El sol de Texas apenas se asomaba por el horizonte, tímido como potrillo recién nacido, cuando Tony ya estaba despierto. Sentado en la orilla de su cama, miraba fijamente el traje negro que Sarah había elegido, y que colgaba de la puerta como si fuera un fantasma que venía a atormentarlo.— Me siento más incómodo que gallo en corral ajeno con este traje — murmuró para sí mismo, pasándose las manos por la cara.Revisó su teléfono por enésima vez, esperando noticias sobre Lupita. Sarah había prometido traerla, y esa promesa era lo único que lo mantenía en pie como poste bien plantado.El sonido del celular lo sobresaltó, revisó enseguida, era un mensaje de Sarah: "Honey, hubo un problema con la niñera. Lupita no podrá venir a la boda."Tony sintió que el alma se le caía a los pies como rama seca en otoño. Sus dedos, acostumbrados al trabajo duro del rancho, temblaban mientras marcaba el número de Sarah.— Sarah, ¿qué significa esto? —su voz sonaba más tensa que cuerda de guitarra mal
Antonio Treviño se quedó paralizado al ver a Marjorie montada en ese caballo en medio de la iglesia. La imagen era tan inesperada que por un momento pensó que el calor de Texas le estaba jugando una mala pasada. Se sintió furioso ante su atrevimiento, ¿Cómo se le ocurría presentarse ahí, después de todo lo que había pasado entre ellos, dió un paso hacia ella, dispuesto a pedirle que se marchara, cuando sintió la mano en su hombro, era Pancho.— Tony —susurró — tienes que saber algo antes de cometer una locura.Pancho se inclinó y le susurró al oído unas palabras que hicieron que Tony sintiera que el piso se movía bajo sus pies. El color abandonó su rostro y luego volvió con fuerza, mientras sus puños se cerraban involuntariamente.— ¡Miren nada más! —exclamó Doña Petra desde su banca— La rubia tiene más agallas que todos los hombres del pueblo juntos.— Y más clase que la novia, si me permiten decirlo —respondió su comadre Dolores, lo suficientemente alto para que Sarah la escuchara.
Marjorie buscó en su bolso, sacando un sobre manila grueso, enseguida lo extendió hacia Tony, quien lo tomó con recelo.— ¿Qué es todo esto? —preguntó Tony, sus ojos observaron los documentos con confusión.— La verdad, Tony —respondió Marjorie, acercándose— son los resultados del investigador privado, Sarah y su familia pagaron al laboratorio para alterar las pruebas de ADN.Tony sintió que el corazón se le detenía, sus manos temblaban sosteniendo los papeles.— No entiendo ni jota de estos términos médicos, princesa, háblame claro.Marjorie tomó uno de los documentos y comenzó a leer:— Mira aquí —señaló una línea específica— estos son los verdaderos resultados. en cristiano significa que eres el padre de Lupita, sin ninguna duda.Tony se dejó caer en una de las sillas del porche.— ¡Virgen Santa! Siempre lo supe en mi corazón, pero esa víbora... —su voz se quebró— ¿Tienes idea de cuántas noches pasé sin dormir pensando en mi niña?— Hay más, Tony —continuó Marjorie— con estas prueb
El viaje a Houston se hizo eterno, la camioneta de Tony devoraba millas de asfalto mientras el sol se ocultaba en el horizonte, Marjorie lo observaba, notando cómo sus manos apretaban el volante hasta que los nudillos se le ponían blancos.— Tranquilo, vaquero —susurró Marjorie, poniendo una mano sobre su brazo— Ya casi llegamos.— Es que no puedo dejar de pensar en mi niña —respondió Tony, con su voz ronca de preocupación— Si esa víbora le ha hecho algo...El GPS les indicó que estaban a cinco minutos de la mansión de los padres de Sarah. Tony pisó el acelerador, haciendo que el motor rugiera.— Más despacio, Tony —pidió Marjorie— No nos sirve de nada tener un accidente ahora.— Es que cada minuto que pasa es como una eternidad, princesa. Mi Lupita debe estar asustada con esa... —se interrumpió, respirando hondo— Con esa mujer que tiene el corazón más negro que noche sin luna.Cuando llegaron a la mansión, el caos era total, tres patrullas de policía estaban estacionadas frente a la
