ARIEL
Las contracciones hacen que me doble del dolor, Mandy no se aparta de mí en todo momento y agradezco el hecho de que Barclay esté con Kronos.—Tranquila —dice mi amiga pero de nada sirve.—¡Dónde está! —bramo.—Viene en camino —Barclay me mira con el ceño fruncido.De pronto siento los deseos de pujar.—¡Juro que si no le dices la verdad, te meto un haladie por el culo! —le amenazo.Ambos se miran de hito en hito, Barclay no está dispuesto a responderme con la verdad y yo no pienso dar a luz sin Preppy.—Fueron a las afueras, la ubicación no la tengo exacta, pero al parecer la contienda dio inicio, italianos, turcos y rusos —es Mandy quien me responde con la verdad.«Maldito mentiroso»—Tengo que pujar —digo y la doctora a la que amenacé con no tocarme hasta que llegara el padre de mi hija, se acerca con cautela.—Señora Volkovish.—Ayúdeme, Kyra viene —diPREPPY No dejo de verla, mi hija es hermosa, duerme en mis brazos mientras Ariel baña a Kronos, la risa de mi hijo cuando ella juega a mordisquearle los bracitos, hace que mi pecho se colapse, amo a Ariel más que a nada ni nadie en el mundo, pero jamás creí que amaría a mis hijos mucho más, Kronos y Kyra son mi todo, por ellos vivo y por ellos muero. Vaitiare duerme, la quiero porque Ariel la quiere, es mi hija, y aunque una parte de mí la recrimina por tener la sangre de Duncan Ronan, también sé que no tiene la culpa de nada. La guerra de las contiendas no ha terminado, pero luego de un mes, sabemos que solo nos hemos tomado el tiempo necesario para volver, Italia es del turco, pero le ha cedido gran parte a Enzo, Lea se rehusa a vivir en Florencia, Por otro lado, me gané el respeto que siempre he tenido, la Bratva es nuestra, luego de haberse descubierto la traición de Stanislav y Alexandría. Ahora soy el Boss y ella mi reina roja
Cierro y abro los ojos, mi cuerpo se relaja y no paro de ver diminutos destellos de tenues chispas de luz por todo el lugar, en mi rostro se dibuja una sonrisa que va de oreja a oreja, toda la habitación está envuelta en una gruesa y asfixiante cortina de humo, que se balancea y se torna de color rojo debido a las luces parpadeantes que emiten las lamparillas del techo. Estaba en una de las zonas VIP del club de Enzo, después de haber regresado de una misión para tratar asuntos de mercancía con el líder de los Guscark, una mafia llena de pendejos rastreros que estaban al servicio de nosotros, era lo que me merecía, un descanso, no eran peligrosos pero de igual manera había que tener cuidado y protegerse las espaldas. Mis ojos se anclan en la chica que baila frente a mi, moviendo las caderas como vil zorra, aun en las distancias cortas
Años atrás...Mis ojos escudriñan entre la oscuridad con perspicacia y terror latente, algún indicio de movimiento entre toda la hostilidad que nos rodea,aguzomis oídos y me mantengo alerta de su llegada, pero no sucede nada, no hay señal de él y hago un conteo regresivo para comenzar a relajarme, al fondo de la casa se pueden escuchar las campanadas del enorme reloj que permanece en la estancia principal, son doce, y si en cinco minutos no llegaba entonces ya podríamos dormir a gusto.Trago duro, el miedo comienza a paralizar mi cuerpo, miedo no a lo que me haga, sino, al daño que pueda lastimar a mi hermana, ella me toma la mano y ajusta su agarre aplicando una débil fuerza, giro y sus ojos de muñeca muy idénticos a los míos, me observan con detalle, sé que busca en mi la seguridad que necesita, y se la doy, maquillo mi propio miedo, escondo mis debilidades,rebuscoen mi interior mi valor y borro de mi sis
