Christian Todos se quedaron viendo en mi dirección dejándome un poco nervioso y muy avergonzado, pero igual no lo hice notar, aunque sin duda el rostro de Alma me dio mucha tranquilidad desde que llegué al jardín en compañía de uno de los empleados que amablemente me guio hasta aquí, pero entre más la veía, más relucía esa sonrisa traviesa que ya conocía a la perfección y que definitivamente se convertía en mi advertencia de que ella saldría con algo en cualquier momento, tal y como hizo cada día de esta semana. Igual no lo negaré, pese a todas las bromas que me jugó me hacía muy feliz el tenerla a mi lado, ella mejoraba significativamente mis días y al estar con Emilio las locuras eran mayores porque él le seguía el juego en algunas, suponiendo que no cayera en otras al ser tan inocente como yo, o bueno, mucho más inocente que yo, porque hasta ahora ese niño no tenía ni idea de lo que era siquiera un beso en la boca. En ese instante el padre de Alma se acerca a mí estirando su man
Christian Abrí mis ojos a más no poder al escuchar la insistente voz de Ana, la sobrina de Alma, quien seguía tocando la puerta con fuerza preguntando si había alguien aquí. Literalmente sentí mi cuerpo temblar y un horrible frío me recorría por completo. Cuando estaba a punto a decirle algo a Alma ella coloca sus manos en mi boca silenciándome por completo. —Princesa ya deja de golpear la puerta o la vas a dañar —dice ella con dulzura, pero no puedo evitar verla atemorizado. —¿Estás con el padre Chris? Mi abuelo lo está buscando. —No, yo necesitaba entrar al baño también y él me dejó entrar a este, pero él está en otro. —¿En cuál? Yo lo buscaré —propone con entusiasmo. Le pregunté con la mirada qué haríamos ahora, pero ella levanta sus hombros sin saber qué hacer. —Mejor regresa con tu abuelo y dile lo que te dije, pero ya mismo lo busco y vamos para allá ¿De acuerdo? —¡Sí tía! —Alma baja sus manos y cuando creo que estamos nuevamente a solas estoy a punto de decirle algo, pe
AlmaDios, creo que si todavía puedo mantener la poca fe en ti es gracias a Christian, Emilio y los Valencia, ellos son mi único motivo para conservarla tanto como mi cordura ante las cosas que hace mi familia y ahora que he recibido esta noticia, solo tengo el corazón bombeándome gasolina encendida entre las llamas más descomunales jamás vistas desde hace muchos años.Después de escuchar lo que dijo mi padre y más frente a todas las familias, pero especialmente frente a Christian, sentí que mi mundo se desmoronó por completo y la ira junto al resentimiento que llevo guardando dentro de mi corazón se desprendió de la forma más impresionante de todas, realmente me convertí en un dragón en ese instante, pero en cuestión de segundos Christian presionó mi mano llamando mi atención, haciéndome ver en su reflejo algo que no sabía si era producto de mis tontos sentimientos por él o en verdad era él, pues una profunda tristeza y desilusión abundaba su mirar que poco a poco se iba opacando.Se
AlmaPude percatarme de la tensión en el cuerpo de Christian cuando empuñó sus manos al escuchar mi voz; a lo que él se gira bastante sorprendido, mas su semblante cambia prontamente dándome una inocente sonrisa tan propia de él, una que por lo general aceleraría mi corazón con júbilo, aunque ahora mismo estaba que lo hacía pasar por un maldito vía crucis con su nombre plasmado en mayúscula.—Señorita Alma, buenos días —saluda tan cordial e inocente mi bello cordero.—No sabía que tenía tanto tiempo libre como para estar paseando en el parque tomado del brazo de sus feligresas y dando este tipo de espectáculos tan comprometedores —reclamé sin un ápice de vergüenza.—¿Qué? No… no es lo que piensas —se excusa rápidamente.Era evidente que respondería muy nervioso ante su inocencia, una que todavía me encanta, pero que no pienso permitir que otra tome ventaja sobre él excepto Sarah y quizás mis sobrinas, pero solo porque ellas son unas niñas.—Un abrazo puede recibirlo fácilmente de cual
