Llegada la tarde, Brandon salió de la oficina como lo acordado para poder restar a tiempo en el bar como había quedado con su amigo.No tardó ni veinte minutos en estar ahí y ser él el primero en pedir un trago mientras esperaba por su amigo. No pasados los cinco minutos aún cuando él llegó.—Finalmente hasta que se hace ver al gran Brandon Lambert —dijo Enrique mientras se sentaba a su lado en la barra.Brandon sonrió, su amigo estaba exagerando un poco la situación. —No digas eso, yo siempre estoy aquí para ti.—Pienso que no, siempre me terminas cancelando los compromisos. Como sea, eres un hombre muy ocupado al final del día. Mejor dime, ¿cómo te ha ido en todo este tiempo?—Bien, bien, trabajo y nada más que trabajo.— ¿Qué tan tu nueva vida de casado? ¿Vale la pena? —No me recuerdes eso.—Sigues sin presentarme a tu esposa por contrato —dijo Enrique riendo ya que él era de los únicos amigos que sabía de ese matrimonio y las razones de este.—No tiene caso, ya lo sabes. Mejor d
Sin reclamos era como él se había dio a su despacho, parecía que podían vivir la vida que no atrás pudieron debido al odio que sentía uno por el otro. Era increíble como la vida podía podía funcionar cuando se tomaban las riendas por las malas. Ella, Cristal siempre siendo la mujer dedicada, la mujer que tenía muchos sueños por cumplir, la mujer que hubiera esperado todo menos un casamiento a la fuerza con una persona que ya conocía pero al mismo tiempo, no conocía más, y la misma que quiso mostrarse genuina, queriendo convencerlo de que ella no sabía nada del contrato que se había firmado era a la misma que nada de eso le había resultado hasta que comenzó a actuar por las malas, cambiando totalmente ella, cambiando su personalidad, cambiando quien podía ser realmente. Seguramente a Brandon no le gustaban las mujeres sumisas, seguramente él era de esos hombres que gustaba de las mujeres que sabía hacerle frente solo porque pensaba que así el reto iba a ser más divertido de lo que se
Comiendo todo lo que se había preparado para comer en su habitación sin que nadie la molestara, Cristal miraba los documentos en donde estaba escrito su plan, paso a paso, cada movimiento que iba a seguir, incluso si uno fallaba, siempre con un plan B para que nada le fallara.No podía creer que aquel plan hubiera sido todo un éxito frente a una persona que había dedicado toda su vída a trabajar para las compañías más importantes. La verdad es que no sabía de dónde el profesor Enrique podía provenir pero de algo sí estaba segura, ese plan era de ella y de nadie más, ese plan no lo iba a vender por más dinero que le ofrecieran. No toda su vida estaba destinada a ser desgracia, aprendería a querer a ese niño que nunca había deseado, aprendería a ser la mejor madre, aprendería a ser la persona de la que su futuro hijo estaría orgulloso incluso si la relación con el padre de este nunca sería lo que se veían en las películas románticas.Cuando finalmente terminó de comer, se metió al bañ
Pensando dos veces lo que debería de hacer, teniendo entre sus manos el número que estaba deseando marcar casi desde el momento en que fue puesto en sus manos, Enrique tomó el teléfono llevándolo a su labio, pensando un poco más lo que debería de hacer.En ese momento, los recuerdos de una tarde anterior vinieron a la mente de Enrique. Había mucho que pensar, aquella jovencita era muy inteligente, lo suficientemente inteligente para haber hecho un proyecto como ese pero al mismo tiempo, no queriendo venderlo para nadie más. Ella debía de estar planeando algo más, estaba seguro de eso. Había un plan detrás de todo eso, él ya lo podía ver, solo necesitaba actuar con astucia frente a una mujer inteligente.— ¿Para qué quieres el número de esa niña? Ya te dijo que ella no está interesada en vender su proyecto, ¿qué más quieres? —preguntó el director de la escuela al momento que buscaba entre sus archivos lo que su amigo y profesor de la escuela le estaba pidiendo. —Ya te lo dije, tie
