Marjorie buscó en su bolso, sacando un sobre manila grueso, enseguida lo extendió hacia Tony, quien lo tomó con recelo.— ¿Qué es todo esto? —preguntó Tony, sus ojos observaron los documentos con confusión.— La verdad, Tony —respondió Marjorie, acercándose— son los resultados del investigador privado, Sarah y su familia pagaron al laboratorio para alterar las pruebas de ADN.Tony sintió que el corazón se le detenía, sus manos temblaban sosteniendo los papeles.— No entiendo ni jota de estos términos médicos, princesa, háblame claro.Marjorie tomó uno de los documentos y comenzó a leer:— Mira aquí —señaló una línea específica— estos son los verdaderos resultados. en cristiano significa que eres el padre de Lupita, sin ninguna duda.Tony se dejó caer en una de las sillas del porche.— ¡Virgen Santa! Siempre lo supe en mi corazón, pero esa víbora... —su voz se quebró— ¿Tienes idea de cuántas noches pasé sin dormir pensando en mi niña?— Hay más, Tony —continuó Marjorie— con estas prueb
El viaje a Houston se hizo eterno, la camioneta de Tony devoraba millas de asfalto mientras el sol se ocultaba en el horizonte, Marjorie lo observaba, notando cómo sus manos apretaban el volante hasta que los nudillos se le ponían blancos.— Tranquilo, vaquero —susurró Marjorie, poniendo una mano sobre su brazo— Ya casi llegamos.— Es que no puedo dejar de pensar en mi niña —respondió Tony, con su voz ronca de preocupación— Si esa víbora le ha hecho algo...El GPS les indicó que estaban a cinco minutos de la mansión de los padres de Sarah. Tony pisó el acelerador, haciendo que el motor rugiera.— Más despacio, Tony —pidió Marjorie— No nos sirve de nada tener un accidente ahora.— Es que cada minuto que pasa es como una eternidad, princesa. Mi Lupita debe estar asustada con esa... —se interrumpió, respirando hondo— Con esa mujer que tiene el corazón más negro que noche sin luna.Cuando llegaron a la mansión, el caos era total, tres patrullas de policía estaban estacionadas frente a la
Por la mañana, Tony y Marjorie se dirigieron a la oficina del abogado en la ciudad.— Pos' ahora sí que van a conocer lo que es meterse con un Treviño —comentó Tony mientras estacionaba su camioneta— Esa víbora y su familia van a pagar cada lágrima de mi niña.— Tranquilo, vaquero, el abogado Peterson tiene todo preparado — dijo Marjorie, tratando de calmarlo.En la oficina, el licenciado los recibió con un montón de documentos sobre su escritorio. Tony se sentó, incómodo.— Señor Treviño—comenzó el abogado— Tenemos un caso sólido, alterar pruebas de ADN es un delito federal.— Pos' más les vale que sea así de sólido como dice —respondió Tony, reclinándose en su silla— Porque esa gente tiene más mañas que un coyote viejo.— Los resultados originales, los recibos de los pagos ilegales, las declaraciones del personal del laboratorio... —el abogado extendió los papeles— Todo está aquí.— Y no se olvide de la clínica —añadió Tony, su voz más dura que el cuero curtido— esos doctorcitos que
María corrió hacia donde yacía Guadalupe, al acercarse, el corazón le dio un vuelco al ver que no se movía. Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas mientras veía el cuerpo inmóvil de su tía.— ¡Tía! —gritó mientras se dejaba caer de rodillas junto a ella— ¡Por favor, tía! ¡Respóndeme!Sus manos temblaban mientras intentaba tocarla, una señora mayor se acercó corriendo.— ¡Dios mío! ¡La empujaron! —exclamó la mujer— ¡Yo las vi! ¡Vi todo!En lo alto de la escalera, Sarah y su madrastra seguían riendo, celebrando loq ue habían hecho.— Una menos —se burló Sarah con veneno en la voz— Vámonos antes de que llegue seguridad.— Que se pudra en el hospital, ojalá se muera —añadió la madrastra mientras se alejaban a toda prisa.La gente comenzó a arremolinarse alrededor, una joven se arrodilló junto a María.— Tranquila, ya llamé al 911 —le dijo con voz suave— mi esposo es médico, viene para acá.María no podía contener el llanto:— Es mi tía... es como mi madre... por favor… — suplic
