La voz autoritaria subió su tono.
-Señora Pelton llega tarde así que una hora de su salario será confiscado por mí, usted sabe que debe…-.
-Si señora, no volverá a pasar, llegar temprano, es justo señora Marga, se castiga con una hora de salario-.
-Bien, por fin entiende, ahora márchese a trabajar-. Se acercó a ella para mirarla fijamente y susurrarle con sus dedos que se moviera de su oficina.
-Levántese temprano a realizar sus tareas domésticas, de ese modo llegará aquí a tiempo…-.
-Si señora-.
- ¿Tiene marido al menos? -.
-Tengo 18 años de casada y una hermosa…-.
-No creo que sea muy feliz debe estar desgastada de su vida matrimonial, necesita mirarse en el espejo cada mañana, tiene un camino lleno de canas, rostro cansado y sombrío…favor…hágase una limpieza facial, nada mal le caería-.
-Lo tendré en cuenta señora-.
Marga tomaba varios bonos y se los entregaba.
-Un pequeño detalle, regálese tiempo-. Dicho esto, anunciaba que iría por los talleres a realizar las supervisiones necesarias, todos volaron de un lado a otro, la mandamás estaba en modo perfeccionista.
Kiki tomaba las facturas junto con el dinero para los depósitos de ese día, los bancos estarían a full y le retrasaría terminar sus tareas.
Miró por la ventana y le sorprendió el gris del cielo, no llovería en aquel momento, pero no descartaba una buena lluvia. El tiempo no alcanzaba para tantas tareas, llegarían en tres horas algunos pedidos a la tienda y debía recibir todo y revisar todo aquello.
Además, le tocaría muy seguro ayudar en terminar unos sombreros para su envío en el pedido de la tarde, Kiki se daba un masaje en su cuello, respiró profundo al bajar las escaleras, no se colocó el impermeable y mucho menos conduciría la motocicleta de la empresa, acertó en pedir un taxi -La moto se quedará mejor en la tienda, quizás después no recuerde haberme autorizado usarla, tendría algún pequeño grito de la ventana-.
Se acercaba a la cocina para tomar no una, si no dos tazas de café. Se le estaba tornando un vicio algo frecuente, pero era mejor eso que tomarse unas copas o peor aún fumarse varios cigarrillos.
No deseaba volverse como su madre, fumaba varios puros al día y se mandaba varias copas.
Fue directo a los bancos, pero para grata sorpresa de ella no miró grandes filas ni largas esperas. Después de realizar los pagos llamó al conductor de la señora Marga, le solicitaba un poco de ayuda con varias entregas, una vez que confirmó que todo llegaría a tiempo. Caminando a prisa y pasos veloces se dirigió a pagar algunos proveedores que estaban cerca de la zona, pasaría por la joyería a buscar los accesorios de esa noche.
Iba tan a prisa que justo en la esquina al doblar el auto que venía en sentido contrario le salpicaba de agua sus ropas, dejándole pasmada y sin tiempo a objetar, ante lo cual quedó pasmada. Era una pesadilla llena de calamidad.
Se revisaba y en efecto las botas de su pantalón lucían húmedas, miró el reloj aterrada ante el tiempo que había transcurrido, era mejor que se fuera volando al último banco que estaba justo a dos cuadras de distancia, cosa que logró hacer en los últimos diez minutos antes del cierre. No llegaría con los depósitos en mano de nuevo a la tienda, miró impacientemente porque la fila a su parecer, aunque corta, tenía como cliente una anciana con una bolsa llena de billetes y monedas, ¿Qué podía hacer ante la afable viejecita? Sonreírle y cederle el turno, tardó en llegar a la caja alrededor de veintitrés minutos. Al llegar su turno descargó los sobres y el dinero con agilidad, el operador con su mirada fría y manejo casi monótono efectuaba su conteo con una agilidad sorprendente, por lo que solo le tomó algunos minutos, después de verificar los recibos daba las gracias marchándose satisfecha de lograr en tiempo récord todos los asuntos bancarios.
¿Y porque volvía a revisar los sobres? Era precaución, Marga intentaría decirle que algo le había quedado pendiente.
Una vez segura que su tarea estaba perfectamente realizada, cruzó la calle, no estaba tan lejos, además con sus zapatillas húmedas sería mejor caminar, tomando su teléfono encontró aquella canción del italiano que le gustaba, “Una luz veo brillar, que me acompañará” la canción parecía escrita para ella, era una coincidencia que Eros estuviera justo pensando en ella entre millones de personas.
En ese instante, un grupo de personas que cruzaban la calle le miraban con algo de gracia y risas, su tacón se había quedado en las rejas de la alcantarilla atascado.
