Los invitados habían disfrutado de la fiesta por horas, sumidos en la música y la conversación, hasta que, poco a poco, comenzaron a despedirse, agradeciendo la invitación. Salvatore y Rebeca se fueron juntos, pero antes, Salvatore se despidió de Isabella con una sonrisa cálida.—Bueno, princesa, creo que es hora de retirarme. Perdón por venir sin ser invitado, pero quería saber de ti. Felicidades por la noticia del embarazo, y tú, Francesco, cuídala y no lo eches a perder —dijo Salvatore mientras se alejaba con Rebeca.Cuando Leonardo y Alessa regresaron de la cocina, casi todos los invitados se habían marchado. Solo quedaba Antonio Di Lorenzo, que se acercaba a Don Marcos, Francesco e Isabella para despedirse.—Bueno, viejo amigo, la velada estuvo muy entretenida. Gracias por la invitación. Está demás decir que espero verlos en la reunión del lunes.—Desde luego, Antonio, allí estaremos. Gracias a ti por acompañarnos —respondió Don Marcos, estrechando la mano de Antonio.Charly, que
Francesco salió de la habitación, la preocupación y el cansancio se notaban en su rostro, pero se esforzaba por mantener la calma. —Chicos, pueden pasar, pero traten de no agitarla mucho.Charly y Alessa, asintieron y pasaron a ver a Isabella.Alessa entró con pasos temblorosos. Sus ojos estaban rojos e hinchados por las lágrimas. Se acercó a la cama de Isabella y, con voz quebrada, comenzó a hablar.—Isa, lo siento mucho. Nunca quise que esto pasara. Estoy tan arrepentida. No puedo creer lo que ha pasado. —Las lágrimas caían por sus mejillas, y su voz se ahogaba en sollozos.Isabella levantó una mano débilmente para tocar el rostro de su hermana.—No es solo tu culpa, Alessa. Todos cometemos errores. Lo importante es que estoy aquí, y el bebé está bien. —Isabella intentó sonreír, pero el esfuerzo la agotó.Charly, con el rostro marcado por la culpa, se acercó también. Sus ojos estaban llenos de remordimiento.—Isabella, me equivoqué. No debí haber llevado a Alessa al departamento de
La sala de reuniones estaba cargada de tensión. El aire era denso y pesado, como si el ambiente mismo presagiara el conflicto inminente. La luz suave de las lámparas apenas iluminaba las caras serias y expectantes de los presentes. Afuera, la mañana era fresca, pero dentro, la temperatura subía por la acumulación de cuerpos y emociones encontradas.Los líderes de la familia 'Ndrangheta se reunían para discutir la situación con Roger, el Siciliano, el Cártel Mexicano y los Yakuza. El enfrentamiento reciente en las bodegas había sido exitoso, recuperando tanto el territorio como la mercancía que pertenecía a Paolino.—Considero que debieron informarnos de la situación, Don Marcos. Como miembros y líderes de las familias, debemos salir a defender lo nuestro y estar al tanto de lo que sucede —dijo Di Lorenzo, rompiendo el silencio con su voz grave.—Estoy de acuerdo con Di Lorenzo. Se supone que cada líder de familia representa una zona de Calabria y, con todo respeto, Don Marcos, se nos
La mansión Moretti estaba bañada por la luz dorada de la tarde cuando Alessa, Francesco y Charly llegaron. El aire tenía una frescura ligera, transportando los sonidos suaves de la naturaleza y el aroma de las flores del jardín. El ambiente era cálido, pero una brisa suave mantenía la temperatura agradable. A lo lejos, se escuchaba el canto de los pájaros y el susurro de las hojas moviéndose con el viento. Isabella y Chiara estaban sentadas en el jardín, disfrutando de la tranquilidad del momento. Al ver a los recién llegados, levantaron la vista y sonrieron.— ¡Alessa, Francesco, Charly! —exclamó Isabella con entusiasmo, levantándose con cuidado para saludarlos.— ¡Hola, Isabella, Chiara! —respondió Alessa, acercándose a ellas. Las miradas de complicidad y cariño entre los familiares eran evidentes.Después de unos abrazos y saludos, todos se acomodaron en el jardín. Isabella preguntó:— ¿Qué tal estuvo la reunión?Alessa tomó la palabra, su tono era serio.—El imbécil de Di Lorenzo