Por la mañana, Tony y Marjorie se dirigieron a la oficina del abogado en la ciudad.— Pos' ahora sí que van a conocer lo que es meterse con un Treviño —comentó Tony mientras estacionaba su camioneta— Esa víbora y su familia van a pagar cada lágrima de mi niña.— Tranquilo, vaquero, el abogado Peterson tiene todo preparado — dijo Marjorie, tratando de calmarlo.En la oficina, el licenciado los recibió con un montón de documentos sobre su escritorio. Tony se sentó, incómodo.— Señor Treviño—comenzó el abogado— Tenemos un caso sólido, alterar pruebas de ADN es un delito federal.— Pos' más les vale que sea así de sólido como dice —respondió Tony, reclinándose en su silla— Porque esa gente tiene más mañas que un coyote viejo.— Los resultados originales, los recibos de los pagos ilegales, las declaraciones del personal del laboratorio... —el abogado extendió los papeles— Todo está aquí.— Y no se olvide de la clínica —añadió Tony, su voz más dura que el cuero curtido— esos doctorcitos que
María corrió hacia donde yacía Guadalupe, al acercarse, el corazón le dio un vuelco al ver que no se movía. Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas mientras veía el cuerpo inmóvil de su tía.— ¡Tía! —gritó mientras se dejaba caer de rodillas junto a ella— ¡Por favor, tía! ¡Respóndeme!Sus manos temblaban mientras intentaba tocarla, una señora mayor se acercó corriendo.— ¡Dios mío! ¡La empujaron! —exclamó la mujer— ¡Yo las vi! ¡Vi todo!En lo alto de la escalera, Sarah y su madrastra seguían riendo, celebrando loq ue habían hecho.— Una menos —se burló Sarah con veneno en la voz— Vámonos antes de que llegue seguridad.— Que se pudra en el hospital, ojalá se muera —añadió la madrastra mientras se alejaban a toda prisa.La gente comenzó a arremolinarse alrededor, una joven se arrodilló junto a María.— Tranquila, ya llamé al 911 —le dijo con voz suave— mi esposo es médico, viene para acá.María no podía contener el llanto:— Es mi tía... es como mi madre... por favor… — suplic
El sol se ocultaba en el horizonte texano, decorando el cielo en colores púrpuras, cuando Antonio "El Coyote" Treviño entró al Rusty Spur Saloon. Con su andar despreocupado y una sonrisa torcida en los labios, el vaquero de 25 años se acomodó el sombrero y echó un vistazo al lugar. — Pos' qué me lleve el diablo si no es el mismísimo paraíso terrenal —murmuró para sí mismo, sus ojos brillaron con picardía al recorrer el bar, el mismo al que acudía casi todos los días. El Rusty Spur era un típico bar de carretera, con su barra de madera gastada, mesas de billar y una rocola que tocaba country a todo volumen. Pero lo que realmente captó la atención de Tony fue la hermosa morena sentada sola en la barra. Con la confianza de quien se sabe irresistible, Tony se acercó a la barra, acomodándose junto a la chica. — Buenas noches, señorita —saludó, su voz grave estaba teñida con un marcado acento sureño, mezcla del acento de sus padres provenientes del norte de México, y del acento típico
Unos meses más tarde, después de otra noche de juerga, era aún de madrugada cuando Tony Treviño abrió los ojos, su cabeza palpitaba como si un rodeo completo hubiera pasado por ella, y su boca se sentía más seca que el desierto de Chihuahua.— Ay, virgencita... —gruñó, cubriéndose los ojos con el brazo— pos' si esto es la resaca, prefiero la borrachera.Se incorporó lentamente, cada movimiento enviaba ondas de dolor a través de su cuerpo, fue entonces cuando los recuerdos de la noche anterior comenzaron a inundar su mente, de nuevo el bar, otra chica, suspiró al recordarla, era realmente bonita.— ¡Córrele, Tony! —se dijo a sí mismo, sacudiendo la cabeza— si tu amá se entera de tus aventuras, te manda a México más rápido que un cohete.Con un esfuerzo sobrehumano, Tony se levantó de la cama y se arrastró hacia el baño, se miró en el espejo y soltó un silbido bajo.— Pos' sí que te ves del carajo, Toño —murmuró a su reflejo— pareces nopal pisado por una manada de vacas locas.Después