Bienvenidos a Ínsula, Iris Jones (Obsesión)
Bienvenidos a Ínsula, Iris Jones (Obsesión)
Por: Perla Arcoiris
Capítulo 1: Shannon

Iris

—suspiro— ¡Otra vez lunes!

Mis párpados se quieren abrir, hay algo que sigue molestándome; pese a esforzarme por seguir durmiendo, mis ojos no dejan de picarme; trato de ver qué es, al abrirlos puedo ver que era un pequeño rayo de luz que me apunta directo desde la ventana.

Por más que haya apagado la alarma antes de acostarme, la misma naturaleza me obliga a despertar.

Cada Domingo por la noche me arrebato y me digo a mi misma "¡Basta! ¡A partir de mañana haré lo que yo quiera!", pero de alguna manera u otra, termino atrapada nuevamente en la monotonía de mi vida.

Otra vez lunes, es el día en que empieza la semana y junto con ella también la Universidad; hoy como siempre debo de asistir a clases, me guste o no, no tengo otra opción. Empujada por la memoria muscular de mi propio cuerpo, me levanto y voy directo al baño, sin si quiera terminar de despegar mis párpados.

Y ahí estoy yo, veo mi reflejo en el espejo mientras me cepillo los dientes.

Ajusto mi camisón marcando mi silueta y me miro de arriba abajo

—¡En verdad te ves bien Iris! —me digo mirándome al espejo, aún con el cepillo en mi boca, girando mi cuerpo de diferentes maneras para poder ver mejor mis laterales— Aún con esas ropas viejas… —suelto la tela y luego continúo cepillándome; si no me animo yo misma, nadie más lo hará por mi.

Detrás de mi imagen puedo ver a Roy ingresando adormecido, el precioso bebé de mi Tía Mirta. Como siempre, entró sin tocar la puerta, cubierto solo por un bóxer a líneas rojas y azules, parece que aún no ha notado mi presencia. Llevamos tantos años conviviendo, que ni me gasto en decirle nada; solo espero pacientemente a que termine de orinar, evitando emitir cualquier sonido que lo alerte, incluso mi corazón deja de funcionar por esos segundos.

Después de que mi primo se va, por fin puedo volver a respirar y sentirme cómoda.

Tras escupir la pasta de dientes, me meto a la ducha rápido antes de que Roy termine de desayunar.

—Uffff —respiro profundamente— Logré terminar de vestirme y él aún sigue abajo. Puede que hoy sea un buen día...

—¡¡¡Iris!!! ¡Te buscan! —grita mi tía desde la entrada de la calle.

En cuanto escucho su voz, automáticamente tapo mis oídos, sus gritos siempre lastiman mis tímpanos.

Me acerco a la ventana para ver quién es, al levantar la cortina puedo verla

—inhalo y exhalo profundamente— Retiro lo dicho… —digo para mi misma al reconocer a esa visita indeseada; luego me apuro en bajar, antes de que mi tía vuelva a gritar con esa estridente voz que se carga.

Al llegar a la sala, paso sigilosamente por detrás de Roy que aún está sentado desayunando.

Una vez llego a ellas, le sonrío a Mirta para darle los buenos días, a lo cual ella solo me imita y vuelve a entrar a la velocidad de la luz; como si cualquier tiempo de más al lado de esta mujer la fuera a contaminar.

—¿Qué sucede Shannon? —le digo a mi "amada" prima.

—¡Iris! —dice mientras trata de mirar por la puerta abierta.

—No pierdas el tiempo Shannon, Roy esta en la cocina y no podrás verlo desde aquí. —me mira indignada.

—¡¡No estoy tratando de ver a tu sexy primito cielo!! —exclama con esa voz de niñita consentida que tiene, mientras trata de hacerme unos pucheritos que me dan náuseas.

En verdad es la mujer más insoportable que he conocido a lo largo de mis diecinueve años; si no fuera por que básicamente es el único ser humano con el que comparto algún lazo de sangre, hace tiempo que me hubiera desecho de ella.

—se cruza de brazos y da golpecitos con su pie izquierdo, mientras se palmea la mandíbula con uno de sus dedos— Mmm... ¿Qué te iba a decir? Hmm... —continúa, jugando con su cabello lastimado; por el agua oxigenada que se tira cada que las raíces se asoman ("es mi color natural", me dijo la primera vez que la vi después de años).