Miró nuevamente el cielo oscuro sin sol, no le agradaba para nada el día, quizás era un mal presentimiento, aunque darse el lujo de contemplar el paisaje no era conveniente. Debía mover sus pies, sus atascados pies en aquel instante parecían necesitar ayuda. Miró a los costados, haló con fuerza su pie….para tener que ir descalza ante la mirada de los curiosos.
La señora Marga daba un llamado en voz recia a todos los empleados, rápidamente se movilizaban de un lado a otro, revisaría los trabajos del taller y la tienda en general. Generaba un abrumador estrés en todos.
La señora Pelton y Mía, acomodaron su lugar de trabajo. Marga siempre encontraba algún motivo para llamarles la atención y dar varios gritos amenazándoles con despedirlas.
Era una tortura diaria, pero el pan en la mesa era necesario, la señora Pelton pasaba sus dedos sobre las prendas.
Marga miró la prenda.
-Creo que estas mangas son un crimen, horribles…no me gustan, las quiero de esta manera-. Dibujaba rápidamente en la hoja que tenía en su mano.
-Señora Marga, lo hare inmediatamente-.
Mía le enseñaba las prendas, sus manos eran inseguras y temblorosas.
-Creo que el bordado en dorado lo hace ver elegante, las flores se hicieron en mostacilla checa, es lo único que falta-.
-Bien, igualmente quiero que armes tres piezas más, tono amarillo
mostaza…para hoy, no para el próximo mes…mueve las manos-.
-Si señora, lo haré hoy mismo-.
-Quiero los sombreros, los brazaletes, aretes, las pañoletas para las tres de la tarde en punto, así que tendrán que ser rápidos y agiles-.
-Si señora-. Todos contestaban al unísono.
-Iré a la peluquería, avísenle a Kiki que tenga todos los pedidos en punto de la hora, tiene mucho que hacer, todos ustedes tienen demasiado que hacer, no se queden ahí mirándome como holgazanes, no quiero que se queden como estatuas-.
Cada uno se entregó a sus tareas, mientras ella tomando su gran bolso se marchaba con donaire a la peluquería.
Diez minutos después, todos respiraban aliviados, en medio de un gran movimiento de un lado para el otro.
Y el día avanzaba a pasos agigantados, después de llegar de los bancos Kiki cortó las piezas que debía alistar, hizo dobladillos, bordó en maquina varias piezas, no quiso almorzar para evitar retraso, la señora Pelton no quiso dejarle sola con tantas tareas, de repente sonrió como si una bombilla se encendiera, llamarían a la hija de la señora Pelton quien siempre les daba una mano, era ágil en el bordado y pegar botones. Una idea magnifica.
En punto de las tres de la tarde el pedido estaba empacado y en camino. Sus dedos estaban adoloridos.
Luego se unía al taller de accesorios a culminar los sombreros, en punto de las cinco era la meta, el buen señor Fred los llevaría, Marga no se daría cuenta, importante es que llegarían antes de las siete a su destino. Problema solucionado al menos por ese día, ese fatal día para todos.
La noche estaba lluviosa y la señora Pelton no quería mojar su cabello, ese día había planchado algunas prendas, se cubrió con su gran abrigo, esperarían juntas que la lluvia se calmara un poco. La señora Pelton le ofrecía una buena taza de café en leche con crema, no podía resistirse a un tentador café.
-Señora Pelton, no estoy segura, quizás la señora Marga llegue de imprevisto y seamos despedidas-.
-Es una bruja…debe estar volando en su nueva escoba-.
-Pagaría por verla-. Kiki reía.
-Pues no importa que me despida… despedida por todo lo alto, café panecillos, tengo guardados unos que traje de casa, además a Marga no le serviría que pesquemos un buen resfriado-.
-Creo que la inhumanidad le daría para dejar que pesquemos un buen resfriado-.
-Sería capaz, pero no necesita para lucirse… aunque ahora en este instante se encuentra con el señor Fred-.
-Ese señor Fred pobre hombre, estará toda la vida esperando un……. sí, acepto-. Esto decía Kiki al tiempo que soplaba sobre sus dos manos, y lloraba fingidamente- Oh, cariño es que no estoy preparada, ya sabes, mis empresas, mi tiempo, pero lo pensaré… lo pensaré…ahora tráeme un coñac y quédate echado en el tapete, sé un buen perrito-. Su estallido de carcajadas contagiaba a Pelton.
-Kiki… debiste ser actriz-.
-Vaya, eso dice mi padre-. Terminaba su café tomando la sombrilla.
-Gracias señora Pelton, ahora a casa, tengo que llegar a adelantar algunas cosas-.
