Capítulo 37.

Mi corazón comenzó a acelerarse demasiado rápido haciendo que mi respiración fuese a la par con él. Sentí que la habitación se estaba encogiendo, que yo me estaba encogiendo. De la nada sentí que alguien me ahorcaba con una cuerda. Llevé ambas manos a mi cuello para tratar de quitar la cuerda, pero era imposible, mi cuerpo estaba débil por la falta de oxígeno y no tenía fuerza ni para levantar un vaso con agua.

¿Por qué Terry no hace nada?

La habitación comenzó a tornarse borrosa, así como también sentí mi cabeza caliente a punto de explotar, sentía toda la sangre allí, toda la sangre acumulada. Mis párpados estaban pesados, me costaba mantenerlos abiertos, y sentía que poco a poco mi cuerpo estaba cediendo, que poco a poco iba apagándose hasta que lo escuché.

Sage...

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