Tan pronto como Brandon llegó a la oficina, pudo darse cuenta que las cosas no serían como antes. Una vez más se había olvidado de todo con el solo hecho de estar queriendo discutir y hacer enojar a su esposa pues hasta ese momento recordaba que ahí trabajaba la persona que le había resuelto casi la vida entera.Una vez más sintió ser un estúpido, ¿cómo iba a seguir el día teniéndola que ver?Brandon suspiró justo antes de entrar en el elevador, sería un día largo. Para ese momento no puedo evitar pensar en las cosas que Cristal debía de estar haciendo para no tener cerca las cosas de Brandon. Una sonrisa tonta se dibujó en su rostro en el momento en que imaginó a Cristal corriendo a otra habitación buscando su privacidad, la privacidad que no tenía si él estaba cerca y por supuesto, la privacidad que él no estaba dispuesto a darle después de todo lo que había pasado.Las puertas del elevador se abrieron solo para dejar ver a aquella mujer que nuevamente había dejado los pensamientos
Siendo la mañana como cualquier otra, todo lo que se podía escuchar en ese comedor era el golpear de los cubiertos con los platos de cerámica en ese gran comedor que posiblemente podía ser para dieciséis personas cuando solo estaban sentadas dos, no había mucho que decir entre ellos dos, todo de lo que se podía hablar, se hablaba en la empresa, no había mucho que ellos pudieran compartir incluso si estaban por casarse.Lo que el mundo afuera no entendía es que en el mundo donde el poder, el dinero y los grandes títulos eran posibles, no había espacio para cosas como el amor y ese sin fin de tonterías que el mundo realmente espera. En el mundo de ellos, la gente no se casaba porque estuvieran enamorados, la gente se casaba porque así lo necesitaban para seguir manteniendo el poder. No sé cuántas veces se había dicho lo mismo hasta este punto. En ese momento, a la mente de Wyatt vino la idea de verse con Cristal, había pasado varios días desde la última vez que se vieron que ya no sab
Habiendo hablado con Tábata y ella, haciéndole saber que no había nada por qué estar disgustados el uno con el otro, Brandon se sintió mejor. Caminaba por los pasillos a punto de llegar a su oficina.—Buenos días, señor Lambert —saludó su secretaria.—Buenos días, ¿qué proyectos tenemos para hoy?—Le mando los reportes en un momento.—Gracias.—Por cierto, adentro ya lo está esperando su amigo Enrique.—Muchas gracias —, dijo Brandon siguiendo su camino.Efectivamente, apenas abrió la puerta, se dio cuenta que su amigo ahí estaba, sentando frente al escritorio mientras se distraía con cualquier cosa.—Pensé que nunca ibas a llegar —dijo Enrique.—Tenía un par de cosas que hacer, ya lo sabes. Y bien, ¿qué te trae aquí tan temprano?— ¿Ya lo olvidaste? ¿Olvidaste de lo que hablábamos ayer?— ¡Oh, sobre el proyecto estrella! —preguntó Brandon encendiendo su computador. La verdad es que no se notaba tan interesado en ello ya que, como él lo había dicho, no podía contar con algo cuando no
Mirando con sutileza cada uno de los movimientos del director del plantel, Cristal cruzó las piernas, ella se quedaría a ver cómo esa conversación seguía su paso. Ni él tenía derecho a decir más de lo que ella le había dicho decir ni ella tenía derecho de interceder más de lo que debía. Al final, ella seguía siendo la alumna del hombre que estaba ahí y del hombre que estaba por contestar del otro lado de la línea.— ¿Enrique? —llamó su director mientras una sonrisa se dibujaba en el rostro de los dos. Hasta ese momento Cristal pudo saber que él había contestado. —Hola, señor director —saludó Enrique.—Te tengo buenas noticias —continuó diciendo el director mientras le daba la mirada a Cristal.— ¿Sobre la alumna estrella?—Exacto, sobre la alumna estrella.Y todo lo que pudo hacer Cristal fue bajar la mirada mientras la sonrisa se hacía más grande en su rostro. Verdaderamente aquel hombre la tomaba como la alumna estrella gracias aún proyecto que ella no iba a vender no importa cuán