El despertador sonaba cinco en punto, justo en ese momento Kiki despertaba extendiendo sus sabanas hacia un costado para salir de la cama a iniciar sus faenas, hizo una rutina de estiramientos para lograr estar en pie, el cansancio era tal que pediría unas merecidas vacaciones.
Su madre estaría también por despertar y pedir su taza de café.
-Otro día para una buena taza de café-. Colocaba la cafetera en el momento que el pan era untado de queso crema, huevos revueltos y tostadas para ella.
Servía con sumo cuidado para llevar la bandeja al comedor. Tenía que estar en su trabajo a las seis y treinta en punto.
La señora Marga dueña de la tienda donde trabajaba exigía puntualidad, pero siempre quería verla media hora antes de su ingreso, el tema era sencillo, debía colocar flores en su oficina, colocar todos los recibos, el café con crema y canela, y el periódico debidamente en la página de sociales, por eso era mejor no llegar ni un minuto tarde, le habría gustado poder dar sus ideas las cuales mejorarían las ventas, pero la señora era algo difícil.
El día anterior su tarea fue ardua y agotadora, pero al final cuando la sonrisa de las clientas mostró su total satisfacción, guardó pieza por pieza las telas que ahora lucían esparcidas sobre los estantes, valían la pena acomodar el desastre con bastante alegría.
Mordía sus tostadas mientras de desplazaba por su habitación al tiempo que dejaba su cama organizada, se agilizó al darse un baño y estuvo lista en pocos minutos.
El almuerzo lo empacaba su madre en ese instante, así que, tomándolo se despedía diciendo que llegaría tarde.
-Kiki siempre llegas tarde, sería un milagro que estuvieras en casa temprano-. Su madre hizo una pequeña mueca.
-Cuando sea rica abriré mi propia tienda-. Kiki le daba una suave palmadita en su hombro.
-Eso espero-. Agitaba su mano diciendo adiós.
Su hermano aun dormía, su abuelo ya estaba abriendo la pequeña tienda de víveres que tenía, se despedía de el con un gran beso hasta las nueve de la noche, hora en que regresaría de su trabajo a casa muerta de cansancio, sueño y cargas laborales.
Consultó su reloj, debía llegar a tiempo a realizar varias tareas. Tomando su bicicleta pedaleó con fuerza logrando atravesar un gran parque donde ahora se veían varias personas haciendo deporte, otros charlaban animadamente, mientras que un grupo realizaba su caminata matutina.
Kiki ingresó en la tienda corriendo veloz por las escaleras para encender la cafetera y preparar la crema, la canela y el azúcar, cambiaba las flores y tomaba el periódico de la entrada, para dejarlo en perfecto orden junto a la bandeja, miraba detenidamente el basto salón por si algo faltaba…analizaba minuciosamente; Parecía que todo estaba en su lugar. La cafetera daba la señal con un sonido de campanilla. Regó las plantas de la terraza y esparcía aromatizante de manzana mientras se aprobaba a si misma en señal de estar todo perfecto. La perfección era una cualidad en la señora Marga. Foque el perro de la señora emitía dos ladridos bajos en señal de esperar sus croquetas. Era puntual como un reloj.
Al cabo de veinte minutos la señora hizo su entrada en la tienda, el reloj daba las siete menos diez minutos, colocaba su bolso sobre el escritorio mientras que pasaba sus dedos sobre la superficie en busca de algún rastro de polvo. Para suerte de todos no encontró nada, su mirada era perspicaz como una lupa.
-El orden es vital en este lugar, no quiero ver polvo… lo detesto, un nuevo día de trabajo debe iniciar perfectamente-. Todos corrían de un lado a otro en una ola de nervios, se apreciaba desde ya, que ese día seria lleno de infortunios, en contados minutos comenzaría a gritar y dar órdenes. Un largo día se avecinaba con ciclón, marea y fuertes tormentas en general.
La señora Marga llegó al taller de costura saludando y revisando que todo estuviera en su lugar, las dos modistas no habían llegado aún, por lo que amenazaba con descontarles del salario.
-Kiki, descuéntales una hora-.
-Pero señora Marga…usted…-.
-Di una orden… ¿Tienes problemas con acatar mis palabras? -.
-No señora, en lo más mínimo-.
La tienda de confección era de tres pisos, en el primero estaba la tienda de ropa y accesorios en general, en la segunda planta estaba el taller de confección y costura, la recepción, una pequeña cocina con un comedor para los trabajadores, la bodega de telas e insumos textiles, dos salones más donde estaba el taller de bisutería y sus bodegas respectivas, en el tercer piso estaban las oficinas de la empresa. Elaboraban collares, pulseras, relojes, anillos, bolsos, sombreros, la línea de accesorios Marga era un sello de belleza y calidad.