-Buenas noches Kiki-. Salía a prisa entre la lluvia y las ráfagas de viento, al costado de la esquina se encontraba un taxi el cual abordó con prontitud con destino a casa, ella miraba por el cristal donde las gotas de lluvia caían continuamente, media hora después descendía del auto con su sombrilla, en el vestíbulo de la entrada principal buscaba las llaves y su teléfono. Coby su hermano estacionaba en ese instante. Al descender del auto
- ¿Cómo estuvo tu día Kiki? -. Kiki se sacudía las gotas de lluvia sobre la solapa de su abrigo.
-Fue un día largo, extenuante con la amarga Marga a cuestas-.
Su hermano fruncía el ceño.
-Qué edad tiene la amarga Marga? -.
-Es joven, pensé que era algo vieja…-. Reía con malicia -Pero la señora Pelton me contó que ella era empleada del taller desde sus inicios, Marga luego lo compró, así que calculo que tiene unos (33) años-.
-Vaya es joven, yo tengo unos pocos menos que ella ¿Y tiene novio? ¿Quizás casada? O aún mejor… ¿Soltera? -.
-Cariño mío, mira en otra dirección mejor… jamás te haría caso, estás loco-. Coby se plantó frente a Kiki dispuesto a resaltar todos sus encantos a la vista.
Coby colocó sus manos sobre el hombro de Kiki.-Soy atractivo, ojos hermosos, personalidad arrasadora-.Decía esto mientras llegaban al comedor tomando su lugar para cenar. Reía de buena gana, era apuesto, ojos hermosos, cuerpo atlético, alto, una voz sexy… dejaba suspirando a las chicas del taller cuando iba por ella.-Creo que nunca se casará, tiene un pretendiente…pero es como su alfombra-.-Un tapete decorativo-. Su hermano reía a carcajadas.-Si, tal cual, un lindo tapete felpudo-.-Vaya…que mujer más interesante-.-Eres un tonto, querer ser tapete…Ohhh… que mujer tan afortunada, yo ni un pequeño peluche tengo-.-No te gustan, papá te trajo varios y siempre terminaron subastados-.Reía con aquella felicidad tan suya.-No importa nunca me ven, soy tan invisible, solo Marga me puede ver para ordenarme trabajo-. Movía su cabellera con soltura.-Mejor es que te rías… me encanta Marga y es seguro que la conquistaré-.-Atrevido-.-Más le gustaré-. Sus dedos lanzaron un beso al aire.De
Francis era cantante de jazz, famosa y admirada por el medio artístico, provenía de una familia de músicos, sus padres habían fallecido en un accidente aéreo doce años atrás, siendo hija única del matrimonio Benoit heredó todos los bienes de la familia dentro y fuera del país, poseía una amplia mansión en España, tres departamentos en una isla del caribe y algunas propiedades más, solía ir de tanto en tanto por su mansión en España, el resto del tiempo era alquilada para estancias y vacaciones, varios coches ocupaban su amplio garaje junto a los de sus padres. Poseedora de una amplia y basta colección de pinturas de la familia.La joyería Benoit creada por su abuela, en manos de Francis era ahora una de las más reconocidas. Grandes personalidades eran clientes exclusivos de la marca, modelos, artistas, diplomáticos siempre hacían una escala en la gran casa de joyas.Razón y motivos suficientes para Francis quien había creado un vínculo con Kamil hija de Denis y Cesar Dugarte Bertrand
-Demasiado paciente-. Pensó Kiki para sus adentros.En aquel momento que ella navegaba en miles de conjeturas, Fred se despedía de todos los empleados mientras les obsequiaba una caja de donas con café para cada uno de los presentes.-Pobre señor Fred, ella es maquiavélica que lo terminará arruinando por completo, debería buscar mejor compañía-.-Dicen que el amor es ciego señora Pelton, por eso prefiero tener los ojos bien abiertos-. Kiki señaló con humor sus hermosos ojos.-Mi experiencia del amor es maravillosa, abandona esas ideas…un día llegará el príncipe de tus sueños-.-Si es igual que el señor Fred…prefiero un gato-.Las dos mujeres reían en baja voz.La señora Pelton tomó las prendas e ingresaba al taller con premura, Marga revisaba en aquel momento minuciosamente los detalles en las costuras, todos corrían de un lado a otro, dando los últimos toques para el gran evento donde Marga luciría perfecta y hermosa, ellas trabajarían como hormigas esclavas a contra reloj. Marga les
