Asustada, Cristal se movió del escritorio sin dejar caer los documentos que ya había encontrado. La persona que la miraba era la misma que la acechaba para que encontrara el destino que él le había impuesto. La sonrisa en su ostro fue algo que ella no pudo soportar por más que lo intentara.— ¿De qué se trata todo esto? —Preguntó ella de manera molesta, lo que estaba comenzando a sentir por su abuelo era solo odio, odio y nada más que eso.— ¿No los has leído? O, ¿una vez más necesitas tiempo para que te des cuenta de lo que dice y de lo que te has comprometido a hacer?— ¡Dime de una vez por todas de qué se trata esto!— ¡No te atrevas a gritarme!— ¡No lo hago mientras me digas que es lo que está pasando!—Este es un nuevo contrato, querida nieta mía, ¿no lo has leído? ¿Necesitas que venga alguien y lo traduzca para ti? ¿Necesitas que venga Brandon y se entere de esto?Cristal negó con la cabeza sin querer ver el monstruo que la había criado. Su abuelo nunca fue bueno, su abuelo sol
Mientras en la fiesta, Brandon se mantenía observando los pasillos de la casa de los Bennett sin ver salir a su esposa de ningún lado, algo no estaba bien y ahora que lo pensaba, ¿qué estaba bien en su vida desde el momento en que ellos dos se habían unido en matrimonio? Nada estaba bien. Nada.A su lado, llegó el primo de Cristal.— ¿Sabes dónde está mi prima? —Preguntó Sebastián bebiendo de su copa de vino. Brandon lo miró. —Vi que entró contigo, ¿dónde está?—Pues ya ves que no está conmigo. —Dijo Sebastián viendo a Brandon preocuparse.Ahora que lo pensaba, había visto a su esposa con su abuelo platicar. Eso solo podía significar una cosa, una sola cosa. Cristal, su esposa, estaba en problemas.En el momento en que Brandon se decidía por ir a buscar a su abuelo, su celular comenzó a sonar prontamente. Brandon miró a Sebastián como si de esa manera le pidiera permiso para contestar antes de ver a su esposa.—Haz lo que quieras —dijo Sebastián, caminando hacia al frente para
Por su parte. Cristal ya no sabía qué más pensar, primero era él el hombre que la había tratado con tanto amor una noche atrás y ahora era él el hombre que solo se había quedado observando todo desde una distancia mientras ella era humillada por su propio abuelo junto con el señor Lambert.Asustada o mejor dicho, queriendo parecer que estaba asustada cuando realmente estaba alegre de lo que acababa de ver que le habían hecho a Cristal, Tábata fue detrás de ellos.Justo en la salida los veía, todo de lo que sus ojos fueron testigos fue de la manera tan detestable en que Cristal hacia a un lado a Brandon como si no quisiera ella que él fuera su protección en ese momento y dadas las circunstancias, ¿quién quisiera un hombre que se comportara como su protección frente a todo el mundo cuando la realidad es que él se había burlado de ella desde unos metros atrás?—Suéltame y déjame ir —pidió ella con lágrimas en los ojos.— ¡No lo haré! ¿Por qué todo lo ves cómo solo tú quieres verlo? ¿Por
Mientras en la casa de los Lambert, el señor Lambert y la señora Victoria bebían y comían de los bocadillos que la servidumbre había llevado. No había otra cosa de la que hablaran ahí que no fuera de negocios y de más negocios.—Al menos mi nieto está haciendo algo bien —dijo el señor Lambert claramente molesto aún por lo que no había logrado hacer en esa mañana.Iba de camino a la casa de los Bennett cuando la llamada de Enrique lo hizo desviar su camino solo para decirle que necesitaba hablar con Brandon sobre un negocio que iba a comenzar a tomar lugar entre ellos.—Por favor, señor Lambert, mi hijo siempre ha mostrado ser una persona que se toma con responsabilidad todo lo que tenga que ver con la empresa —dijo la señora Victoria. El señor Lambert solo hizo un gesto no muy amable para después, beber de su copa de vino.—Bueno, ¿y por qué no nos hablas del asunto de la empresa? Yo también merezco saber, ¿no es así?—Por supuesto, señor Lambert —dijo Enrique.En ese momento,