El sol se ocultaba en el horizonte texano, decorando el cielo en colores púrpuras, cuando Antonio "El Coyote" Treviño entró al Rusty Spur Saloon. Con su andar despreocupado y una sonrisa torcida en los labios, el vaquero de 25 años se acomodó el sombrero y echó un vistazo al lugar. — Pos' qué me lleve el diablo si no es el mismísimo paraíso terrenal —murmuró para sí mismo, sus ojos brillaron con picardía al recorrer el bar, el mismo al que acudía casi todos los días. El Rusty Spur era un típico bar de carretera, con su barra de madera gastada, mesas de billar y una rocola que tocaba country a todo volumen. Pero lo que realmente captó la atención de Tony fue la hermosa morena sentada sola en la barra. Con la confianza de quien se sabe irresistible, Tony se acercó a la barra, acomodándose junto a la chica. — Buenas noches, señorita —saludó, su voz grave estaba teñida con un marcado acento sureño, mezcla del acento de sus padres provenientes del norte de México, y del acento típico
Unos meses más tarde, después de otra noche de juerga, era aún de madrugada cuando Tony Treviño abrió los ojos, su cabeza palpitaba como si un rodeo completo hubiera pasado por ella, y su boca se sentía más seca que el desierto de Chihuahua.— Ay, virgencita... —gruñó, cubriéndose los ojos con el brazo— pos' si esto es la resaca, prefiero la borrachera.Se incorporó lentamente, cada movimiento enviaba ondas de dolor a través de su cuerpo, fue entonces cuando los recuerdos de la noche anterior comenzaron a inundar su mente, de nuevo el bar, otra chica, suspiró al recordarla, era realmente bonita.— ¡Córrele, Tony! —se dijo a sí mismo, sacudiendo la cabeza— si tu amá se entera de tus aventuras, te manda a México más rápido que un cohete.Con un esfuerzo sobrehumano, Tony se levantó de la cama y se arrastró hacia el baño, se miró en el espejo y soltó un silbido bajo.— Pos' sí que te ves del carajo, Toño —murmuró a su reflejo— pareces nopal pisado por una manada de vacas locas.Después
Guadalupe se acercó, preocupada.— ¿Qué pasa, m'ijo?Tony señaló al bebé con un dedo tembloroso.— Pos' resulta que Junior... no es tan Junior como pensábamos.Guadalupe miró y soltó una exclamación de sorpresa.— ¡Ay, Dios mío! ¡Es una niña!Tony asintió, aún en shock.— Pos' sí, parece que me equivoqué de rodeo, amá.Guadalupe comenzó a reír, primero suavemente y luego a carcajadas.— ¡Ay, Toño! —exclamó entre risas— ¡Pos' aquí las vas a pagar todas, m'ijo!Tony la miró, confundido.— ¿De qué hablas, amá?Guadalupe se secó las lágrimas de risa.— Pos' de todas tus correrías, hijo. Ahora vas a saber lo que se siente cuidar a una niña, y cuando crezca... ¡Ay, pobrecito de ti!Tony palideció aún más si era posible.— Ay, mamacita linda —murmuró— pos' ¿Qué no me puedes echar una manita?Guadalupe negó con la cabeza, aún riendo.— Nada de eso, esta es tu responsabilidad, Antonio Treviño, yo solo te voy a echar porras desde la banca.Tony suspiró, mirando a su hija que ahora lo observaba
El sol de Texas caía implacable sobre el rancho de los Treviño. Tony, con el torso desnudo y el sudor perlando su frente, trabajaba en la cerca mientras su mente daba vueltas como un torbellino.— Pos' si sigo así, voy a acabar más seco que cactus en el desierto —murmuró para sí mismo, pasándose el brazo por la frente.Su prima María que había acudido a ayudarlos, salió al porche, con Lupita en brazos.— ¡Tony! —llamó— ¿No quieres venir a tomar algo fresco? Te vas a derretir ahí afuera.Tony se enderezó, estirando su espalda con un gruñido.— Ahorita voy, prima, nomás deja que termine con esta cerca del demonio.Mientras caminaba hacia la casa, Tony no pudo evitar sentir el peso de la preocupación sobre sus hombros, los gastos médicos de su madre se acumulaban más rápido que las nubes antes de una tormenta, y el rancho apenas daba para subsistir.— Pos' ya no veo lo duro sino lo tupido —murmuró, entrando a la cocina.María le pasó un vaso de limonada fría, que Tony bebió de un trago.