(Narrado por María)
Reconozco que nunca antes había disfrutado de la ciudad como hasta ese momento. Visitar cada lugar con una persona tan intensa fue abrumador. Era como si nada importase, solo nosotros y el lugar que nos rodeaba.
Me di cuenta en seguida de que él era un tipo con el que se podía hablar de cualquier tema, incluso de moda y no era de extrañar, tenía gran estilo vistiendo. Me sorprendió que conociese de oídas a algunos diseñadores de moda.
- Es demasiado – me quejaba después de que viésemos a una pareja que perfectamente podría haber tenido sexo en aquel banco, delante de todo el mundo. La forma en la que se besaban lo dejaba bien claro, lo mucho que se deseaban – hay que saber comportarse en sociedad.
- Hay veces que no puedes evitarlo – contestó. Me fijé en él que tiraba el envoltorio del caramelo a la papelera más cercana justo cuando pasamos por delante – para ellos no existe nada más... ¿nunca has sentido un amor tan apasionado como ese? – nos detuvimos junto al mar, en el puerto, evitando su mirada – Darío y tú...
- No quiero hablar de eso – le corté, en el acto. Asintió, desviando la mirada algo incómodo.
- De acuerdo, pero ... creo que es un error – Había varias ocasiones que él era del todo inapropiado. Ese era uno de esos momentos. Era demasiado directo y jamás se callaba lo que pensaba – no hablar de ello no lo hará desaparecer. Al contrario... - levanté la vista para mirar hacia esos ojos negros que se escondían detrás de sus gafas redondas. Él asintió, calmado, y sólo con eso ya me hizo sentir a salvo. Era como si pudiese contarle cualquier cosa a mi buen amigo consejero.
Me parecía del todo una locura, porque hacía menos de 24 horas que nos conocíamos.
- Cuando estaba con él era perfecto – me atreví a decirle. Él se relajó en cuanto consiguió que confiase en él para hablar de ello – a veces sentía que no importaba nada más, pero nunca me atreví a hacer esas cosas en público – asintió, sin opinar al respecto – Soy muy tímida. Hay cosas que no puedo...
- Cuéntame, ¿cómo os conocisteis? – sonreí, calmada, porque él me transmitía esa sensación cálida. Sabía que podría contarle hasta mis más oscuros secretos.
- En realidad... nos conocimos estando en el instituto – eso le sorprendió – Pero yo nunca supe lo que él sentía hasta hace unos años en el que se confesó.
- ¡Vaya! Nunca lo habría imaginado. Darío Espier no parece ser de esos hombres que viven un amor de un solo lado.
- Intentó llamar mi atención a su manera – aseguré – pero la forma que encontró para hacer eso consistía en meterse conmigo e insultarme. Lo pasé muy mal por culpa de él y su amigo... - asintió, sin decir nada, y yo agradecí que no opinase al respecto – Cuando volví a encontrarle le odiaba.
- Cosa normal – sonreí, mientras seguíamos la marcha hacia lo desconocido, fijándonos en la gente que paseaba a nuestro alrededor - ¿y cómo pudiste enamorarte del hombre que te hizo la vida imposible? – me encogí de hombros.
- Porque había estado equivocada con él desde el principio. Nunca me di cuenta de todas las cosas que él intentó hacer por mí, de sus sentimientos y ... cuando lo descubrí estaba tan sorprendida que me quedé quieta a mirarlo. Sé que es difícil de entender, pero ...
- Darío es tu primer amor – se percató. Asentí algo sorprendida de que hubiese podido descifrarlo con tan sólo una pequeña conversación - ¿por qué terminó? – bajé la mirada, algo incómoda.
- Se presentó un obstáculo – le dije – Su padre no estaba de acuerdo con nuestra relación... e intentó separarnos – me mordí el labio – Me ofreció dinero y otras cosas... pero yo ... no podía dejarle.
- Entiendo. Te dejó él – asentí – Basta de hablar de cosas tristes, ¿te apetece un helado? – miró hacia el camión de helados que teníamos delante.
