Serás mía 1.

Narra Daniela.

Estar en París era grandioso y estar en las pasarelas era fantástico, pero como todo termina los días de estar en las mejores pasarelas había terminado, regresar a casa era lo mejor la extrañaba mucho.

Al llegar al aeropuerto busque mi maleta, iba tomar un taxi cuando de pronto me intercedió un señor, él se paró delante de mí, me eche a un lado, pensé que le estaba estorbando el paso.

-Disculpe señorita Echeverri-. Lo mire como era que sabía mi nombre aun no soy una modelo reconocida.

- ¿Disculpe lo conozco? 

-No señorita, pero me mandaron por usted-. Fruncí el ceño.

- ¿Como que viene a buscarme, yo no solicite ningún servicio de Uber o ningún otro? -.

-Si... el señor Hegel me mandó por usted-.

- ¿Hegel?, ¿Quién es ese? -. Me parecía haberlo escuchado, pero no recuerdo.

-Él es el...

-No importa no lo conozco y no soy de esas que se van con cualquier extraño, lo siento-. Pasé a un lado de él y subí al taxi. No sé qué clase de locos son ellos.

Como le dije a mi hermano que pasaría por su apartamento al llegar, así lo hice al llegar a su piso toque el timbre.

-Ya voy-. Lo escucho decir. -Ya ni una ducha puedo tomar tranquilo-. Dice al abrir la puerta.

-Que tal si me voy y vengo en un mes-. Sonrió.

-Dany estás aquí, pensé que eras alguien más-. Se acercó a abrazarme.

-No, estás en paños menores no me toques-. Negó y se puso aún lado para cederme el paso. -Estoy muerta-.

-Déjame vestirme y vengo a darte un buen masaje-.

-Genial lo necesito-. Demoró solo unos cinco minutos.

-Ya comiste-. Lo mire.

-No me vengas con eso, mira que he parecido un gusano todos estos días-.

-Puedes comer cualquier comida Dany, no necesitas comer ensalada todo los días-.

-Si, pero eso era lo que comíamos, reglas-.

-Vamos te tengo algo delicioso-. Creo que mis ojos brillaron como las caricaturas.

Al ver lo que había en la cocina casi se me sale la baba. -No me importa subir unos kilitos voy a comer hasta reventar-. Llevamos todo a la mesa y nos sentamos a comer, aunque no lo crean mi hermano es un genio en la cocina.

Su comida es deliciosa, al terminar de comer limpiamos todo, y nos sentamos.

- ¿Te quedarás esta noche?

-No, ¿por qué?

-Vamos quédate si, me siento solo, el apartamento no es lo mismo sin ti-. Sonrió.

Cuando estaba en la universidad vivía con mi hermano, al terminar regrese a casa.

-Y tu vecino el extraño-. De solo mencionarlo mi piel se me eriza.

-No lo sé, tengo tiempo que no lo veo, creo que se fue desde que te fuiste-.

-No lo creo según él me dijo vivía en Rumanía, tal vez solo se regresó, era un estudiante de intercambio-.

-Tu hablabas con él no yo, creo que estaba enamorado de ti-.

- ¡Enamorado de mi si claro! -. Rodé los ojos.

Él era un chico extraño en verdad, su piel era pálida como si le faltara sangre y algo de color, me parecía alguien oscuro, ya saben esas personas que son góticas que quieren ser como los vampiros de las películas, así era él, aunque es guapo debo admitir.

-Te quedarás ¿verdad? -.

-Si me quedaré-. Me abraza. -Tomaré una ducha-.

-Ve yo voy a preparar unas palomitas para la película-. Asentí.

Fui al cuarto de baño, me desvestí y me duche, me coloque algo cómodo y fui a la pequeña sala, me senté al lado de mi hermano, él puso la película mientras yo miraba por la ventana donde siempre lo veía.

Sentía temor como antes, sacudí mi cabeza, él no puede hacerme nada, no existe, no existen esa clase de seres, todo era producto de mi imaginación, 

- Dany ya tienes veinticuatro años deja de ser tan miedosa-. Me dije.

-Vas a ver la película o la ventana, todo fue producto de tu imaginación Dany, el cansancio, el estrés te hicieron pasar una mala jugada-. Suspiré.

-Tienes razón Esteban solo era el cansancio-. Trate de convencerme una vez más que todo lo que veía era producto de mi cansancio e imaginación.

Pero mi cerebro no quería convencerse, me gritaba que lo que vi durante mis dos últimos años de estadía en este edificio no era producto de mi imaginación, que era real. Decidí prestarle atención a la película para olvidar mis pesadillas del día a día.