ARIEL El miedo, mi único compañero fiel en todo este tiempo, durante mis veintitrés años de vida ha sido mi soporte y motor para salir adelante por mis propios medios. Ha sido una batalla larga y difícil, he tenido buenos y malos momentos, pero siempre intento no dejar que me afecte tanto. Mientras salgo del aeropuerto los nervios se convierten en una muralla que aplasta mis sentidos y nubla mi razón, regresar a San Francisco no era algo me hiciera feliz, hace cuatro años que me tuve que ir porque mi abuela materna estaba enferma de cáncer, prácticamente la ayudé a bien morir y gracias a eso puedo asegurar que se fuera de este mundo feliz. Una excusa más para escapar de mi realidad. Después de que mi madre muriera por los golpes que recibió al ser asaltada cuando solo tenía quince años, mi abuela se convirtió en mi sa
Cuatro años atrás... —¡Ariel! La voz de mi padre hace que me sobresalte en cuanto llego a casa después de un largo día trabajando en el restaurante de Brandon. Las piernas me dolían y mi sexo ardía. —¡Ya llegue! —grito dejando las llaves en su lugar. —¡Prepara la puta cena! —exclama y siento deseos de estampar su rostro contra el suelo, pero no puedo, no tengo el valor y mucho menos las fuerzas para hacerlo. Me dirijo a la cocina y decido hacer un poco de pasta con lo que quedaba de sobras, había olvidado pasar al supermercado a hacer las compras y salí tarde del trabajo, el sonido de televisor se mezcla con las c
Presente. Abro la puerta principal y subo las escaleras con maleta en mano, la pintura de las paredes del edificio se estaban descarapelando y en el techo había goteras, después de haberme escapado de casa para ir a Londres a cuidar a mis abuelos, dejando a mi padre solo, regresar no me hacía feliz, no cuando no tenía trabajo, y no había terminado mi carrera. El testamento de la abuela se leería en seis meses y no tenía un solo peso en los bolsillos, pedirle ayuda a mis amigos no era opción, mi padre se enteraría y... No quiero ni imaginar de lo que sería capaz de hacer. Estoy a solo un paso de llegar al corredor en el que mi padre había alquilado una habitación, cuando una de las llantas de mi maleta se atoró con el hueco de uno de los escalones corroídos, provocando que la soltara y fuera cayendo haciendo u
Veinte minutos después, traía dos bolsas en cada mano, con las cosas necesarias para preparar la cena, incluso me permití agarrar una pieza de pollo y harina para hacer galletas de avena. No me sentía orgullosa de lo que hice, pero a veces una tiene que hacer lo que sea para sobrevivir, solo bastó con enseñarle los pechos al encargado para que salivara, dejar que me los tocara y listo, me sentía sucia, pero eso era mejor que mi padre golpeándome o acosándome sexualmente. Llegando olvido mi pesadilla y me encargo de lavar su ropa, de limpiar, fregar y dejar todo en orden y lo más limpio posible, al mismo tiempo que marino el pollo y termino la ensalada y la pasta, cuando observo la hora en el reloj son las seis de la noche, escondo mi maleta detrás de uno de los sofá luego de escoger una nueva muda de ropa para dormir, y me dirijo a la ducha, dándome un baño de agua fría solo porque no h
PREPPY ¡Maldita sea! Una de las cosas que más odiaba en la vida era limpiar las mierdas de Enzo cuando no me permitía matar a los pendejos que le debían dinero. Tampoco es como que la mayoría del tiempo siguiera sus órdenes como perro faldero, no, siempre hacía lo que quería, pero esta vez no podía hacer nada, desde que se casó con Lea, anda de marica. Cuando llego al sitio, noto un sabor amargo en mi boca, no me tenía tirando confeti el hecho de haber tenido que regresar al barrio del que salí hace años. Los recuerdos me amenazan, voraces y asfixiantes, dejo estacionada mi Harley Davidson con la seguridad de que nadie le haría ni un puto rasguño porque me conocían, sabían que si joden algo de Preppy, los jodo yo a ellos y de la peor manera. Me quito el casco y enci