La sorpresa que sintió Cristal en el momento en que el profesor dio la orden. La hizo girar su cuerpo completamente a la persona que acababa de entrar. Quizá si ella hubiera ido primero con él se hubiera ahorrado toda esa molestia.El profesor frente a ella no tuvo que escuchar más para admitir el cambio de proyecto. — ¿Cómo que la vamos a dejar cambiar el proyecto nada más porque sí? —preguntó el director quien ya se veía muy molesto.—Lo siento, señor —Cristal se dirigió al profesor —. Si es necesario, vendré más tarde, ¿le parece?—No es necesario, ya está dicho, si quieres cambiar sería bueno que lo intentaras, recuerda que los maestros dicen, entre menos graduados, mejo, o al menos este país es así.Para ese momento Cristal se dio cuenta que la persona frente a ella no estaba interesado en el proyecto de ella porque viera potencial sino porque veía una manera de hacerla perder.—Ya debes de conocer al profesor Enrique, ¿verdad, Cristal? —preguntó el director. —él está a cargo
Molesto por lo que acababa de escuchar salir de los labios de su amiga y a la única que le había hecho tantas promesas que no pudo mantener, golpeó su escritorio al momento que tomaba asiento. Habían pasado tantas cosas, Tábata había dicho tanto, ella mejor que nadie sabía qué era lo que Brandon pensaba del matrimonio, a ella le había dicho que se casarían para que al final, él terminara casado con cualquier otra mujer con la que ya no veía un infierno cada vez que llegaba a casa. Las emociones habían cambiado, eso era un hecho. Ahora Cristal se había vuelto misterio frente a sus ojos, Cristal ya no parecía ser la niña manipuladora que él creyó que era cuando vio su firma en el contrato, había algo más en ella que le estaba provocando sentir algo más.Sin tener más que hacer, sin tener con qué excusa ir detrás de Tábata y explicarle lo que estaba pasando, ahí se quedó pensando en lo que no había pensado desde el momento en que vio aquella foto. Sin más, sacó un folder de su escritorio
Llegada la tarde, Brandon salió de la oficina como lo acordado para poder restar a tiempo en el bar como había quedado con su amigo.No tardó ni veinte minutos en estar ahí y ser él el primero en pedir un trago mientras esperaba por su amigo. No pasados los cinco minutos aún cuando él llegó.—Finalmente hasta que se hace ver al gran Brandon Lambert —dijo Enrique mientras se sentaba a su lado en la barra.Brandon sonrió, su amigo estaba exagerando un poco la situación. —No digas eso, yo siempre estoy aquí para ti.—Pienso que no, siempre me terminas cancelando los compromisos. Como sea, eres un hombre muy ocupado al final del día. Mejor dime, ¿cómo te ha ido en todo este tiempo?—Bien, bien, trabajo y nada más que trabajo.— ¿Qué tan tu nueva vida de casado? ¿Vale la pena? —No me recuerdes eso.—Sigues sin presentarme a tu esposa por contrato —dijo Enrique riendo ya que él era de los únicos amigos que sabía de ese matrimonio y las razones de este.—No tiene caso, ya lo sabes. Mejor d
Sin reclamos era como él se había dio a su despacho, parecía que podían vivir la vida que no atrás pudieron debido al odio que sentía uno por el otro. Era increíble como la vida podía podía funcionar cuando se tomaban las riendas por las malas. Ella, Cristal siempre siendo la mujer dedicada, la mujer que tenía muchos sueños por cumplir, la mujer que hubiera esperado todo menos un casamiento a la fuerza con una persona que ya conocía pero al mismo tiempo, no conocía más, y la misma que quiso mostrarse genuina, queriendo convencerlo de que ella no sabía nada del contrato que se había firmado era a la misma que nada de eso le había resultado hasta que comenzó a actuar por las malas, cambiando totalmente ella, cambiando su personalidad, cambiando quien podía ser realmente. Seguramente a Brandon no le gustaban las mujeres sumisas, seguramente él era de esos hombres que gustaba de las mujeres que sabía hacerle frente solo porque pensaba que así el reto iba a ser más divertido de lo que se
