Pensando en lo que había visto en la habitación, en la nueva habitación de su esposa, Brandon tomó asiento tomando su libro favorito. Había sido una noche muy pesada, negocios aquí, negocios allá, esperando llamadas de la gente china solo para que le dijeran que sí a todo lo que él dijera, realmente había sido una de las peores noches. Ahora no parecía tener más fuerza y aun así, sabía que en un par de horas tenía que presentarse en la empresa.Quince minutos después, el desayuno de Cristal estuvo listo, con el plato y el licuado en mano, pasó cerca de donde Brandon estaba, él realmente parecía cansado, el libro en sus manos parecía caer en cualquier momento, con las pocas fuerzas que tenía se notaba que hacía un esfuerzo sobre humano para mantenerse despierto. Quizá si la situación fuera otra, quizá si él fuera el mismo hombre que seguía estando en su memoria, ella hubiera hecho algo por él, le habría dado de desayunar y después lo habría ayudado para que tomara un descanso, así solo
Más de media hora se había ido desde el momento en que vio cómo Cristal se había ido iba tan arreglada que parecía que iba a tener una entrevista de trabajo cuando realmente, todos ahí sabía que no lo necesitaba. Brandon podría ser lo que ella quisiera, podría ser el peor hombre sobre la tierra, podría ser quien más daño le había hecho pero lo que siempre llevaba en mente es que a una mujer y mucho menos, a quien había quedado a su cargo por la razón que fuera, no le debía de faltar nada cuando ella le iba a dar el niño que necesitaba para seguir siendo la figura que era en la empresa de los Lambert.Para ese momento, ya no sentía estar tan cansado, no sabía si era porque había descansado un momento o era porque se había metido tanto en sus pensamientos que ya no se sentía cansado.Brandon finalmente dejó el libro que estaba leyendo a un lado, pronto tendría que volver a cambiarse para el nuevo día que le esperaba.De pronto, su celular sonó. Una sonrisa se dibujó en su rostro al
La sorpresa que sintió Cristal en el momento en que el profesor dio la orden. La hizo girar su cuerpo completamente a la persona que acababa de entrar. Quizá si ella hubiera ido primero con él se hubiera ahorrado toda esa molestia.El profesor frente a ella no tuvo que escuchar más para admitir el cambio de proyecto. — ¿Cómo que la vamos a dejar cambiar el proyecto nada más porque sí? —preguntó el director quien ya se veía muy molesto.—Lo siento, señor —Cristal se dirigió al profesor —. Si es necesario, vendré más tarde, ¿le parece?—No es necesario, ya está dicho, si quieres cambiar sería bueno que lo intentaras, recuerda que los maestros dicen, entre menos graduados, mejo, o al menos este país es así.Para ese momento Cristal se dio cuenta que la persona frente a ella no estaba interesado en el proyecto de ella porque viera potencial sino porque veía una manera de hacerla perder.—Ya debes de conocer al profesor Enrique, ¿verdad, Cristal? —preguntó el director. —él está a cargo
Molesto por lo que acababa de escuchar salir de los labios de su amiga y a la única que le había hecho tantas promesas que no pudo mantener, golpeó su escritorio al momento que tomaba asiento. Habían pasado tantas cosas, Tábata había dicho tanto, ella mejor que nadie sabía qué era lo que Brandon pensaba del matrimonio, a ella le había dicho que se casarían para que al final, él terminara casado con cualquier otra mujer con la que ya no veía un infierno cada vez que llegaba a casa. Las emociones habían cambiado, eso era un hecho. Ahora Cristal se había vuelto misterio frente a sus ojos, Cristal ya no parecía ser la niña manipuladora que él creyó que era cuando vio su firma en el contrato, había algo más en ella que le estaba provocando sentir algo más.Sin tener más que hacer, sin tener con qué excusa ir detrás de Tábata y explicarle lo que estaba pasando, ahí se quedó pensando en lo que no había pensado desde el momento en que vio aquella foto. Sin más, sacó un folder de su escritorio
