No me siento muy satisfecha con el resultado, pero ya es tarde como para que regrese y exija que me cambien, en especial porque se han esmerado mucho en su trabajo y sería muy descortés que yo les haga eso. Mi reflejo me da bastante pena, así que decido irme a la sala de fiestas.Apenas llego, me siento tan mareada al ver a tantas personas aquí reunidas, todas con ropa muy elegante, su forma de hablar incluso de caminar es tan sofisticado, que no me siento a la altura; como extraño a mi vaca y mis siestas en el heno. Camino entre la multitud y puedo sentir sus miradas sobre mí, incluso creo que he visto a algunos señalarme y reírse ¿Será que se está burlando de mí? Espero que no, ya que todo debe ser perfecto.Un hombre grita a todo pulmón la presencia del rey, que desciende de unas enormes escaleras, todos aplauden al verlo, como siempre, Alessio está perfectamente arreglado y muy bien peinado, mis dedos enseguida se posan sobre el collar que cuelga sobre mi cuello, bajo la mirada y
No pude resistirlo más y me puse a llorar, me siento tan mal en estos momentos, la presión está acabando conmigo. Detengo mi llanto cuando escucho unas pisadas a mis espaldas, enseguida miré por encima de mi hombro y vi una armadura reluciendo bajo los rayos de la luna.—Señorita Ginebra, que.... ¿Qué hace aquí? Usted debería estar en la fiesta, hoy se compromete con el rey— Se acerca a mí a paso apresurado y extendiendo su mano en mi dirección. —Acompáñeme por favor, la llevaré al palacio.Sequé mis lágrimas y le sonreí débilmente, le dije que estaba bien, que no tenía nada de qué preocuparse, regresé la vista al frente y me dejé llevar una vez más por mis emociones, al darse cuenta de mi estado, Darius se acercó a mí y se sentó a mi lado.—Bueno, supongo que.... podemos esperar un momento.—Por cierto ¿Qué hace usted aquí, Sir Darius? ¿No debería estar igual en la fiesta?—El rey me pidió que hiciera una ronda antes de ir a la fiesta y ya iba de regreso.Nos quedamos en silencio por
—Majestad, buenos días— Bosteza con pereza mientras se estira. —Me alegro que haya venido.—¿Qué haces aquí? Puedo notar que no has regresado a tu cuarto en toda la noche.—En efecto, majestad— Estira su espalda con mucha flojera, parece que se ha dormido encorvado. —He estado aquí cuidando de la señorita Ginebra.Escuchar esto me llena de alivio, me señala con su dedo la dirección en donde se encuentra mi amada Ginebra, sin perder tiempo, me encamino en su dirección, pero él se interpone en mi camino, diciéndome que tiene algo importante que decirme.—¿Qué es? Tengo que ver a mi Ginebra.—Majestad, entiendo su apuro por cerciorarse de que ella se encuentre bien, pero, debe escuchar lo que tengo que decir, por favor.Darius me dice lo que ocurrió anoche y de lo mal que se veía Ginebra, que incluso se tiró al barranco y que no dejó de llorar toda la noche, ahora entiendo mejor porque me sentía tan mal hasta altas horas de la noche. Hacia siglos que no derramaba ni una lágrima de triste
Una vez que he terminado de dar mis órdenes, todos se fueron, menos las sirvientas que estaban al cuidado de mi mujer, les pregunté porque no me habían dicho nada, una de ellas, la más joven, me dijo que había recibido órdenes mías de que estuviera disponible para todo lo que se ofreciera para la fiesta, me gire hacia mi Beta, esperando alguna respuesta por parte de él, ya que es quien da las ordenes a las sirvientas de acuerdo a mis exigencias, Rafael enseguida dijo que no, que él sabía que ellas están al servicio de Ginebra y que no debía molestarlas. Les dije que, a partir de ahora, van a recibir órdenes directas mías o de mi mujer y que será la última vez que se separen de ella. Con las cosas aclaradas, entramos los cuatro a la habitación, Rafael pone los papeles sobre la mesa, estoy por sentarme a revisarlos y veo como Ginny se sienta en la cama.Me acerco a ella, pero luego apoya su frente hacia adelante, la observo por unos instantes y luego escucho como suelta un quejido de fl
