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Capítulo 4: Puñalada por la espalda.

Dos cuerpos moviéndose al ritmo de una sinfónica imaginaria, colmados de placer y deseo desenfrenado.

Dos almas podridas que se complementaban a la perfección, dos traidores que había apuñalado por la espalda a personas que confiaban ciegamente en ellos.

Nino gruño cuando alcanzó su máximo punto de placer, el clímax lo golpeo con fuerza mientras escuchaba a su compañera gemir su nombre.

— Eso fue increíble — aseguro la mujer de cabello rojo, con su respiración entre cortada y observando al hombre que se alejaba de ella.

Nino gruño una vez más, mientras se deshacía del preservativo y borraba cualquier rastro de lo ocurrido que quedara en su cuerpo.

Ella lo observo, sabía que estaba molesto y frustrado, sabía que por más que lo intentara ella jamás llenaría ese vacío que él necesitaba llenar.

— ¿Kassandra sigue dándote dolores de cabeza? — pregunto, mientras se observaba las uñas, fastidiada.

— Si — respondió el hombre con simpleza.

— Es solo una niña estúpida, una vez que entienda que puedes darle todo lo que pueda desear correrá a tus brazos y te abrirá las piernas con facilidad, después de todo lo único que ella tiene a su favor es que es una Di´Laurentis, del resto es una pobre diabla sin talento — aseguro con rabia.

Nino soltó una carcajada mientras se giraba a mirar a su acompañante — Melissa, duélale a quien le duela, a Kassandra le sobra talento, se ha ganado su lugar sobre el escenario con esfuerzo y dedicación mientras que otras solo saben acostarse con los hombres correctos para lograr escalar.

— Me estas ofendiendo, Nino — comunico, frunciendo el ceño y poniéndose de pie.

— Si el saco te queda… — dejo la frase en el aire, mientras se colocaba la camisa y comenzaba a abrochar los botones.

— No entiendo cuál es tu obsesión con ella, ya tienes el control de la organización, te lo ganaste a pulso — hablo la mujer comenzando a vestirse, estaba disgustada por las palabras de Nino — además ¿si ella es tan perfecta porque rayos me sigues buscando?... ¡así porque sin mí no tendrías nada!, porque fui yo quien te dio la información que necesitabas para tener a Kassandra a tu lado y para acabar con su familia.

— Nena, sabes que estoy muy agradecido contigo por la información que me suministraste — se acercó a ella y la abrazo por la espalda — y eres consciente de que necesito a Kassandra, todavía hay muchos fieles a los Di´Laurentis y nos guste o no ella es la legitima heredera de todo, tenerla como mi esposa sería una gran ventaja para mí; luego de que me dé un hijo la matare y te convertiré en mi reina; tu serás la amorosa amiga que quiere estar con el hijo de su mejor amiga y mantener vivo su recuerdo.

— Bueno, apúrate en hacerle ese hijo y en deshacerte de ella, no soporto saber que estas con ella — hizo un puchero mientras giraba su rostro, comenzando a dejar pequeños besos en la barbilla masculina — y tendrás que conseguir una nana para el mocoso porque yo no pienso cuidarlo.

Nino puso los ojos en blanco, esa estúpida mujer para lo único que servía era para darle unas cuantas noches de placer, del resto era una inútil con aires de grandeza.

— Como quiera mi reina, ahora termina de alistarte para que vayas a saludar a Kassandra, quizás logres que salga de esa jodida actitud de alma en pena que se carga — le dio una nalgada juguetona antes de alejarse.

Una vez que estuvieron presentables, recorrieron los pasillos de la mansión hasta llegar a la habitación de Kassandra, quien estaba, como siempre; sentada junto a la ventana.

Pero esta vez no estaba sola, el doctor estaba junto a ella, alimentándola como si fuera un bebé, ambos dirigieron su mirada hacia los recién llegados.

— Mira quien vino a visitarte, Kassandra… Melissa ha estado muy preocupada por tu depresión tras el fallecimiento de tus padres — Thiago tuvo ganas de borrar, de un puñetazo; la sonrisa arrogante que ahora adornaba las facciones de Nino.