- Denos dos – pedí al responsable, pagando con mi propio dinero.
Siempre me ha gustado tomar helado cuando siento pesadez en mi interior, parece que calma esa sensación y hace que todo sea más fácil.
- ¿A qué hora tienes que volver al trabajo? – me encogí de hombros.
- No tengo muchas clases en estos días, porque están preparando los horarios para el curso. Y tampoco estoy haciendo nada importante en el taller – sonrió – quizás pueda tomarme unas mini vacaciones mientras estás aquí.
- Eso suena bien – seguí disfrutando de mi helado un poco más, hasta que él dijo algo - ¿aún ponen esa noria gigante en el parque? – eso captó mi atención – Estuve aquí otra vez, cuando era niño, con mis padres.
- La siguen poniendo.
- ¿Te gustaría subir?
La conversación varió mientras nos dirigíamos al parque. Dejamos atrás al gran amor de mi vida y nos centramos en mi familia. Le hablé de la repentina muerte de papá, del retiro espiritual de mamá, de mi hermano que estaba probando suerte en Inglaterra como biólogo marino.
- ¿En Inglaterra? – preguntó de pronto, en la considerable cola que había para subir a la noria. Parecía que todo el mundo había pensado en lo mismo que nosotros - ¿en qué parte?
- Brighton – él sonrió como si esa información pudiese hacerle muy feliz - ¿qué? – me quejé al respecto.
- Mis abuelos maternos viven ahí – eso me sorprendió – solía pasar los veranos de mi niñez allí y se empeñaban en hablarme en inglés todo el tiempo. Era de lo más incómodo, porque se me dan de puta pena los idiomas – rompí a reír, él tenía una forma de lo más peculiar de hablar de todo. Me hacía sentir cercana en cada una de nuestras conversaciones – Ni siquiera te he hablado de ello. Mi madre es inglesa y mi padre español, así que tengo lo mejor de ambos – Sonreí, sin lugar a dudas él me hacía sentir muy bien – Esa sensación de la que hablabas antes... sobre que la vida es muy injusta con las buenas personas... yo también la he sentido, más en los últimos dos años desde que mi madre empeoró. Está enferma, ¿sabes? No suelo hablar de esto con nadie, pero ... contigo es fácil contarte cualquier cosa – me sentía bien pensando en que él parecía sentir lo mismo que yo con él.
- ¿Qué tiene? – me interesé al respecto.
- Esquizofrenia paranoide – contestó. Y eso me sorprendió demasiado, no esperaba que fuese ese tipo de dolencia – Nos está costando mucho a mi padre y a mí sobrellevarlo. No es que haya sido de pronto, siempre tuvo episodios, pero los tenía controlados con su medicación. Fue de pronto, cuando yo acepté un trabajo en el museo de Londres y me marché unos meses. Mi padre dice que no pudo soportar esa distancia entre nosotros y colapsó. Yo... creo que tiene razón. Verás... nosotros hemos estado siempre muy unidos, desde que mi hermana pequeña murió de leucemia a los tres años de edad.
- Lo siento muchísimo, Santiago.
- Está bien, ya estoy bien – prometió – Pero ... después de que ella muriese me volví ateo. Si existe algún dios en este mundo... creo que al menos debería evitar que un ser tan puro como un niño, que no ha hecho daño a nadie, sufra todo un calvario, ¿no crees? – asentí, entendía perfectamente su punto de verlo – Esa tragedia nos unió mucho más – aún nos quedaban bastantes personas por delante. Eso parecía ser eterno – Bueno, dejemos de hablar de mí, háblame de ti.
- ¿Qué quieres saber?
- ¿Cómo es tu vida alejada de los tuyos? ¿Los echas de menos?
- ¡Por supuesto que lo hago! – sonrió y su mirada me hizo sentir muy bien.