Distribuían a otros estados, la tienda había crecido desde que Marga la había comprado. Kiki tenía justo cinco años trabajando allí, ya era parte de las empleadas antiguas.
La señora Marga era muy exigente, a veces podía llegar a ser despreciable, arrogante, impulsiva, caprichosa, pero no se le podía negar que era brillante en los negocios, la tienda había comenzado siendo un taller de costura, donde hacían arreglos, vestidos de novia, de gala y más. Marga entonces había apostado por el diseño de joyas y accesorios en general, durante una temporada había dejado el taller a cargo de su tía, para pasar una temporada en Francia, unos cursos por aquí, algo más en Italia, le habían ayudado dado una nueva perspectiva de la moda, ahora su tienda era muy conocida en North Charleston, una ciudad situada en el condado de Berkeley.
El total eran nueve empleados, dos en la tienda comercial, las costureras, los obreros del taller, Kiki que se encargaba compras, proveedores y nómina de empleados, una especie de secretaria y asistente personal de Marga, ella sí que era toda una mandamás. Como le decían todos en la empresa.
La familia Jones era de un pequeño pueblo, recién casados sus padres, se habían mudado a North Charleston, la vida llena de perseverancia trabajo y constancia construyeron su patrimonio. Sus padres estaban separados en aquel momento debido una crisis matrimonial que atravesaban. El señor Armand solía venir todos los fines de semana por casa para pasar tiempo con sus hijos, en varias ocasiones se quedaba entre semana, ocupaba la habitación de huéspedes, era como habían decidido llevar las cosas en medio de la pequeña crisis que enfrentaban sus padres.
Su padre había comprado un terreno en una pequeña ciudad a kilómetros de allí, Logró crear una pequeña empresa de refacciones y remodelaciones en general, era un habilidoso hombre de negocios.
Acababa de inaugurar una gran ferretería.
Kiki sirvió el café para todos en sus respectivas tasas de manera eficaz, tomando la bandeja principal tocaba a la puerta de la oficina de Marga, ingresaba y apreciaba que no había nadie, colocó todo en orden al tiempo que dejaba la correspondencia del día, el listado de pedidos, pagos organizados, facturas de clientes y agenda.
Echando un vistazo cerraba la puerta cuando escuchó la voz de la señora que retumbaba por todo el lugar.
Corriendo a la cocina, se quitó el delantal para arreglar su uniforme, mirándose al espejo apreció que un mechón de su cabello se había salido de su lugar, soltó su cabello ondulado para organizarlo rápidamente con sus manos atándolo y colocando su pinza, el espejo le daba una imagen satisfecha cuando la imagen le dijo que estaba bien.
-Bien Kiki, vamos… corre debes estar en tu escritorio perfectamente en… tres, dos, uno-. Respirando profundo se acomodaba en su silla.
-Buenos días Kiki, a mi oficina-.
-Si señora…quiero mi café en su punto-. Kiki corría a la puerta.
-Pídeselo a la señora Pelton-. Le cedía el teléfono.
-Señora Pelton buenos días, por favor un café en leche con crema, dos galletas de avellanas, mermelada de cereza-. Colgaba en seco, mientras que Marga tomaba el auricular y marcó un número.
-Ve a hacer algo productivo, hoy tienes pagos-.
Kiki giró sobre sus elegantes zapatillas, corría a su escritorio…siempre estaba corriendo, por lo que buscó en su bolso, unos cómodos zapatos de medio tacón. Buscó su lista de proveedores. Tomando el teléfono haría primero varias llamadas.
Marga le llamaba a su oficina de nuevo.
-Kiki…flores azules… no amarillas, ¿Dónde están mis flores? -.
-Señora Marga, son del señor Fred, las envío anoche, llegaron justo cuando cerraba la tienda, pero les coloqué en agua con una pastilla efervescente y un toque de azúcar, estarán bien-.
-Solo porque las envió Fred no significa que las quiera ver…pero azules son mis favoritas, no olvides recordarle ese detalle-.
-Si señora-.
-Hoy…tenemos que enviar varias cosas y el día se está tornando nublado, así que ponte algún impermeable, toma la moto y ve a los bancos, pagaremos todas estas facturas quedando sin deudas, prepárate para que acudas al correo debemos enviar esas cajas que saldrán hoy, quiero que a las tres de la tarde todo esté en orden, ayuda a Pelton y Mía a bordar todos esos cuellos… no quiero que lleguen las tres sin tener listo el pedido de “Bonn Moon” es una de mis clientas consentidas….¿Como van los brazaletes de encaje?-.
