CAPÍTULO 17
Las conchas
William llegaba al barco apenas unos minutos después de que Emily hubiese muerto.
Su pequeña Andrea corría hacia él, al parecer estaba llorando...
Mientras tanto las sirenas se reunían junto a la gran diosa, mientras admiraban la gran burbuja que colgaba sobre el
PREFACIO“Sobre la cubierta del puerto de Nueva York la figura de un joven de cabello rubio y alborotado se encuentra, con la mirada fija en el océano, buscando cualquier anomalía en aquellas aguas calmadas, en aquella noche estrellada.Una muchacha de cabello castaño y estatura mediana camina hacia aquella figura, parece sorprendida por su aspecto, ya que las ropas que usa no son de esta época.“William” Pronuncia cuando llega hasta él, como si realmente esperase que aquella figura translucida pudiese escucharla, aquella figura de humo, pues recién ahora se percata de que esa figura no es real, tan sólo parece un recuerdo de una vida anterior. Para su sorpresa la silueta se vuelve hacia ella y le sonríe, como si realmente pudiese reconocerla. Pero ella no lo conoce, no
La jovendel bosque Emily caminaba por los jardines de su abuelo, se había despertado hacía tan sólo unas pocas horas, y parecía ser la única, ya que todos los demás aún permanecían con las puertas de sus habitaciones cerradas.Su abuelo se había marchado de luna de miel y había dejado al frente de la granja a su yerno. Tan sólo serían unos pocos días hasta que llegasen los responsables de la agencia con los nuevos inquilinos de aquel lugar.Parecía un sueño que el abuelo fuese a vender algo tan bello, aquel lugar en el que tan buenos momentos había pasado de pequeña. Pero no podía culparlo, sabía que la muerte de la abuela aú
La Realidad. Volvía a casa, pronto volvería a dormir en su cama y se olvidaría de toda aquella locura.La azafata indicó que debían ponerse el cinturón de seguridad, pues el avión despegaría de un momento a otro.Volvió la vista hacia la ventanilla, admirando como el avión despejaba, como subía más y más hasta navegar sobre las nubes.Respiró aliviada, acababa de dejar toda aquella tontería atrás. Ya no tendría que preocuparse de aquella niña o aquella extraña mujer del bosque, ahora tan sólo debía centrarse en el trabajo.Echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos, intenta
Intentando olvidar, pero sin parar de recordar. Apenas habían pasado unas pocas semanas desde que habían regresado a la gran ciudad.Emily ya había comenzado sus prácticas en aquel reconocido gabinete de abogados, y parecía estar bastante satisfecha con su trabajo.Seguía teniendo extraños sueños con aquel hombre al que no conocía, y seguía pensando en aquella niña llamada Andrea. Pero a pesar de todo seguía adelante con su vida.Aquella tarde, por ejemplo, se encontraba junto a su amiga Lizy, no muy lejos de Michigan, el lugar donde tendría lugar el próximo partido de Lucas, su novio.Se había pasado la mayor parte de los últimos días
Un viaje hacia lo desconocido La noche ha llegado a un pequeño islote, junto a la playa, muy cerca de un pequeño faro, un navío acecha, espera paciente a la luna, pronto subirá a lo más alto, pronto los monstruos de las profundidades saldrán a la superficie para apreciar su esplendor.El capitán Drake, junto a su tripulación espera ansioso a su presa, mientras admira como el faro encendido los delata.Señor Smith – llama a su subordinado, el cual mira hacia él dubitativo – vuestra arma – pide mientras levanta la mano hacia él en señal de que quiere que se la dé en aquel justo instante. El hombrecillo busca en sus pantalones, y saca su pistola, para luego ponerla sobre la mano de su ca
Planes de bodaApenas habían pasado unos meses desde su último encuentro con aquella sirena, y aún no había encontrado sentido a lo que esta le había dicho. Todo aquel tema de que ya se conocían de antes le olía a chamusquino.Aún tenía prisionera, en una pequeña caja de cristal, a aquella hada. Le gustaba admirarla en sus ratos libres, el diminuto ser intentaba por todos sus medios escapar, mientras él sonreía complacido al cerciorarse que todo aquel sufrimiento era por su causa.Aquel día de primavera, el mar estaba en calma. Hacía un calor terrible, que incidía sobre los marineros, haciendo que a estos les costara mucho más proseguir con su ardua tarea.El capitán del navío,
La pequeña Andrea Emily conducía hacia su casa con el coche, de forma estrafalaria, pero no podía prestar atención al tráfico de la misma forma, la sola idea de perder a aquella niña le asustaba demasiado.Bajó del coche sin ni siquiera aparcar como era debido en su plaza de garaje, tan sólo dejó el auto en el jardín, sin poner demasiado empeño en no estropear las petunias que su padre y aquella niña habían plantado el día anterior.Corrió hacia la casa, con Lizzy pisándole los talones, y llamó a la puerta con insistencia. Se había dejado las llaves dentro y no tenía forma alguna de entrar en su hogar.Su padre tard&oa
Chantaje Emily estaba realmente encantada de que el padre de Andrea hubiese decidido quedarse un poco más de tiempo, ya casi había pasado una semana, y la joven temía que ellos cumpliesen su palabra y se marchasen.Durante todos aquellos días había evitado quedarse a solas con el señor Drake, ya que no quería darle motivos para que alejase a Andrea de su lado, aquella niña se había convertido en alguien muy especial para ella.Aquella mañana escribía informes en el jardín de su casa, había sido una semana muy ajetreada, y aquel sábado tan sólo quería descansar de trabajo y disfrutar de la compañía de aquella niña. Levant&o