Capítulo 31

Un sudor frío recorre mi espalda, mis manos se aferran con fuerza al brazo de Raulo, no hace falta que vea mejor a aquella persona, porque algo dentro de mí me dice quién es, además.... ¿Cómo no voy a reconocer esa impresionante cabellera negra? Mi respiración empieza a agitarse rápido, Raulo me ha preguntado si estoy bien, enseguida volteé a verlo y le dije que debíamos volver cuanto antes, que dejemos está loca idea y que regresemos a casa.

—Tranquila, Ginny— Susurra con suavidad mientras aprieta con delicadeza mi mano. —Solo hay que pedirle que se vaya, es todo.

Quiero decirle quien es la persona que está ahí sentada, pero tengo tanto miedo que no sale ni una palabra de mi boca, simplemente me limito a tomarlo del brazo con fuerza y trato de hacerlo retroceder, pero él está tan decidido a avanzar que ninguno de mis es

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