-Si señora, ya están terminados los bordados -. Tomaba atenta nota, la señora Marga daba un listado y todo lo quería para dentro de una hora. - ¡Que mujer tan marchita de la vida… pensé que tener un novio le haría feliz! -. Era su pensamiento interior.
-Tus tramas me intrigan-. Le entregaba un molde -Ve a cortar cincuenta piezas para hoy, lo quiero en una hora-.
-Si señora, pero le pediría…-.
-Tienes mucho que hacer…creo que es mejor que corras, hablas tanto que me mareas-. Marga dio tres palmas en el momento que la señora Pelton hizo su entrada con la bandeja, mientras controlaba sus nervios.
La voz autoritaria subió su tono.-Señora Pelton llega tarde así que una hora de su salario será confiscado por mí, usted sabe que debe…-.-Si señora, no volverá a pasar, llegar temprano, es justo señora Marga, se castiga con una hora de salario-.-Bien, por fin entiende, ahora márchese a trabajar-. Se acercó a ella para mirarla fijamente y susurrarle con sus dedos que se moviera de su oficina.-Levántese temprano a realizar sus tareas domésticas, de ese modo llegará aquí a tiempo…-.-Si señora-.- ¿Tiene marido al menos? -.-Tengo 18 años de casada y una hermosa…-.-No creo que sea muy feliz debe estar desgastada de su vida matrimonial, necesita mirarse en el espejo cada mañana, tiene un camino lleno de canas, rostro cansado y sombrío…favor…hágase una limpieza facial, nada mal le caería-.-Lo tendré en cuenta señora-.Marga tomaba varios bonos y se los entregaba.-Un pequeño detalle, regálese tiempo-. Dicho esto, anunciaba que iría por los talleres a realizar las supervisiones necesa
Coby colocó sus manos sobre el hombro de Kiki.-Soy atractivo, ojos hermosos, personalidad arrasadora-.Decía esto mientras llegaban al comedor tomando su lugar para cenar. Reía de buena gana, era apuesto, ojos hermosos, cuerpo atlético, alto, una voz sexy… dejaba suspirando a las chicas del taller cuando iba por ella.-Creo que nunca se casará, tiene un pretendiente…pero es como su alfombra-.-Un tapete decorativo-. Su hermano reía a carcajadas.-Si, tal cual, un lindo tapete felpudo-.-Vaya…que mujer más interesante-.-Eres un tonto, querer ser tapete…Ohhh… que mujer tan afortunada, yo ni un pequeño peluche tengo-.-No te gustan, papá te trajo varios y siempre terminaron subastados-.Reía con aquella felicidad tan suya.-No importa nunca me ven, soy tan invisible, solo Marga me puede ver para ordenarme trabajo-. Movía su cabellera con soltura.-Mejor es que te rías… me encanta Marga y es seguro que la conquistaré-.-Atrevido-.-Más le gustaré-. Sus dedos lanzaron un beso al aire.De
Francis era cantante de jazz, famosa y admirada por el medio artístico, provenía de una familia de músicos, sus padres habían fallecido en un accidente aéreo doce años atrás, siendo hija única del matrimonio Benoit heredó todos los bienes de la familia dentro y fuera del país, poseía una amplia mansión en España, tres departamentos en una isla del caribe y algunas propiedades más, solía ir de tanto en tanto por su mansión en España, el resto del tiempo era alquilada para estancias y vacaciones, varios coches ocupaban su amplio garaje junto a los de sus padres. Poseedora de una amplia y basta colección de pinturas de la familia.La joyería Benoit creada por su abuela, en manos de Francis era ahora una de las más reconocidas. Grandes personalidades eran clientes exclusivos de la marca, modelos, artistas, diplomáticos siempre hacían una escala en la gran casa de joyas.Razón y motivos suficientes para Francis quien había creado un vínculo con Kamil hija de Denis y Cesar Dugarte Bertrand
-Demasiado paciente-. Pensó Kiki para sus adentros.En aquel momento que ella navegaba en miles de conjeturas, Fred se despedía de todos los empleados mientras les obsequiaba una caja de donas con café para cada uno de los presentes.-Pobre señor Fred, ella es maquiavélica que lo terminará arruinando por completo, debería buscar mejor compañía-.-Dicen que el amor es ciego señora Pelton, por eso prefiero tener los ojos bien abiertos-. Kiki señaló con humor sus hermosos ojos.-Mi experiencia del amor es maravillosa, abandona esas ideas…un día llegará el príncipe de tus sueños-.-Si es igual que el señor Fred…prefiero un gato-.Las dos mujeres reían en baja voz.La señora Pelton tomó las prendas e ingresaba al taller con premura, Marga revisaba en aquel momento minuciosamente los detalles en las costuras, todos corrían de un lado a otro, dando los últimos toques para el gran evento donde Marga luciría perfecta y hermosa, ellas trabajarían como hormigas esclavas a contra reloj. Marga les