Al terminar la película charlé con mi hermano acerca del viaje, le conté todo a detalle luego cada uno se fue a su habitación.

Mire por la ventana antes de ir a mi cama, aún me pregunto qué habrá sido de aquel enorme lobo, sonreí al recordarlo y su voz sugerente aún resuena en mi cabeza ese… «eres mía».

Negué y me acosté, apagué la luz.

Al día siguiente.

Nos levantamos tarde, así que cada uno andaba en corredera, a mi se me olvidó poner a cargar mi móvil y a Esteban no se que le pasó.

Desayunamos apresurados y bajamos, iba a coger un taxi, cuando Esteban me dijo que me acercaba al trabajo. Aunque le dije que no quería que tuviera problemas en su trabajo él insistió tanto.

-Vamos Dany te acerco a la agencia-.

-Esta bien pero no me culpes si tu jefe te hecha-.

-No me importa así tengo más tiempo para pasar con mi familia-. Negué y subí al auto.

Él empezó a conducir hoy no tenía mucho que hacer en la agencia, la otra semana si estaremos cargados de trabajo especialmente yo que tengo que modelar uno que otros trajes de baño, si claro contratemos a la chica bronceada dijeron ellos.

-Trabajo es trabajo Daniela, no te quejes querías esto ahora tienes-.

-Hemos llegado pequeña-.

-Gracias-. Me acerco y le planto un beso en la mejilla.

Salgo del auto y subo al tercer piso donde está él coordinador que tiene para mí.

-Buenos días, Josías-.

-Buenos días guapa ¿que te trae por aquí?

-Tu amore mío-. Sonrió coqueta.

-Dany no tientes las lenguas-.

-UPS-.

- ¿Cómo estuvo él viaje?

-El viaje estuvo increíble, aún no puedo creer que estuve en las mejores pasarelas, creo que fue solo un sueño-.

-No mi amor, no fue un sueño fue real y prepárate porque hay una famosa diseñadora de lencería que quiere tus servicios-.

- ¿Quién es Victoria 's Secret?

-No es ella, pero Estela es igual de famosa-.

- ¡Estela oh por dios!, te amo-. Lo susurré.

-Y yo a ti-. Susurra también.

Seguimos charlando hasta que alguien llamó. -Si la señorita Echeverri está aquí-. Dice mirándome.

-Si ya le digo-. Y con eso cierra. -El jefe quiere verte-. Fruncí el ceño.

- ¿Thomas, digo el señor Thomas?

-No mi amor el nuevo jefe, Thomas debe estar en Bora Bora-.

-Hablas del dios griego que vino hace unos días-. Asintió.

Ese hombre me puso muy nerviosa. -Tengo que ir ya, no puedo ir más tarde-. Niega.

- ¡Quiere verte ya!

-Puedes decirle que estoy en una prueba de bikinis o algo así-. Lo miró con ojitos de gato. -Por favor sí-.

 -Dany ve con él, no quiero que me echen porque tú no quieres ir a hablar con el nuevo jefe, anda-.

-Está bien ya voy-. Digo resignada.

Me levanto y voy al quinto piso dónde queda la oficina principal del jefe, la asistente al verme se levantó caminó a la oficina, toca la puerta, desde dentro se escuchó el pase, ella abre la puerta y ahí estaba él parado mirando hacia la ventana, le dijo a la asistente que nadie nos molestara, le pidió que se retirara, ella así lo hizo.

No sabía qué hacer, si correr hacia él o salir corriendo y encerrarme en algún lugar donde no me encontrará, no sé porque solo con verlo de espalda, me incitaba a ir hacia él.

Me había clavado al piso, los segundos se me hicieron eternos, estaba nerviosa y emocionada de verlo, tenía una mezcla de emociones.

-Cierre la puerta señorita Echeverri-. No sabía qué hacer, no me quedó de otra que hacerlo. 

- “vamos Dany es un hombre como todos”-. Me dije temblando como gelatina me recompongo, o eso creía.

-Q… quería verme-. Tartamudee no puedo creerlo, pero qué me pasa, se giró hacia mí, mi corazón se aceleró.

-Tome asiento por favor-. Que no se daba cuenta que me estaba torturando.

-Y… y… yo estoy bien así-. Volví a tartamudear.

-Por favor insisto-. Camine hacia la silla él se acercó la jalo para que me sentará, su olor me hacía querer besarlo, me sentía extraña con su cercanía.

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