Coby ingresó en la tienda para recoger el pastel de su madre, cumplía años y quería sorprenderle. Kiki llevaría el regalo de los dos, papá el vino y las flores, la tía Helen la cena, su cocina era exquisita. En ese momento Nita le entregaba la bella caja del pastel mientras el observaba la decoración. Se acercó al mostrador para entregar su recibo. -Denme unos minutos, ya llamo a la encargada de las entregas-. Esperó varios segundos, una chica a quien reconocía se acercaba con una gran caja en sus manos. Coby miró el pastel fascinado. -Me encanta…quedó perfecto, no sabias que trabajabas aquí-. -Hola Coby que gusto verte, llevo cuatro meses trabajando aquí, me gusta este lugar-. Su sonrisa era algo tímida. -Es casi la hora del almuerzo, te invito-. -Vaya… justo llegó mi turno, dispongo de una hora y media-. -Entonces invito yo-. Nita fue por sus cosas, al cabo de unos minutos se acercó a Coby para tocar su hombro quien miraba la gran vidriera llena de pasteles, salieron de la pas
En punto de las cinco de la mañana Helen preparaba una buena taza de café y se disponía a leer el periódico, de hecho, no había dormido nada bien pues estuvo limpiando en casa de su hermana dejando todo en orden hasta entrada la madrugada.Keili era muy afortunada en la vida, quizás no se daba cuenta por tener siempre todo a la mano.De hecho, Armand era un esposo magnifico.Ella se quedó meditando por segundos en esas palabras… -Armand un excelente esposo…-. El motivo por el cual Keili y Armand estaban distanciados era todo un misterio, la vaga posibilidad de una tercera persona en la escena cobraba fuerza, solo que eran rumores y conjeturas, en unos días vendrían los suegros de Keili y ya se imaginaba la escena, la señora Nora y el señor Neo parecían buenas personas, pero desde que la separación Nora había tomado distancia de su hermana. Algo debía saber, pero nadie se atrevía a tocar el tema.Terminaba la taza de café y tiraba el periódico sobre la mesita del costado, se iría a ves
Alan tomaba varias carpetas en mano de la mesa del comedor.Kamil le abrazaba rodeándole con sus brazos.-Nosotros no nos amamos…dejemos el juego, otro día seguimos en las adivinanzas…bien linda ahora suéltame, toma una taza y sírvete café, yo debo agilizar algunas cosas, debo ir a trabajar-.-No entiendo como un chico como tú con semejante fortuna trabaja-.-Porque el dinero no nace en árboles, mis padres hacen muy bien su labor de dirigir sus negocios, yo también-.-Yo no quiero llevar pesadas cargas, cuando nos casemos tu asumirás todo bebé…yo tendré el deber de ser tu esposa, imagínate…siempre impecable y elegante para que te sientas orgulloso de mi-.Alan le miró preguntándose si por casualidad sus padres notaban que todas las neuronas las tenía fracturadas, se apreciaba que ninguna le funcionaba.- ¿Crees que seré una maravillosa primera dama? -.-Dama de…-.-Como las esposas de los presidentes, si tú eres el heredero, es justo que seas el presidente de la compañía, y yo asumiré
La mujer miró en dirección a la mesa del fondo levemente iluminada por la luz, ella cerró su abrigo rojo mientras que aceleraba sus pasos con total donaire.Al llegar depositaba su abrigo sobre el respaldo del pequeño sillón.-Creí que no vendrías-.-Jamás te dejaría esperando, de hecho, llegué quince minutos antes, quería verte llegar, me dijiste que el rojo seria tu color hoy-.-Este color es irresistible…Y bien cariño… ¿Dónde iremos? -.-Me gustaría que cenáramos y tuviésemos una plática de las cosas que han pasado últimamente…-. La mujer levantó sus cejas.-Pasa algo…lo sé, mejor dímelo directamente sin estar con rodeos, tus ojos no son los mismos de antes, así que no pretendas tratarme como una ingenua colegiala…si es que te has cansado dilo sin dar más vueltas…-.-Qué cosas que dices querida, tú y yo colegiales, tienes sentido del humor y eso es lo que me atrae de ti, aparte de tus hermosos atributos, que fueron otorgados por el olimpo-.-Oh…Atenea puede lanzarme algún conjuro s
Francis tocaba la campanilla ante el ingreso de su esposo junto a su hija y Lenin su asistente. Era la hora de la cena y toda la familia estaría presente, en aquel momento en que todos llegaban al comedor a tiempo Francis notó que Alan no había llegado.-Alan quiere hacerme rabiar, le dije que no quería excusas, además los padres de Kamil vendrán, solo quería una velada familiar libre de temas laborales y negocios-.-Creo que llegará en media hora cariño, me llamó justo en el momento que salía de la oficina e iba rumbo al club de natación por Karly, su auto estará listo mañana-.Francis se acercó a su esposo para darle un beso, era tan considerado y caballero, amable y cálido hombre de familia, siempre al cuidado de todos-.-Creo que debemos ir reservando con tiempo para nuestras vacaciones en el Cairo-.-Quería ir con toda la familia lo que será muy difícil, Alan siempre tiene una buena excusa-.-Bienvenidas sean las excusas mi vida…contigo todo lugar es maravilloso-. Erwin abrazó su