—No lo sé Shannon, si no lo sabes tu... —le digo apretando dientes, con una forzada sonrisa.

—¡Ahhhhh! ¡Me acordé! Mmm... ¿Hoy puedes cubrir mi turno en la biblioteca? —me pregunta acurrucándose, como si para verme a los ojos se viera obligada a agacharse.

¡Mido uno sesenta y tres! Son solo DOS centímetros menos que ella ¡pero no! ¡Soy demasiado baja! Debe doblarse toda para que podamos estar a la misma altura.

—No, lo siento —le respondo mientras la arremedo.

Por lo general le diría que si a todo, con tal de que se vaya o me deje en paz, pero lamentablemente en esto no le puedo seguir el juego. Ella tiene el peor turno en la biblioteca, siempre esta lleno de vampiros y hombres lobo; pedirme que conviva con ellos es como dispararme en el pie.

—¡¿Segura cariño?! —me pregunta encimándose.

—¿Que quieres decir? —apoyo mi índice en su frente y la empujo alejándola de mi.

—¿Piensas que no se que hoy no tienes materias por cursar? —quedándose en silencio me sonríe e inclina su cuerpo a mi izquierda, mirando hacia la puerta entreabierta, luego vuelve hacia mi y continúa— ¿¡Me pregunto que diría tu bella familia si se enteran de que vas a ese agujero incluso en tus días libres!? —a medida que suelta su amenaza, va subiendo el tono de su voz.

—¡¿Estas loca?! —le digo entre dientes a la vez que me apresuro en taparle la boca, mis ojos están a punto de salirse de mis cavidades oculares.

—se endereza y quita mis manos— No mi cielo, solo te estoy pidiendo que me cubras esta noche. Pero por tu reacción, creo que mejor podríamos cambiar de turnos ¿o tu que piensas?

Listo, me atrapó y lo sabe… ¿qué más puedo hacer?

Si no le sigo la corriente, le dirá a Mirta y Roy que voy a la universidad incluso cuando es innecesario; si se enteran de que paso más tiempo del que debería en ese lugar que tanto odian, seguramente me prohibirán volver. Ir a estudiar me da igual, pero si ya no puedo ir allí, no tendré excusa o lugar a dónde pueda escapar.

¡¡Definitivamente no puedo estar veinticuatro siete en esta casa!!

Mi cabeza es un lío, toda clase de pensamientos cruzó por mi mente antes de reaccionar a su propuesta.

—¡¿Y mi cielo?! ¿Qué dices? —me apura Shannon.

—De acuerdo... —otra vez fui traicionada por el modo automático de mi cuerpo.

Ni siquiera terminé de analizar las posibilidades en mi mente, que ya mi boca se movió sola.

Después de conseguir lo que buscaba, Shannon se va sin más, solo dijo "ok" y se fue con una sonrisa de oreja a oreja.

¿Y ahora? ¿Como se lo digo a estos dos?

Respiro hondo y sacudo toda la mala energía que me dejó Shannon. Como si no hubiera pasado nada, entro tranquilamente y me uno al desayuno.

—¿Y?¿Qué quería esa niña? —pregunta mi tía malhumorada, y luego deja caer frente a mi un plato con huevos a medio coser.

Mirta en verdad odia a mi prima; en parte es mi culpa, pero bueno, que más da.

—Nada tía, parece que hubo un error en el registro de la biblioteca —le digo haciéndome la tonta, y disimulando me voy a servir un poco de leche.

—¿Eso qué significa? —replica Roy, mirándome directamente a los ojos.

Mi corazón volvió a pararse, incluso mis pulmones no podían seguir trabajando, me congelé por completo.

—¿Iris? —dice mi tía, sacándome del trance.

—Al parecer tendré que ir en otro horario... —sigo con la mentira mientras tomo mi asiento nuevamente.

—¿Qué horario te tocó cariño? —Mirta sigue con el interrogatorio, un poco distraída porque le está preparando unos emparedados a su bebé.

—Lunes y miércoles por la noche, y... los fines de semana tendré que quedarme a dormir allí.

—¡¡¿QUÉ?!! —pregunta Mirta dejando caer la fiambrera.

Roy no dijo nada, pero bajo la mesa apoyó su mano sobre mi muslo y lo apretó, aplicando lentamente más fuerza a medida que sigo sin responder.

Lo sabía, definitivamente tendré problemas.

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