Alma La situación entre los Valencia y los Santodomingo nos sacudió bastante a todos, pero al día siguiente de lo ocurrido, Juan Carlos citó a Pedro en el despacho de la iglesia, según él, dijo que prefería un “territorio neutral” donde poder hablar a solas siendo Christian el único testigo, al final y tras una acalorada conversación, Juanca le informó a Pedro que se casaría con Lucía cuando estuviera en mejores condiciones y le daría su apellido al bebé, aun cuando él obviamente renegó por el tema de consanguinidad, sin embargo, le dejó muy en claro que para ellos no existía eso, que tampoco debían pagar por los errores o silencios de sus padres y que si Pedro quería podía seguir viendo a su hija sin problema, ya que esta se iría a vivir con él en cuanto le dieran de alta ya que no se fiaba de Mariela. Increíblemente, Pedro accedió con la condición de mantenerlo al tanto de la salud de su hija y en lo que ella mejoraba, le harían creer a Mariela que Lucía estaría en la capital unos
Todo comenzó hace más de treinta años cuando Rogelio, Francisca, Claudio y Sarah estaban en la flor de su juventud, el amor se veía en el aire al igual que la amistad, pero también lo hicieron la envidia y los celos. Desde la niñez, Rogelio, Claudio y Sarah fueron inseparables, iban juntos a todas partes, comían en casa de cada uno y sus respectivos padres estaban felices con la amistad de ellos, en lo que recuerdo, nunca tuvieron problemas realmente graves, solo discusiones menores por tonterías de jóvenes que resolvían en máximo dos días, pero como todo niño, el tiempo los alcanzó convirtiéndolos en adultos conocedores del romance y fue cuando vinieron los problemas. En síntesis, ambos amigos se enamoraron de la misma mujer, Sarah, quien siempre fue una joven transparente con sus sentimientos, devota a la iglesia, su familia y estudios, gustaba de ayudar a otros y sus amigos lo eran todo para ella, pero ambos hombres se le declararon comenzando eventualmente las dudas que desmoron
Alma Anoche no pude continuar, fue demasiado por digerir solo con lo ocurrido entre los Valencia y mi familia, demasiadas confesiones, demasiados secretos y ahora saber que Raúl es hijo de Rogelio y Lucía es hija de Ovidio… Dios, ¿en qué pensaba mi madre al hacer lo que hizo? ¿Acaso esa mujer nunca tuvo un corazón? ¿Acaso Mariela nunca pensó en el daño que podía provocar después a su propia familia? Ahora siento tanta lástima por Lucía porque sé cuánto ama a su padre y enterarse de una noticia tan fuerte la destrozaría por completo. Lo peor es que todavía faltaba mucho por leer y me atemorizaba continuar, pero igual seguí leyendo anoche descubriendo otras cosas de mi familia que terminaron por dejarme fría, después me acosté intentando conciliar el sueño y desperté temprano por una llamada de Christian quien quería saber cómo iba todo, debí mentirle, pero también el escucharlo me dio la fuerza para continuar en esta odisea que había plasmado el padre Ocampo en tantas páginas. (…)
Algo que siempre he tenido en mente es que, así como Dios da también quita y este fue el caso de Valdés. Cuando Ovidio aseguró el cuerpo de Luis Ángel tres metros bajo tierra, supo que era momento de hacer lo mismo con Valdés y tenía a los hombres indicados para esta horrible labor, es por eso que junto a ellos fueron a la hacienda de él produciendo primero un incendio que lo despertó y en su desesperación por salir, se arrojó por una ventana quedando con heridas menores, pero lo que él no sabía era que cuatro hombres lo esperaban abajo. Valdés fue amordazado y llevado muy lejos de su vivienda donde lo golpearon hasta la muerte, su cuerpo fue encontrado días después cerca de un riachuelo, todos aquellos que tuvieron algún contacto con él fueron interrogados y por obvias razones Ovidio y Claudio estaban en la lista, más, al adquirir la mitad de sus tierras. Sin embargo, la falta de pruebas hizo que dejaran de ser sospechosos y tiempo después cuando los bancos vendieron las propiedade