Con su ayuda y de mi otra sirvienta, caminamos por los pasillos a paso apresurado, me he tenido que poner un calzado cómodo para poder correr por los largos corredores, la modista trae agarrados mis zapatos que debo usar. Apenas llegamos a la entrada de la sala de fiestas, ella me ayuda a cambiarme los zapatos para después desearme suerte y meterme a leves empujes a la sala.Una vez más, me siento mareada al ver a tantas personas y otra vez, me miran con mucha atención... me siento extraña y rara cuando la gente se me queda viendo de esta forma, espero que no se burlen de mí, no podría soportarlo. Tomo la falda de mi vestido y empiezo a caminar por el lugar, esperando ver a alguien conocido con quien hablar, incluso me serviría ver a la señorita Silva. Al no ver a nadie familiar, ni siquiera a mis padres, decido quedarme parada cerca de la pista de baile, mirando con atención el lugar vacío e imaginándome como seria bailar el vals con el rey.Igual que ayer, cuando anuncian su llegada
Una vez que terminamos de bailar, Alessio se aleja de un poco de mí, luego el amo de llaves se acerca y le entrega algo, Alessio se gira hacia mí y se arrodilla, abriendo una cajita de color negro. Un hermoso anillo con un gran diamante se asoma lentamente, mis ojos se abren de par en par al ver semejante preciosidad.—Ginebra ¿Quieres ser mi esposa?Estoy consciente de que para esto se ha organizado la fiesta, aun así, me siento bastante emocionada, nunca creí que podría tener una fiesta tan preciosa de compromiso, el rey de verdad se esmeró mucho en organizarla y me siento tan dichosa, es verdad que todavía sigo extrañando a Raulo, pero Alessio me ha demostrado que de verdad le importo y que no solo me quiere por ser su enlace. Tomo su rostro entre mis manos con suavidad y deposito un tierno beso sobre sus labios.—Sí, majestad— Susurro entre pequeños jadeos, mi respiración se ha agitado de la emoción. —¡Si quiero ser su esposa! — Grito con todas mis fuerzas, deseando que todos en l
—Su piel es bastante suave, señorita.—Gracias.Alessio emite un pequeño gruñido, haciendo que el rey Dorian se aleje de mí, se quedan hablando por un rato más hasta que el Alfa se despide de él, diciéndole que teníamos que saludar a otros invitados, Dorian hizo una pequeña reverencia y se despidió de nosotros. Apenas se aleja, nosotros hacemos lo mismo, caminamos hasta una esquina del lugar, como si estuviéramos escondiendo de los demás invitados.—¿Sucede algo? ¿Por qué está alterado?—Dorian ha puesto el ojo en ti, lo noto en su mirada— Posa sus manos sobre mis hombros y me hace retroceder un poco, coloca sus labios sobre mi cuello y deposita pequeños besos al igual que mordidas. —Eres mía Ginny.... no lo olvides.Asiento repetidas veces con la cabeza, mis manos tiran de su ropa con desesperación, algunos pequeños gemidos se me escapan y mi cuerpo empieza a temblar, le susurro a Alessio que ansió estar con él y me dice que cuando volvamos a nuestra habitación seré suya toda la noch
Me he encontrado con la señorita Daimaris y a sus doncellas y ellas me tratan de evitar, pese a que me saludan de forma cordial y amable cuando me ven, la señorita Silva me trata como siempre, aunque ahora no para de recalcarme que tengo que ser una buena esposa para su Alfa y que debo darle hijos fuertes y sanos, que también debo aprender más sobre su cultura.Mientras estoy tomando mis lecciones de lectura, una sirvienta llega y me entrega una carta, que no dice quién me la envía, solo que se dio una clara y explícita orden de que debe ser entregada directamente en mis manos, una orden algo extraña desde mi punto de vista. Curiosa por saber que dice, abrí el sobre y me puse a leer la carta, pero tiene muchas palabras desconocidas para mí, desafortunadamente solo entendí una parte del contenido.Frunzo levemente el ceño y le digo a mi profesora que tengo que ir a ver al rey, ella me da permiso de irme, le dije que no iba a tardar en volver, me levanté rápido de mi asiento y me fui co