Llegada la tarde, Brandon salió de la oficina como lo acordado para poder restar a tiempo en el bar como había quedado con su amigo.No tardó ni veinte minutos en estar ahí y ser él el primero en pedir un trago mientras esperaba por su amigo. No pasados los cinco minutos aún cuando él llegó.—Finalmente hasta que se hace ver al gran Brandon Lambert —dijo Enrique mientras se sentaba a su lado en la barra.Brandon sonrió, su amigo estaba exagerando un poco la situación. —No digas eso, yo siempre estoy aquí para ti.—Pienso que no, siempre me terminas cancelando los compromisos. Como sea, eres un hombre muy ocupado al final del día. Mejor dime, ¿cómo te ha ido en todo este tiempo?—Bien, bien, trabajo y nada más que trabajo.— ¿Qué tan tu nueva vida de casado? ¿Vale la pena? —No me recuerdes eso.—Sigues sin presentarme a tu esposa por contrato —dijo Enrique riendo ya que él era de los únicos amigos que sabía de ese matrimonio y las razones de este.—No tiene caso, ya lo sabes. Mejor d
Sin reclamos era como él se había dio a su despacho, parecía que podían vivir la vida que no atrás pudieron debido al odio que sentía uno por el otro. Era increíble como la vida podía podía funcionar cuando se tomaban las riendas por las malas. Ella, Cristal siempre siendo la mujer dedicada, la mujer que tenía muchos sueños por cumplir, la mujer que hubiera esperado todo menos un casamiento a la fuerza con una persona que ya conocía pero al mismo tiempo, no conocía más, y la misma que quiso mostrarse genuina, queriendo convencerlo de que ella no sabía nada del contrato que se había firmado era a la misma que nada de eso le había resultado hasta que comenzó a actuar por las malas, cambiando totalmente ella, cambiando su personalidad, cambiando quien podía ser realmente. Seguramente a Brandon no le gustaban las mujeres sumisas, seguramente él era de esos hombres que gustaba de las mujeres que sabía hacerle frente solo porque pensaba que así el reto iba a ser más divertido de lo que se
Comiendo todo lo que se había preparado para comer en su habitación sin que nadie la molestara, Cristal miraba los documentos en donde estaba escrito su plan, paso a paso, cada movimiento que iba a seguir, incluso si uno fallaba, siempre con un plan B para que nada le fallara.No podía creer que aquel plan hubiera sido todo un éxito frente a una persona que había dedicado toda su vída a trabajar para las compañías más importantes. La verdad es que no sabía de dónde el profesor Enrique podía provenir pero de algo sí estaba segura, ese plan era de ella y de nadie más, ese plan no lo iba a vender por más dinero que le ofrecieran. No toda su vida estaba destinada a ser desgracia, aprendería a querer a ese niño que nunca había deseado, aprendería a ser la mejor madre, aprendería a ser la persona de la que su futuro hijo estaría orgulloso incluso si la relación con el padre de este nunca sería lo que se veían en las películas románticas.Cuando finalmente terminó de comer, se metió al bañ
Pensando dos veces lo que debería de hacer, teniendo entre sus manos el número que estaba deseando marcar casi desde el momento en que fue puesto en sus manos, Enrique tomó el teléfono llevándolo a su labio, pensando un poco más lo que debería de hacer.En ese momento, los recuerdos de una tarde anterior vinieron a la mente de Enrique. Había mucho que pensar, aquella jovencita era muy inteligente, lo suficientemente inteligente para haber hecho un proyecto como ese pero al mismo tiempo, no queriendo venderlo para nadie más. Ella debía de estar planeando algo más, estaba seguro de eso. Había un plan detrás de todo eso, él ya lo podía ver, solo necesitaba actuar con astucia frente a una mujer inteligente.— ¿Para qué quieres el número de esa niña? Ya te dijo que ella no está interesada en vender su proyecto, ¿qué más quieres? —preguntó el director de la escuela al momento que buscaba entre sus archivos lo que su amigo y profesor de la escuela le estaba pidiendo. —Ya te lo dije, tie