AlmaMis manos temblaban, mis lágrimas no dejaban de correr al conectar los puntos mientras imaginaba lo ocurrido a todos los que conocía, el dolor que han callado, al revivir mi propia historia en sus palabras…Arrojé el diario contra la pared dando un fuerte grito y caí de rodillas rendida ante tanta información, era demasiado para mí, fue demasiado para Ocampo y ahora no sabía qué hacer con este enorme peso, más que nada porque no podía permitir que Christian lo leyera sin antes hablar con él, pero tampoco podía quedarme callada, no podía guardar silencio o terminaría haciéndole compañía a Ocampo antes de tiempo.Salí lo más rápido que pude buscando un taxi, pedí desesperada que me llevaran a la hacienda mientras repasaba en mi cabeza una y otra vez cada línea marcada con la tinta negra que se diluyó alguna vez entre las lágrimas de Ocampo. Una vez llegué a mi destino pregunté al personal dónde estaban todos percatándome que los autos de mis hermanos estaban parqueados, sería compl
Horas atrás a la confrontación. Juan Carlos El trabajo estuvo bastante pesado hoy y me encontraba muy agotado al haber estado estos días en el hospital con Lucía, aunque al menos me quedé más tranquilo al saber que anoche le dieron salida y ahora se está recuperando en mi casa con total tranquilidad. —Ya era hora que cambiaras esa cara, creí que tendría que llevarte a las cantinas a soltar el despecho —dijo uno de los trabajadores al acercarse haciéndome reír. —¿Tan mal me veía? —¿¡Mal!? Parecías un muerto en vida, pero parece que ya te arreglaste con tu novia —no pude evitar avergonzarme al pensar en la odisea vivida los últimos días. —Esa risa lo confirma —palmeó fuerte mi espalda. —Fue difícil, pero no volverá a ocurrir. —¡Hombre!, con esa determinación espero que me traigas al menos la invitación a la boda. —Lo haré, pero dime primero para qué me buscabas. —¡Cierto! Los del banco por fin dieron una respuesta al patrón. Me dijiste que en cuanto llegaran los papeles te avis
Alma —Es cierto, todo es cierto… —contestó despectiva mirándonos con desprecio. —Jamás te quise, Francisco, desde que supe que vendrías al mundo al igual que tu hermana los aborrecí y todo por ser hijos de Claudio, solo eran la pieza perfecta en mi vida para sacarles más dinero igual que al inútil de su padre. —No es verdad… —murmulló Francisco a entrecortada voz. Al ser su propia madre quien le decía la verdad que se negó a creer toda la vida, estoy segura que por fin podría liberarse de tanto dolor. —¿Querían la verdad? Ahí la tienen: Siempre me pareciste un imbécil igual que Claudio, pero al menos me servías para usarte como me diera la gana, incluso te fuiste contra tu propia hermana por mí —contestó con tanto orgullo que no sé cuál de los presentes tenía más ganas de golpearla. —¿Qué… qué pasó con nosotros? ¿Cómo es posible que Raúl sea mi hijo si tú y yo…? —Tú y yo estuvimos juntos cuando te embriagaste tras pelear con Sarah, te busqué en la taberna y te llevé a tu casa do
Alma Mis hermanos y yo estábamos muy abatidos, pero a pesar de todo estuvimos unidos durante todo el trayecto hasta la casa de Raúl, me sorprendió bastante que Francisco decidiera ir atrás conmigo y en silencio dejó su mano sobre la mía temeroso de un posible rechazo, pero en vez de eso enlacé mis dedos con los suyos igual a cuando éramos niños. —Lo lamento, jamás quise decirte esas cosas ni mucho menos lastimarte. —En verdad me dolió lo que dijiste aquella vez. —Lo sé y comprenderé si prefieres odiarme o alejarme de tu vida, pero al menos quiero que sepas que te quiero y en verdad... lo lamento. —¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué llegar tan lejos si sabías toda la verdad? —Por imbécil, porque en verdad creí que conseguiría su aprobación, pero fui tan poco hombre de lastimar a mi hermana, la única que me abrazaba y me decía que me quería de verdad. Realmente se encontraba abatido, Francisco nunca fue un hombre de esconder sus sentimientos y menos conmigo, con quien compartió tanto