Isabella entró en la habitación, tomo la pijama y se dirigió al baño, después de unos minutos en la ducha salió encontrándose con Francesco parado al lado del arreglo floral y sosteniendo la tarjeta entre sus manos.Isabella, en tono arrogante, rompió el silencio que inundaba la habitación. —Puedo ver que te gusto el contenido de la tarjeta, ¿no me digas que piensas robar la dedicatoria para enviársela a Elena?, considero que deberías ser más original.Francesco se acercó a Isabella y sin mediar palabras la abofeteo de tal manera que esta se desplomó sobre el piso. —Quería ver si eras capaz de vociferar frente a mi familia una vez más que Salvatore te pretende, acaso piensas que me convertiré en el hazmerreír de todos. Ahora eres mi esposa y me debes respeto, ya no puedes andar haciendo lo que se te pega la gana, así que comienza a comportarte como la señora de Rossi.En ese momento Vicenzo toco a la puerta y al escuchar la orden de pasar entro. —Señor en el jardín principal está la s
El celular no dejaba de sonar. ¿Quién demonios llamaba con tanta insistencia? Francesco, tratando de abrir los ojos, se inclinó para tomar su pantalón del piso y sacar el celular. Con los ojos entreabiertos, pudo divisar el nombre de su primo en la pantalla.—Leonardo, ¿qué pasa? ¿Por qué tanta insistencia? ¿Acaso estás en problemas? —dijo Francesco, recostándose nuevamente en la cama mientras Elena lo rodeaba con sus brazos.—El único en problemas aquí eres tú. ¿Acaso no has visto la hora? Estamos todos reunidos esperando que decidas aparecer. Así que trae tu estúpido trasero cuanto antes; el abuelo está que mata y come del muerto, Francesco —susurró Leonardo, mientras Francesco sentía un escalofrío recorrer su espalda, poniendo fin a la llamada.— Mierda, el abuelo va a matarme. ¿Cómo pude olvidar la reunión de hoy? ¿Qué diablos pasa conmigo? —inquirió Francesco, sintiendo la tensión en sus palabras, mientras corría a la ducha y Elena tras él.Ambos salieron de la ducha y comenzaron
Isabella puso en marcha el lujoso vehículo mientras avanzaba en medio del insoportable tráfico. Su mente la trasladaba a ese miserable momento en el que se entregó tontamente a Francesco. De pronto, su voz la trajo de vuelta al lugar.— ¿Qué tanto piensas? ¿Acaso planeas desacerté de mí? ¡Ah, ya sé! Crees que porque me libraste de quedarme contigo en casa del abuelo, te voy a ver de otra manera y tendré que estar eternamente agradecido.—Siempre eres así de idiota, o ese efecto ocurre cuando estás a mi lado. Para tu información, no quiero ni me interesa que me veas de otra manera. Como te dije el día de nuestra boda, solo tenemos una sociedad. Son solo negocios y mientras seamos socios, debemos buscar la manera más… A ver, como diría, sensata o menos peligrosa para que todo acabe bien. Y ahora, más que nunca, que mi padre está por llegar.— ¿Sabes que estoy harto de esa sutil amenaza que lanzas cada vez que mencionas a tu padre? ¿Quién te crees que es, un dios inmortal que todo lo pue
El día había llegado. Isabella despertó temprano como de costumbre, bajó para tomar el desayuno en el jardín y luego fue a su clase de baile; eso era lo único que hacía que su nivel de ansiedad disminuyera. A pesar de que todo estaba preparado para la fiesta, los nervios porque todo fuera perfecto la consumían.—Niña, ¿ya terminó su desayuno? —preguntó Anita.—Sí, Anita, gracias. Voy a salir. Cualquier cosa, me marcas al celular, por favor.—Niña, ¿pero a dónde va? Recuerde que dentro de unas horas llegarán sus padres. Además, el señor aún está dormido y seguramente va a querer desayunar con usted. Pude notar que ayer le pidió que lo acompañara en la mesa. Quizás las cosas entre ustedes por fin cambien y puedan ser felices.—Anita, yo veré a mis padres en la fiesta. Leonardo y el abuelo van a ir por ellos al aeropuerto y los mantendrán ocupados. En cuanto al señor, no puedo hacer nada. Ya desayuné y realmente quiero ir a esa clase de baile. Hace mucho que no veo a mi loca amiga Chiara