— Hola Kass, he estado tan preocupada por ti — aseguro la mujer de cabello rojo, acercándose y tomando las manos de su amiga — nos haces tanta falta en el escenario, las cosas no son lo mismo sin ti.

Kassandra la observo en completo silencio, Thiago noto que los ojos de la mujer brillaron con algo similar a la rabia.

— Lamento mucho lo que ocurrió con tus padres, sé que no debe ser fácil para ti, pero al menos tienes a Nino para…

Sus palabras fueron interrumpidas por una fuerte bofetada que le propino Kassandra, dejándola en total shock.

— ¿Lamentas lo ocurrido con mis padres?, maldita perra inmunda, ¿lo lamentas cuando fuiste tú quien le dio toda la información de su viaje a Nino?

— Kassandra no es lo que tú crees…

— ¡Cállate! — una vez más golpeo a su contraria — maldita traidora.

— No permitiré que sigas golpeando a Melissa — intervino Nino con actitud defensiva. Levantando su mano dispuesto a golpear a Kassandra.

Thiago se interpuso entre ellos, sujetando la muñeca de Nino — y yo no voy a permitir que le pongas una sola mano encima — escupió con rabia.

— Usted no se meta, doctorcito — hablo Nino de forma amenazante, intentando liberarse del agarre de Thiago, pero este tenía más fuerza de lo que había imaginado.

— Me meto porque no estoy dispuesto a permitir que la sigas lastimando, ella es mi paciente; es mi misión mantenerla con vida y tú no estás colaborando con esa tarea — expreso, provocando que Nino frunciera el ceño.

— ¡Le dije que no se meta! — grito, sacando su arma de la cintura de su pantalón y apuntando a la frente de Thiago. Quien lo miro de forma retadora y con la barbilla en alto.

— Mátame de una buena vez y cada vez que intente quitarse la vida, busca un nuevo médico, mátalo y acaba con todos los médicos de Italia, ¡vamos, hazlo! Y así tendrás a toda la jodida policía encima de tus pasos. ¿O crees que nadie notara la desaparición y muerte de tanto personal de salud? — sonrió con ironía — ya imagino los titulares, serán una belleza.

Nino apretó los labios con furia, su dedo aún estaba sobre el gatillo dispuesto a accionar el arma. Finalmente, bajo la pistola, derrotado, odiaba admitirlo; pero el medicucho tenía razón.

No podía seguir asesinando a todos los médicos que atendieran a Kassandra o la policía comenzaría a sospechar y no tardaría en tenerlos sobre sus pasos.

— Esta vez te has salvado doctorcito, para la próxima no tendrás tanta suerte — guardo el arma y dio media vuelta abandonado la habitación con Melissa siguiendo sus pasos.

Cuando ingreso en su despacho, arrojó al suelo todo lo que había a su paso, externando su ira.

— Maldita sea, ese doctorcito se está convirtiendo en un maldito problema, ¿Cómo se atreve a enfrentarme de esa manera?, ¿no ha entendido que su vida está en mis manos? — estaba furioso.

— Deberíamos preocuparnos en averiguar ¿Cómo es que Kassandra sabe que fui yo quien te dio toda la información sobre el viaje de sus padres? — indagó Melissa con preocupación — ¿tendrá a alguien que le brindé información?

— Ninguno de mis hombres sería capaz de traicionarme, ¡tengo en mis manos a todo el personal de esta mansión! — aseguro, cegado por su arrogancia.

— Marcello Di´Laurentis pensaba lo mismo y termino recibiendo un balazo entre las cejas por tu mano.

Nino la sujetó del cuello de forma violenta — escúchame bien Melissa, yo no soy ni seré jamás como ese payaso de Marcello, su error fue darme poder y confiar en que protegería a su princesita adorada… yo no necesito que nadie proteja lo que amo, porque sencillamente en mí no existe cabida para un sentimiento tan burdo.

— No eres un payaso como Don Marcello lo fue, pero aun así un doctorcito sin armas y sin poder fue capaz de cerrarte la boca con simples palabras — escupió con veneno.

— Maldita sea Kassandra Di´Laurentis y maldito se Thiago Visantino… cuando alcance mi objetivo me asegurare que ambos se quemen en el maldito infierno — esa era una promesa que no le importara sellar con sangre.

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