Capítulo 37

De mi garganta empiezan a salir pequeños gemidos de placer, pero son muy diferentes a los que suelto cuando siento el agua caliente sobre mí o cuando como algo delicioso, estos se escuchan... extraños, es tan vergonzoso que me tapo la boca. Alessio levanta la mirada y se acerca a mí, apartando mi mano, me dice que me quiere escuchar gemir de placer, asiento con la cabeza, hasta ahora me doy cuenta de que tengo la respiración bastante agitada.

Los labios del Alfa se posan sobre mi cuello, besa cada centímetro de mi piel y va bajando lentamente, hasta llegar a mis senos, pero sigue de largo hasta llegar a mi abdomen, en donde deposita varios besos, sus manos están acariciando mis pechos con suavidad, no me dejo de retorcer debajo de él, mis gemidos son cada vez más fuertes y me cuesta mucho trabajo contenerme. No entiendo porque tengo esa sensación ni porque el rey provoca todas estas emociones tan extrañas dentro de mí, pero me gusta... se siente tan bien.

Su mano izquierda acaricia ca
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