Los últimos destellos dorados del sol se desvanecían en el horizonte, cediendo su lugar a la tan ansiada noche. Francesco esperaba a Isabella al pie de la escalera mientras observaba su reloj con impaciencia. La fiesta de bienvenida estaba por comenzar, y cada minuto parecía eterno. Isabella, por otro lado, se encontraba en su habitación, preparándose meticulosamente para el evento.Finalmente, Isabella comenzó a bajar la escalera, y al sentir sus pasos, Francesco apartó la vista del reloj. Clavó sus ojos en la hermosa mujer que descendía con elegancia. Su cabello marrón ondulado caía sobre sus hombros como una cascada, y su mirada penetrante desnudaba el alma de cualquiera que se atreviera a verla. La sonrisa enmarcada en esos carnosos labios rojos complementaba a la perfección con su sensual vestido dorado con incrustaciones de diamantes. Era un diseño hecho a medida para resaltar el escultural cuerpo de Isabella.Un hombro estaba cubierto por una manga larga, mientras el otro estab
La noche avanzó, marcada por momentos de alegría, risas y la conexión profunda entre los miembros de la familia. En medio de la elegancia y el esplendor, los padres de Isabella y Alessandra se sintieron verdaderamente bienvenidos por todas esas personas que habían compartido momentos inolvidables, momentos donde el amor y la lealtad eran la verdadera riqueza de la familia.Isabella, como buena anfitriona, se acercaba a las mesas para dedicarle unos minutos a conversar con los invitados; por su parte, Francesco se encontraba con Giuseppe, el abuelo, y los Lombardi comentando sobre la maravillosa fiesta, mientras Alessandra y Chiara conversaban y reían de las ocurrencias de Leonardo.Después de un rato, Isabella notó cómo Dimitri se acercaba sigilosamente a Francesco y le dijo algo al oído. Fue imposible no apreciar el cambio en el rostro de Francesco, quien rápidamente se alejó del grupo y salió con Dimitri a la entrada.Salvatore, Alessa, Leonardo y Chiara no pasaron por alto el detal
Luego de que los invitados se marcharan Francesco se unió a las tres familias que permanecían reunidas, aunque le molestaba la presencia de Salvadore Lombardi tenía que soportarlo puesto que tanto él como su padre pasarían esa noche o lo que quedaba de ella en la mansión Moretti junto con los Rossi.—Ya ordene que preparen sus habitaciones, cuanto tiempo sin que las tres familias se reunieran bajo el mismo techo, esta fiesta es la mejor que he tenido en muchos años. —expreso Giuseppe.—Tienes toda la razón amigo, la fiesta fue inolvidable y estar nuevamente contigo y con Don Marcos no tiene precio; además ver a nuestros hijos tomar las riendas del negocio familiar es la satisfacción más grande; hasta diría que podría retirarme y dejar todo en manos de Salvatore, lo único que falta es que encuentre una linda chica, se case y me dé nietos para entretenerme en algo.—Considero que aun estas muy joven para el retiro Antonio; aunque no soy quien para decirte que hacer, ya ves Isabella man
Todos abordaron los autos, al llegar al club fueron recibidos de manera atenta y especial, ya todo estaba listo para el disfrute de las familias incluso habían designado una de las churuatas para que gozarán de privacidad. —Cuanto tiempo sin venir a este lugar, recuerdo que la última vez que nos reunimos aquí fue en la fiesta de 15 años de Isabella.—Cómo olvidarlo Giuseppe, una semana después se marcharon a New York sin despedirse, le escribí a Isabella y no respondió mis mensajes sin mal no recuerdo pasó un año cuando decidió escribirme. —Si de algo sirve Salvatore no fue personal, necesitaba organizar mi nueva vida.—Tranquila, sé que no fue por tú culpa lo que importa es que estás de regreso con nosotros; claro no como quisiera pero estas aquí ahora con más experiencia, más fuerte y con muchas responsabilidades.—En eso conocido contigo, ahora es mucho más hermosa, segura, fuerte y lo más importante y para desgracia de algunos ahora es mi esposa, la mujer que está a mi lado cada