Christian La primera vez que me sentí entre el cielo y el infierno, fue a mis diecisiete años cuando tuve aquel accidente donde estuve clínicamente muerto dos minutos, ese día descubrí cuál sería mi vocación al querer convertirme en un servidor de Dios, pero la segunda vez que me sentí entre el cielo y el infierno, fue el día que los labios de Alma Montenegro tocaron los míos. Esa noche descubrí que no quería que otros labios ni otras manos tocasen mi piel, ella era un torbellino lleno de pasión, locura, calma, éxtasis, cariño, confianza y mucho más, pero asimismo, Alma también poseía algo que despertaba una extraña sensación en mí, algo oscuro, un fuego pasional que no podía apagar con nada, disminuía, sí, pero nunca pude apagar la llama que ella encendió desde la dermis hasta mi ánima como nadie más lo ha hecho en treinta años de vida, y ahora que tenía nuevamente sus labios rozando con los míos a solo un movimiento de caer en el deseo y la lujuria, no sabía qué hacer. —No lo hag
Alma Desperté sin abrir todavía mis ojos evocando todo lo ocurrido con Christian y mi corazón se estrujó en ese instante, entonces el recuerdo de sus labios acercándose a los míos me generó un cosquilleo en el estómago y más al recordar cómo giré levemente mi cara provocando que su beso, aquel que llevo ocho años deseando sentir otra vez, posase en la comisura de mis labios y seguido uniera nuestras frentes sonriendo tristemente ante mi reacción. ¿Soy tan estúpida por hacer semejante cosa al hombre que ha movido mi mundo entero? Sí, mil millones de veces ¡SÍ!, pero a su vez, ese mismo hombre es tan increíble, que en vez de abandonarme me llevó a su recámara acostándose conmigo, abrigándome entre sus brazos en completo silencio y regalándome la tranquilidad que solo él habría de brindarme, mas es ahora cuando abro mis ojos que lo encuentro todavía junto a mí prestándome su pecho de almohada mientras él descansa igual que un niño. Acaricié su barbilla moviéndome lo más suave posible
AlmaDespués de lo ocurrido con Christian no tuve la cara para seguir en casa de los Valencia, solo con verlos recordaba lo ocurrido con su hijo y las dudas volvían a mí intensamente, así que me fui al atardecer a casa de mi hermano Raúl quien me recibió sin problema, quedó un poco sorprendido por mi repentina llegada, pero le dije que no quería causarle molestias a los Valencia y de igual forma debía enfocarme en arreglar todo el tema del matrimonio con Manuel.Pese a nuestro acto inmoral, Christian me dio mucha fortaleza al saber que podía contar con él y aunque sé que necesitamos hablar respecto al beso que nos dimos, primero debía ir a la hacienda Montenegro para confrontar a mis padres por este matrimonio arreglado. Es por ese motivo que mi hermano y yo nos levantamos hoy bastante temprano, nos arreglamos y salimos directo a la hacienda donde Juan Carlos nos informa que mi padre se encuentra en su despacho junto a Pedro, lo que haría mejor la reunión porque podría confrontar a to
Christian Tras hablar con mi madre pude volver a mis labores sintiéndome un poco más tranquilo, pero la culpa se mantenía latente y necesitaba hablar con alguien más, un confidente, entonces me di cuenta que no tenía forma de enviar un correo al no haber una computadora, pregunté a Emilio por esto y él me dijo que el padre Ocampo nunca la solicitó, así que me encargué de que enviaran una desde la capital, lo bueno fue que me dieron el aval junto a otras cosas que necesitaríamos y así podría mantenerme en contacto con alguien, quizás de esa forma sacaría un poco esto que sentía. Sin embargo, ayer esperaba hablar con Alma respecto a lo ocurrido y aun cuando ella no se presentó en la iglesia, tampoco pude permanecer mucho tiempo en el despacho al ser llamado para varias reuniones en el pueblo con el alcalde y algunas familias. No sé de dónde saqué la cabeza para responder a tantas preguntas, pero comienzo a creer que el padre Enrique y el padre Claude tenían razón al decir que siempre