Narrado por María.La música estaba muy alta en aquella fiesta improvisada en casa de su primo. Todos sus amigos estaban allí, la mayoría me conocía por "la amiga rara de Amélie". Yo estaba cómoda aquellos días con ese extraño chico al que todos llamaban "el extranjero"- Deberías ponerle un poco por aquí – dijo su voz a mis espaldas, apareciendo por detrás, agarrando unas cuantas rodajas de tomate para ponerlas sobre un lugar poco poblado de la pizza. Le di un manotazo a su mano y él se quejó al respecto.- ¿Quién está haciendo la comida? – rompió a reír, mientras su primo miraba hacia nosotros, sin dejar de bailar junto a su novia.- ¿Qué se traen esos dos? – quiso saber. Ella se encogió de hombros, nunca se interesó demasiado por mi vida. De hecho, la única persona con la que me abrí en dos años para contarle sobre mis desventuras con Darío era Santiago - ¿no te ha contado nada?- Ella no es muy comunicativa que digamos – se quejó sin más.- Es sólo que he pensado que un poco más d
Narrado por Darío.Habían pasado dos años, se suponía que había olvidado, es lo que fingía casi a diario. Sentado en la terraza, disfrutando del desayuno, mientras Neus y Lucas gorroneaban, como de costumbre, fingiendo estar allí para recomponerme, ¿para qué? No había nada en este mundo que pudiese hacerme sentir mejor, no después de a lo que tuve que renunciar para mantener a salvo a mi familia.- Mira – señalaba hacia una de sus revistas de moda, emocionada, enseñándoselo a su esposo, mientras yo terminaba mi café – la presentación es mañana por la noche, podríamos ir – ambos se fijaron entonces en mí – tú también deberías venir.- No pienso ir a ningún sitio – contesté, con el humor de perros que me gastaba casi a diario. Bromear. Eso es algo que dejé atrás hacía mucho.- Venga cuñado – me animó Lucas, negué con la cabeza, en señal de que no iban a convencerme – quizás conozcas a alguna chica allí.- He terminado con eso – contesté. Estaba cansado, me pasé todo un año, después de q
(Narrado por María)Santiago Polo era toda una caja de sorpresas, cuanto más descubría de él más fascinada me sentía y más cosas quería conocer.Los días con él eran intensos, como en una maldita montaña rusa, y apenas tenía tiempo para pensar en las cosas que me preocupaban, por lo que Darío casi nunca estaba en mi mente.El broche a aquellos días lo puso él en aquella pequeña excusión en la playa junto a sus primos y sus amigos.- María – me llamó justo cuando recogía mi toalla y miraba hacia el bonito atardecer. Le observé, estaba muy guapo sin gafas - ¿puedes ayudarme? ¿Qué significa "faisons l'amour ce soir"? – sonreí, divertida, al darme cuenta de que una de las chicas quería pasar la noche con él – Ambra me lo acaba de decir y no tengo ni idea de lo que significa.- Significa que quiere que os acostéis – eso le sorprendió del todo. Miró hacia ella y luego hacia mí, y luego rompió a reír – Deberías aprovechar la oportunidad y tener sexo con una francesa.- Sexo sin compromiso –
Narrado por María.Cenar con nuestros amigos entre risas y bromas por su parte fue agradable. A pesar de que no podía hablar en francés se había hecho querer entre todos los demás. Era una de esas personas que brillaba con luz propia y lo llenaba todo con su luz allí donde iba.Caminar hacia casa con él siguiéndome de cerca, con las manos metidas dentro de su chaqueta que en aquel momento tenía sobre los hombros. Había refrescado.No quería pensar en esa sensación que aún tenía dentro de mí. Me sentía decepcionada, y no tenía nada que ver con Darío aquella vez. Era a causa del beso que Ambra le había dado frente a los servicios y del que yo fingí no darme cuenta.Me volví a mirar hacia él, no me gustaba nada lo que André había insinuado sobre que había algo otro tipo de relación entre nosotros. Sólo éramos amigos.- Si quieres pasar la noche con ella y cancelar nuestro plan no me importa – le dije. Él me observó, sin comprender – He visto como la besabas cuando volvía del baño – sonri