En la casa de Cristal y la misma que Victoria le había dicho que no era suya, se encontraba ella sentada en el sillón sin poder dejar de ver el documento que su suegra le había dejado. Todo lo que esa mujer quería era seguir disfrutando de todo lo que el dinero le daba junto con el poder que tenía su hijo para liderar la empresa. ¿Cuánto más iba a soportar Brandon en la misma situación? ¿Cuánto tiempo más para que él se diera cuenta que su madre solo lo usaba? E incluso si ya lo sabía, ¿cuánto tiempo más tenía que pasar para que el día en que él se le rebelara a su madre llegara?En su celular ninguna llamada. Ya no le importaba en lo absoluto lo que él tuviera que soportar porque más pronto que tarde ellos iban a ser libres como siempre desearon serlo, Cristal viviría la vida que ella quiso desde un principio, Brandon finalmente podría casarse con Tábata, no había nada que los hiciera estar juntos ahora. El corazón de Cristal no podía estar más feliz, simplemente no podía imaginar
Dos puertas de madera que se abrían frente a sus ojos. Crista suspiró. Incluso si por todo lo que había pasado la había hecho caer, la había hecho quedarse sin fuerzas, eso era lo que menos debía de mostrar frente a los dos hombres que ya la esperaban y que sonreían al verla ahí, frente a ellos.—Un gusto verla aquí una vez más, señorita Cristal Bennett —dijo Enrique.—Adelante, hija, adelante —dijo el señor Brown con ternura. Eso era lo que aquella mujer joven de mirada triste le provocaba al señor Brown, había veces que la veía como una mujer llena de vida y de fuerza y que era la misma a la que el tiempo se le estaba acabando más por el dolor en su alma que por los problemas con los que podía cargar.Cristal entró a la sala, sobre el gran escritorio ya estaba aquel documento que esperaba por la firma de Cristal. Su plan estaba comenzando, su vida estaba casi de regreso a ella y a ella solo le faltaba tomar aquel bolígrafo entre sus manos para hacer de una sola firma, una llave.
Mientras en la oficina del señor Brown, Enrique terminaba de entender todo lo que había pasado hacía tan solo unos segundos.—No, es que eso no puede ser posible. Me niego a creerlo. —Dijo Enrique mientras la cabeza le daba mil vueltas.—Así como lo has escuchado, ella es la esposa de Brandon Lambert.— ¿Cómo lo sabes? ¿Por qué nadie me dijo nada? ¿Tú lo sabías desde el principio?—Ella me pidió no decir nunca nada, ella necesitaba un impulso que le hiciera salir adelante y traer de vuelta su libertad.— ¡De qué libertad me estás hablando? ¡Ella es la esposa de Brandon!— ¡Esposa bajo contrato! —Dijo el hombre defendiendo a Cristal, pues el mejor que nadie sabía lo que era vivir una vida que nunca antes quisimos.—Al final es su esposa y es lo que importa, no puedo creer que su misma esposa pretenda hacerle esto, convertirse en su rival.—Más que ser la rival de los Lambert ella pretende ser la rival de su propio abuelo, el señor Bennett.— ¿Por qué? ¿Está no es ninguna película
Un poco desorientada, sabiendo que Brandon se había ido temprano e inclusive, no había dormido con ella esa noche, no pudo dar con una idea de la persona que podría estar tocando a su puerta.Con cuidado y debido a los zapatos altos que usaba, bajo las escaleras. Podría estar destrozada, podría estar sintiendo que el alma se le iba del cuerpo per jamás lo iba a representar en su estado físico.Esa mañana vestía un vestido negro, un poco más corto de lo normal con unos tacones altos al mismo tiempo que su cabello castaño y ondulado caía por sus hombros.Suspirando fuertemente abrió la puerta. Ya no quería ser recibidora de más sorpresas, estaba harta de lo mismo.Y tan pronto como abrió la puerta de cristal se dio cuenta que una mujer de no más de cuarenta y cinco años, cabello rojizo, vestida muy elegante, se quitaba los lentes oscuros frente a ella mientras una sonrisa invadía su rostro Debió de imaginarlo, siempre debió de ser ella a la que tuviera en la mente antes que a cualquier