Capítulo 28

Alessio.

Es frustrante tener que quedarme a ver estos pendientes, cuando yo invité a Ginebra a ir al festival conmigo, pero al menos esto le dará tiempo para poder hablar con Raulo y decirle que no se puede casar con él ya que será mi esposa.

Una enorme sonrisa se dibuja en mis labios y mi corazón se acelera repentinamente, por mi mente pasan las imágenes de Ginebra, sus risos castaños rebotando cada vez que camina, despertar en las mañanas entre sus brazos y de cómo acomoda mi rostro entre su pecho, tratando de aliviar mi cansancio. Nunca pensé que pudiera despertar todas las mañanas con este sentimiento tan reconfortante y cálido, de que hay alguien esperándome todas las noches y que, además, vela por mi sueño... Ginebra es fantástica y eso que todavía no es mi esposa.

Mis pensamientos se pierden por un largo rato, recordando la calidez de mi prometida, del cariño que emana cada vez que está a mi lado; recuerdo que uno de mis conocidos que encontró a su hembra, que cuando ella estab
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