Coby ingresó en la tienda para recoger el pastel de su madre, cumplía años y quería sorprenderle. Kiki llevaría el regalo de los dos, papá el vino y las flores, la tía Helen la cena, su cocina era exquisita. En ese momento Nita le entregaba la bella caja del pastel mientras el observaba la decoración. Se acercó al mostrador para entregar su recibo. -Denme unos minutos, ya llamo a la encargada de las entregas-. Esperó varios segundos, una chica a quien reconocía se acercaba con una gran caja en sus manos. Coby miró el pastel fascinado. -Me encanta…quedó perfecto, no sabias que trabajabas aquí-. -Hola Coby que gusto verte, llevo cuatro meses trabajando aquí, me gusta este lugar-. Su sonrisa era algo tímida. -Es casi la hora del almuerzo, te invito-. -Vaya… justo llegó mi turno, dispongo de una hora y media-. -Entonces invito yo-. Nita fue por sus cosas, al cabo de unos minutos se acercó a Coby para tocar su hombro quien miraba la gran vidriera llena de pasteles, salieron de la pas
En punto de las cinco de la mañana Helen preparaba una buena taza de café y se disponía a leer el periódico, de hecho, no había dormido nada bien pues estuvo limpiando en casa de su hermana dejando todo en orden hasta entrada la madrugada.Keili era muy afortunada en la vida, quizás no se daba cuenta por tener siempre todo a la mano.De hecho, Armand era un esposo magnifico.Ella se quedó meditando por segundos en esas palabras… -Armand un excelente esposo…-. El motivo por el cual Keili y Armand estaban distanciados era todo un misterio, la vaga posibilidad de una tercera persona en la escena cobraba fuerza, solo que eran rumores y conjeturas, en unos días vendrían los suegros de Keili y ya se imaginaba la escena, la señora Nora y el señor Neo parecían buenas personas, pero desde que la separación Nora había tomado distancia de su hermana. Algo debía saber, pero nadie se atrevía a tocar el tema.Terminaba la taza de café y tiraba el periódico sobre la mesita del costado, se iría a ves
Alan tomaba varias carpetas en mano de la mesa del comedor.Kamil le abrazaba rodeándole con sus brazos.-Nosotros no nos amamos…dejemos el juego, otro día seguimos en las adivinanzas…bien linda ahora suéltame, toma una taza y sírvete café, yo debo agilizar algunas cosas, debo ir a trabajar-.-No entiendo como un chico como tú con semejante fortuna trabaja-.-Porque el dinero no nace en árboles, mis padres hacen muy bien su labor de dirigir sus negocios, yo también-.-Yo no quiero llevar pesadas cargas, cuando nos casemos tu asumirás todo bebé…yo tendré el deber de ser tu esposa, imagínate…siempre impecable y elegante para que te sientas orgulloso de mi-.Alan le miró preguntándose si por casualidad sus padres notaban que todas las neuronas las tenía fracturadas, se apreciaba que ninguna le funcionaba.- ¿Crees que seré una maravillosa primera dama? -.-Dama de…-.-Como las esposas de los presidentes, si tú eres el heredero, es justo que seas el presidente de la compañía, y yo asumiré
La mujer miró en dirección a la mesa del fondo levemente iluminada por la luz, ella cerró su abrigo rojo mientras que aceleraba sus pasos con total donaire.Al llegar depositaba su abrigo sobre el respaldo del pequeño sillón.-Creí que no vendrías-.-Jamás te dejaría esperando, de hecho, llegué quince minutos antes, quería verte llegar, me dijiste que el rojo seria tu color hoy-.-Este color es irresistible…Y bien cariño… ¿Dónde iremos? -.-Me gustaría que cenáramos y tuviésemos una plática de las cosas que han pasado últimamente…-. La mujer levantó sus cejas.-Pasa algo…lo sé, mejor dímelo directamente sin estar con rodeos, tus ojos no son los mismos de antes, así que no pretendas tratarme como una ingenua colegiala…si es que te has cansado dilo sin dar más vueltas…-.-Qué cosas que dices querida, tú y yo colegiales, tienes sentido del humor y eso es lo que me atrae de ti, aparte de tus hermosos atributos, que fueron otorgados por el olimpo-.-Oh…Atenea puede lanzarme algún conjuro s