Comiendo todo lo que se había preparado para comer en su habitación sin que nadie la molestara, Cristal miraba los documentos en donde estaba escrito su plan, paso a paso, cada movimiento que iba a seguir, incluso si uno fallaba, siempre con un plan B para que nada le fallara.No podía creer que aquel plan hubiera sido todo un éxito frente a una persona que había dedicado toda su vída a trabajar para las compañías más importantes. La verdad es que no sabía de dónde el profesor Enrique podía provenir pero de algo sí estaba segura, ese plan era de ella y de nadie más, ese plan no lo iba a vender por más dinero que le ofrecieran. No toda su vida estaba destinada a ser desgracia, aprendería a querer a ese niño que nunca había deseado, aprendería a ser la mejor madre, aprendería a ser la persona de la que su futuro hijo estaría orgulloso incluso si la relación con el padre de este nunca sería lo que se veían en las películas románticas.Cuando finalmente terminó de comer, se metió al bañ
Pensando dos veces lo que debería de hacer, teniendo entre sus manos el número que estaba deseando marcar casi desde el momento en que fue puesto en sus manos, Enrique tomó el teléfono llevándolo a su labio, pensando un poco más lo que debería de hacer.En ese momento, los recuerdos de una tarde anterior vinieron a la mente de Enrique. Había mucho que pensar, aquella jovencita era muy inteligente, lo suficientemente inteligente para haber hecho un proyecto como ese pero al mismo tiempo, no queriendo venderlo para nadie más. Ella debía de estar planeando algo más, estaba seguro de eso. Había un plan detrás de todo eso, él ya lo podía ver, solo necesitaba actuar con astucia frente a una mujer inteligente.— ¿Para qué quieres el número de esa niña? Ya te dijo que ella no está interesada en vender su proyecto, ¿qué más quieres? —preguntó el director de la escuela al momento que buscaba entre sus archivos lo que su amigo y profesor de la escuela le estaba pidiendo. —Ya te lo dije, tie
Tan pronto como Brandon llegó a la oficina, pudo darse cuenta que las cosas no serían como antes. Una vez más se había olvidado de todo con el solo hecho de estar queriendo discutir y hacer enojar a su esposa pues hasta ese momento recordaba que ahí trabajaba la persona que le había resuelto casi la vida entera.Una vez más sintió ser un estúpido, ¿cómo iba a seguir el día teniéndola que ver?Brandon suspiró justo antes de entrar en el elevador, sería un día largo. Para ese momento no puedo evitar pensar en las cosas que Cristal debía de estar haciendo para no tener cerca las cosas de Brandon. Una sonrisa tonta se dibujó en su rostro en el momento en que imaginó a Cristal corriendo a otra habitación buscando su privacidad, la privacidad que no tenía si él estaba cerca y por supuesto, la privacidad que él no estaba dispuesto a darle después de todo lo que había pasado.Las puertas del elevador se abrieron solo para dejar ver a aquella mujer que nuevamente había dejado los pensamientos
Siendo la mañana como cualquier otra, todo lo que se podía escuchar en ese comedor era el golpear de los cubiertos con los platos de cerámica en ese gran comedor que posiblemente podía ser para dieciséis personas cuando solo estaban sentadas dos, no había mucho que decir entre ellos dos, todo de lo que se podía hablar, se hablaba en la empresa, no había mucho que ellos pudieran compartir incluso si estaban por casarse.Lo que el mundo afuera no entendía es que en el mundo donde el poder, el dinero y los grandes títulos eran posibles, no había espacio para cosas como el amor y ese sin fin de tonterías que el mundo realmente espera. En el mundo de ellos, la gente no se casaba porque estuvieran enamorados, la gente se casaba porque así lo necesitaban para seguir manteniendo el poder. No sé cuántas veces se había dicho lo mismo hasta este punto. En ese momento, a la mente de Wyatt vino la idea de verse con Cristal, había pasado varios días desde la última vez que se vieron que ya no sab