecuada vida estable”?Además, esa misma empresa, que le hace el cheque cada mes, me pertenece; si Roy está ganando bien, entonces yo debería estar ganando mucho mejor.Sin importar que Mirta comparta el apellido de mi madre, la única descendiente legal y sanguínea de la familia Walking soy yo, y por ende toda su fortuna también es mía; al igual que la flota de embarcaciones Jones de la que tanto trata de apropiarse.Dejando de lado el hecho de que tengo un derecho de nacimien
IrisDesde ese momento “romántico” que pasaron juntos, Shannon quedó perdidamente obsesionada con mi primo. Constantemente buscaba y sigue buscando, toda clase de excusas para estar cerca de el.Resulta que los lunes por la noche, los descendientes masculinos de las viejas familias tradicionales de cazadores, se reúnen en el bosque donde residía el anciano líder de la secta. Con invitación abierta para todo humano que deseara asistir.Esos encuentros no tienen nada de especial, lo único que hacen, aparte de beber, es llenarles sus huecas cabecitas con toda clase de historias viejas, y poco realistas para nuestra actualidad, sobre lo terrible que son los vampiros y licántropos en el resto del mundo, y lo terroríficos que serían aquí, si no fuera por sus pactos con la anciana fundadora.Desde hace unos meses Roy empezó a ir a estas fogatas, y por ende, Shannon también asiste y sin faltar; por eso el horario que le quedó la molestaba.Todos los lunes faltaba al trabajo, lo cual hizo que
Eloy—¡Eloy hijo, ven a desayunar! —gritó mi madre desde la ventana de su cocina.—¡Por Dios Santo! —exclamé enojado.Aquel día como lo hace habitualmente, mi madre preparó nuestros desayunos temprano por la mañana. Pero como siempre lo hacía, ignoré a sus llamados y me volví a dormir.¿Por qué esa necesidad de despertarnos tan temprano?¡Nuestros ancestros jamás salieron de sus hogares cuando el sol gobernaba!—¡Déjenme dormir! —les grité para que no siguieran tratando de despertarme, a la vez que me acurrucaba en mi mullida cama.De la nada, la luz del amanecer apuntaba directo sobre mis ojos.A diferencia de las anteriores veces, esa vez mi padre en persona salió a abrir las puertas del sótano.—¡Despierta de una vez vago! —exclamó antes de irse, dejando las puertas extendidas sobre el suelo.—¡Por favor! ¿Qué es lo que le pasa a esta gente? —dije por lo bajo antes de levantarme.Salí así como estaba, con mi ropa de cama y sin asearme. Sentándome en mi lugar de la mesa, saludé a mi
EloyAl llegar a esa vieja puerta, que se parece a la del cuarto de limpieza, la empuja para adentro y, recostada sobre ella con su mano en la perilla, me invita a pasar. Dejando libre poco menos de la mitad de una entrada de ochenta centímetros, sonriendo me apura a cruzar el umbral, y me advierte que no debería dejar que me atrapen allí.Inhalo profundo y meto panza antes de pasar; soy delgado, pero me esforcé por serlo aún más. No quería expulsar sus enormes pechos por su destapado escote.Me quedo a un lado de la puerta, dejándole todo el camino libre. Al verme casi escondido suelta una suave carcajada, y luego entra meneando todo su cuerpo.Estira el brazo sensualmente sin quitarme la mirada de en cima, y luego tira de una cadena que cuelga de una antigua lámpara de hierro. La tenue luz que enciende, ilumina todo el pasillo en el que estamos, y la cara de dos muebles enfrentados cargados de viejos libros.Ambos estantes están llenos de polvo acumulado, al igual que los textos de
IrisEl salón y las estanterías parecen infinitas, pero después de un buen caminar, finalmente llego a la única puerta que está en esta dirección; la cual por cierto me señaló la supervisora.A primera vista parece ser de una madera muy vieja, como si estuviera casi podrida, da la sensación de que se romperá solo con girar la perilla; pero no es necesario forzarla, al acercarme un poco más puedo ver que está entre abierta.Entro despacio y con cautela, las luces están prendidas, parece que hay alguien en el interior; inclino mi cuerpo ligeramente para ver desde la entrada si es así o no. Al caminar un poco más puedo ver que hay un hombre sobre un puff, durmiendo con un enorme libro en su regazo, bajo una luz amarilla que titila.—¡Oh! —me tapo rápido la boca para no despertarlo; me sorprende ver que se trata de él.El año pasado, unas semanas antes de que terminara el segundo semestre, lo vi pasar por los pasillos de mi aula en más de una ocasión. Al verlo a través de la ventana junto