(Narrado por María)Daba leves pasos por el salón abrazada a él sin poder dejar de llorar como una estúpida, porque dolía demasiado, no estaba preparada para enfrentarme a la maldita situación. No quería que mi único apoyo en la ciudad se marchase y menos aún enfrentar la situación en la que podría volver a ver a Darío.La culpa de todo aquello era mía. ¿Por qué me bebí aquella botella de vino que mamá me envió el año pasado para mi cumpleaños? Sin lugar a dudas ya estaría caducada y por eso se me había subido tanto a la cabeza.Él no opinó cuando me vio bebérmela entera, tan sólo siguió hablándome sobre lo mucho que le gustaban los deportes de riesgo. Aseguraba que uno dejaba de pensar en las cosas que no eran importantes después de tirarse de un avión y estar tan cerca de la muerte.- Te sentirás mejor – prometió, sin hacer otra cosa más que abrazarme con fuerza, como si estuviese absorbiendo todo mi dolor y mis pesares – yo estaré siempre aquí por si necesitas cualquier cosa ¿lo sa
(Darío Espier)Neus Espier es una de esas personas que no aceptan un no por respuesta, sobre todo si eres su hermano, y quiere sacarte de casa, reunirte con un antiguo amor, o ... Dios sabe que ideas pasaron por su mente, pero lo cierto, es que me arrastró en su viaje de pareja con su esposo, y no dejó de hablar sobre la importancia de dar segundas oportunidades, hasta que llegamos al hotel, y me encerré en mi habitación.Odiaba la puta situación de mierda. Pero una cosa estaba clara, no iba a reunirme con María, no iba a buscarla, ni a hacer nada que pudiese involucrarme en su vida de nuevo.Estaba decidido a escapar de los planes de mi hermana menor, así que me escapé, me marché a hacer un poco de turismo, sin ellos, fui a dar un paseo por el club náutico, y me detuve a mirar al cielo, cerca de una cafetería, parecía que de un momento a otro rompería a llover, sólo agradecía que el desfile fuese en un lugar cerrado, en el interior del hotel que había unos cinco metros a la izquierda
(Narrado por María)Caminaba a paso ligero por el aeropuerto arrastrando mi maleta. No quería pensar en lo patética que fui la noche anterior, en las locuras que estaba cometiendo para huir de ese hombre que me hacía daño una vez más.Dejar toda mi vida en pausa y volver a huir con el rabo entre las piernas, porque no podía enfrentar aquella situación.Me quería, pero no lo suficiente. Yo lo elegí a él por encima de todo y él prefirió el dinero a nuestro amor.¿Por qué el ser humano estaba tan podrido?Una vez un buen amigo me dijo que cada persona en este mundo tiene dos grandes amores. Yo ya había conocido y perdido al primero, quizás era el momento de dejarle atrás y conocer al segundo. Sonreí, ante la sola idea de volver a verle.Me bajé del autobús y miré hacia la universidad con una gran sonrisa. Todo el dolor que había sentido por Darío se disipaba al pensar en Santiago. Eso era algo bueno ¿no? Que él tuviese la capacidad de sanarme de esa manera.- Piense en las posibilidades
(Narrado por María)Su padre era un buen tipo, sólo había que ver como trataba a su mujer para saber cuánto la amaba. No dejó de preguntarme sobre el trabajo que me apasionaba en un buen rato. Lucía tremendamente interesado en conocer los detalles sobre por qué una diseñadora se había fijado en un profesor universitario.- Su hijo me hizo olvidarme de todo en cuánto hablé con él un par de palabras – contesté. Él entrelazó nuestros dedos de una forma especial y yo sonreí – Me hace reír.- Las risas son muy importantes – aseguró su madre, mientras disfrutada de aquella lasaña que la cocinera había preparado. Parecía una persona normal. Nadie nunca habría notado que ella estaba enferma si no estaba al tanto de la situación – Santi es para ella lo que tú para mí, Martín.- Ya veo... - sonrió y brindó con su vino mientras su hijo y yo lo hacíamos con agua.- Nosotros nos marcharemos ya – dijo él de pronto. Ladeé la cabeza para mirarle, mientras se ponía en pie y me obligaba a hacerlo a mí