El helicóptero despegó suavemente, sus aspas cortando el aire de la tarde mientras se alejaban de Calabria. La travesía a Toscana transcurrió sin incidentes, sobrevolando paisajes verdes y colinas ondulantes. La villa de los Rossi en Toscana era un lugar idílico, rodeado de viñedos que se extendían hasta donde alcanzaba la vista y con una panorámica que invitaba a la relajación. El aire allí tenía una frescura ligera, cargada con el suave aroma de las uvas maduras y el sonido lejano de las cigarras.Durante esas dos semanas, Francesco se dedicó por completo a cuidar de Isabella. Cada día estaba lleno de detalles: desayunos en la terraza con vistas al amanecer, paseos suaves por el jardín, y noches estrelladas compartidas en la piscina climatizada.Una mañana, mientras desayunaban en la terraza, el sol apenas despuntaba en el horizonte, bañando todo con una luz dorada. Francesco le sirvió una taza de té a Isabella.—Este té es especial, tiene hierbas que ayudan a relajarse. Además, con
La cena transcurría con una calma serena. La brisa nocturna, fresca y suave, fluía a través de las ventanas abiertas, trayendo consigo el delicado aroma de las flores nocturnas que adornaban el jardín. Las luces tenues de las velas proyectaban una cálida luz dorada sobre el mantel de lino, mientras el sonido del viento entre los árboles creaba una banda sonora suave y tranquilizadora para la conversación animada que llenaba el comedor.Chiara, sentada en la mesa, no podía apartar la vista de Charly, que parecía inquieto mientras se movía de un lado al otro, buscando el momento adecuado para hablar. Finalmente, Charly se acercó a ella con una expresión cargada de sincera preocupación.—Chiara, ¿podemos dar un paseo por el jardín para hablar un momento? —preguntó Charly, su voz cargada de una mezcla de esperanza y nerviosismo. —Realmente quiero disculparme por lo que ocurrió en la fiesta. No debí haberte dejado sola, me doy cuenta de que te he fallado.Chiara lo miró, sus ojos reflejand
El sol apenas comenzaba a despuntar en el horizonte, proyectando un leve resplandor dorado sobre los jardines de la mansión Moretti, dejando atrás la oscuridad de una noche cargada de emociones no resueltas. La brisa, fresca y suave, jugaba con las hojas caídas, mientras el rocío de la mañana se evaporaba lentamente, dejando un rastro de humedad en el aire. Había una quietud apacible en el ambiente, como si la naturaleza misma se preparara para un día lleno de acontecimientos cruciales.Isabella y Francesco estaban sentados junto a su abuelo Marcos en la terraza, un lugar desde el cual se podía apreciar la inmensidad del jardín. La conversación giraba en torno a su reciente viaje a la Toscana, donde la paz del paisaje y la belleza de los viñedos habían traído un respiro necesario para ambos.—Me alegra ver que el viaje ha sido tan beneficioso para ustedes. Toscana tiene ese efecto mágico en las personas —dijo el abuelo Marcos, con una expresión de sabiduría y ternura mientras observab
Luego de que el periodista lanzara la última pregunta al patriarca de la familia en la que indagaba si ¿Estaba satisfecho con el éxito de sus nietos y sus parejas?, el lugar quedo en silencio en espera del respetable hombre.Don Marcos, con una mirada recorrió los rostros de los presentes, con su habitual altives y lleno de orgullo, respondió con calma dando a conocer la mayor noticia de todas: —Mi vida está llena de satisfacción, y gran parte es por la dicha de tener una hermosa familia. Mis nietos y las compañeras que escogieron son el resultado de una crianza impecable, y ahora estoy más feliz que nunca, con la pronta llegada de mi primer bisnieto, es para mí un inmenso placer informarles que Francesco e Isabella serán padres dentro de unos meses.Satisfechos con la avalancha de noticias, los reporteros continuaban intentando captar cada detalle, cada palabra. La inauguración del Centro Comercial Don Giuseppe no solo era un evento de negocios, sino un escaparate de las complejas r