CAPÍTULO 3

La Realidad.

            Volvía a casa, pronto volvería a dormir en su cama y se olvidaría de toda aquella locura.

La azafata indicó que debían ponerse el cinturón de seguridad, pues el avión despegaría de un momento a otro.

Volvió la vista hacia la ventanilla, admirando como el avión despejaba, como subía más y más hasta navegar sobre las nubes.

Respiró aliviada, acababa de dejar toda aquella tontería atrás. Ya no tendría que preocuparse de aquella niña o aquella extraña mujer del bosque, ahora tan sólo debía centrarse en el trabajo.

Echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos, intentando dormir un poco, tan sólo le faltaba eso.

El señor Forbes y sus amigas tenían asientos en primera clase. Pero no le importaba que hubiese habido un error con los billetes y que finalmente se hubiese tenido que sentar con el resto de pasajeros comunes. Tan sólo quería llegar a casa, y no tenía tiempo para minucias.

  • ¿Esto es lo que se siente al navegar sobre las nubes? – Preguntaba una voz chillona junto a ella, haciendo que Emily levantase la cabeza y mirase hacia la niña que acababa de aparecer frente a ella, dejándola totalmente petrificada por ello.
  • ¿Qué…? ¿Qué haces aquí? – Preguntó, mientras miraba alrededor.
  • Me he colado – Respondía la niña mientras sonreía de oreja a oreja.
  • ¿por qué has hecho eso? – Preguntó un poco más bajo, ya que temía que la azafata descubriese que tenía una polizona a bordo.
  • Dijiste que no dejarían que me montase sola en un avión, así que tenía que aprovechar la oportunidad y viajar contigo.
  • Pero… ¿tienes familia en Nueva York?
  • Te tengo a ti – respondía la niña con tranquilidad, como si aquella situación fuese la más normal del mundo.
  • Pero yo… yo…
  • ¿Necesita algo señora? – Preguntaba una azafata llegando hasta ella, haciendo que Emily mirase hacia ella sin comprender.
  • No te preocupes, ella no puede verme – Aseguraba la pequeña Andrea, haciendo que Emily volviese a mirar hacia ella con los ojos como platos - ¿te preguntas por qué tu sí? – Preguntaba la niña mientras admiraba como la muchacha asentía – También es un misterio para mí.
  • Estoy bien, gracias – respondía la joven, intentando librarse de la azafata. - ¿Por qué ellos no pueden verte? – Preguntaba con un hilo de voz, ya que aquella situación cada vez le daba más miedo.
  • Es porque no pertenezco a esta realidad. Mi realidad no es la misma que la tuya, así que nadie puede verme, porque en realidad no debería estar aquí, no debería haber existido.

***

Unos siglos antes, las hadas jugaban junto a los árboles del sur, todas y cada una de ellas revoloteaban de un lugar a otro de las ramas de estos.

  • Tuka – llamó el hada con vestimenta marrón y cabello verde hacia su amiga de cabello rubio y vestimenta rosada, haciendo que esta dejase de jugar y mirase hacia su compañera. - ¿has oído los rumores? – Preguntó hacia su amiga. - Hay algo que acecha en el bosque, algo antiguo, algo nuevo, algo desconocido que asusta a los guardianes del más allá.
  • Su nombre es Lucía – Aseguraba el hada, haciendo que su compañera la mirase sin comprender – No es algo malo. Es sólo algo desconocido, para las demás.
  • ¿tú sabes lo que es? – Preguntaba la pequeña mujercita, intentando comprender mejor las palabras de su compañera.
  • Es un alma pura que ha sufrido por traición. Cuando un alma pura se marchita emite un llanto tan profundo que puede ser escuchado por los dioses del más allá. Cuando esa alma es liberada de su sufrimiento queda rota, separada de su esencia. Esto hace que las criaturas mágicas que se acerquen a ella la teman, porque su aura está oscura, al no poder encontrar su esencia queda vacía, está rota.
  • ¿y puede recuperar su esencia?
  • Muy pocas veces es posible. Ya que la esencia se pierde al ser defraudado y engañado, ya nunca volverás a confiar, porque una parte de ti está rota, una parte de ti tiene miedo.
  • ¿Deberíamos informar a la diosa?
  • Ella ya lo sabe, ella cree que tarde o temprano la esencia volverá a ella. Porque es un alma demasiado pura para quedar rota para siempre.

***

Emily despertaba sobresaltada sobre su sillón en el avión. Acababa de tener una pesadilla horrible sobre aquella niña que se había colado en el avión. Parecía tan real… pero ahora que no podía hallarla junto a ella… recién acababa de darse cuenta de que tan sólo había sido un sueño.

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