¡Feliz ombliguito de semana! ¿Cómo ven a la parejita? ¿tenemos buen futuro? Las leo en los comentarios, saben que me encanta leerlas. Nos vemos mañana a la misma hora y por el mismo canal. Un abrazo <3
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Owen y yo estamos juntos en la sala de espera de la consulta de la doctora Heart para mi control de trece semanas. El ambiente es tranquilo, con un ligero aroma a lavanda en el aire, pero no puedo evitar sentirme nerviosa. Lo miro de reojo, mientras él está absorto en su teléfono, probablemente revisando cosas del trabajo. Su presencia, aunque reconfortante en cierta medida, también me pone ansiosa. Han sido diez días intensos desde que me mudé a su apartamento y aún me resulta difícil procesar todo lo que ha sucedido desde entonces.La primera mañana después de mudarme, las náuseas matutinas me golpearon con fuerza, como ya estaba acostumbrada, pero aquella vez, Owen estaba allí, acompañándome. Su mano frotando mi espalda suavemente y la otra sosteniéndome con cuidado el cabello mientras yo dejaba el alma en el inodoro. "Estaré siempre para ti, Flavia. Déjame cuidarte, ya que no me gusta verte así", murmuraba dándome ánimos. Así ha sido desde entonces, y, aunque sus pal
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Salimos de la clínica directo hacia el estacionamiento. Flavia camina a mi lado, distraída, con los ojos pegados a las ecografías, mientras la guío con mi mano en su espalda. No puedo evitar sentir una oleada de ilusión al verla así, absorta en las imágenes de nuestros bebés. La ayudo a subir a la camioneta y ella se acomoda en el asiento, aún inmersa en sus pensamientos. Yo me subo y enciendo el motor.Durante el recorrido, mis pensamientos se centran en una pregunta: «¿Estoy haciendo lo suficiente para ganarme su confianza? Cada día parece que nos acercamos un poco más, aunque el miedo a fracasar me persigue». Mis dedos tamborilean sobre el volante, reflejo de mi nerviosismo.Nos detenemos en un semáforo en rojo, justo cuando mi teléfono suena. Es mi madre, a quien respondo, manteniendo una mano en el volante.—Hola, mamá —contesto, intentando sonar despreocupado.—Owen, hijo, ¿cómo estás? ¿Qué novedades tienes sobre Flavia y los bebés? —pregunta con su típica preocupaci
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Después de terminar el almuerzo, recogemos los platos en silencio, cada uno perdido en sus pensamientos. El ambiente en la cocina es tranquilo, casi relajado. Mientras seco y guardo cada plato, mi mente vuelve a la breve conversación que tuve con Maya por mensajecuando llegamos al apartamento, ya que habíamos acordado almorzar y pasar la tarde juntas, pero le había escrito rápidamente para decirle que Owen me propuso que nos quedáramos juntos y su respuesta fue directa, como siempre: "No te cierres, Flavia. Deja que las cosas fluyan, pero dale una oportunidad".Algo en su voz me hizo replantearme la situación. Tal vez era la manera en que Owen lo había dicho o quizá era mi propia curiosidad sobre lo que podría pasar si aceptaba. Así que decidí seguir su consejo y quedarme. Hasta ahora, todo ha resultado mejor de lo que imaginé.Ver a Owen cocinar, escucharlo abrirse con respecto a su independencia y la conversación sobre nuestros bebés había sido reveladora. Aunque me l
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗La mañana empieza mucho antes de lo que me gustaría, ya que despierto abruptamente por las náuseas, que no me dejan en paz. Apenas abro los ojos, me apresuro al baño y siento el malestar agitarse en mi estómago. Owen, como ha hecho siempre desde que me mudé a su apartamento, aparece detrás de mí casi al instante, con su presencia constante y reconfortante. Se arrodilla a mi lado, sosteniéndome el cabello y susurrando palabras de ánimo.—Ya va a pasar, Flavia. Respira profundo —dice con la voz suave pero firme.Después de lo que parece una eternidad, las náuseas finalmente empiezan a ceder. Me enjuago la boca y me vuelvo hacia él, agradecida por su paciencia y su ayuda.—Lo siento, Owen. No quería despertarte tan temprano —murmuro entre jadeos—. Gracias… —agrego con cansancio. Chasquea la lengua y niega, torciendo una sonrisa.—Es lo mínimo que puedo hacer, Flavia. Solo quiero que estés bien —responde, dándome un suave beso en la frente antes de levantarse—. Tengo que pre
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Paige toma una bocanada de aire, como si estuviera preparándose para contar una larga historia y asiente.—Por supuesto que sí, querida. Entiendo que mi hijo no es el hombre más comunicativo del planeta —bromea y logra bajarme un poco la ansiedad—. Siempre le ha costado mucho abrirse y expresar lo que siente —dice, tomando mi mano—. Pero es un buen chico y estoy completamente segura de que está loco por ti —asevera con una sonrisa.—¿Siempre ha sido así, tan serio y reservado o…? —indago con la esperanza de que me revele algo que pueda ayudarme a entenderlo mejor.—No siempre. —Suspira y su mirada se ensombrece ligeramente, como si estuviera reviviendo recuerdos dolorosos—. Era un niño muy dulce y un tanto tímido, pero su vida cambió drásticamente cuando era pequeño.Me quedo en silencio, dándole espacio para continuar. Es evidente que esto no es fácil para ella. Me cuenta un poco cómo conoció al padre de Owen y las circunstancias que los llevaron a separarse la primera
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗El día ha sido una locura desde que salí del apartamento. La reunión con los gerentes del casino fue un éxito rotundo, pero por más que intenté concentrarme en la reunión y en los detalles del trato, no podía dejar de pensar en Flavia, si estará bien, si habrá comido algo, si se habrá sentido sola o si quizás salió. Es ridículo, lo sé, pero no puedo evitarlo. Cada segundo lejos de ella me parece una eternidad y lo más absurdo de todo es que no dejo de sorprenderme por lo que siento. Estar enamorado de ella es algo que aún me cuesta asimilar y durante el tiempo que hemos vivido juntos, se ha intensificado solo por el hecho de tenerla cerca.Desde que la dejé esta mañana, no he podido quitarme de la cabeza la imagen de ella esperándome en la cocina con el desayuno que preparó para mí, y por lo mismo, me siento ansioso por volver a casa. No es que dude de que podamos hacer que esto funcione, pero ese gesto tan cotidiano y tan… íntimo, me tomó por sorpresa. Después de todo lo
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Caminar por este mall con Maya es justo lo que necesitaba. Ver los escaparates llenos de ropa para bebés, los cochecitos alineados como si esperaran a que algún día les demos una oportunidad y los suaves juguetes de peluche, todo esto debería alegrarme más, pero a pesar de que Maya y yo hemos estado recorriendo tiendas durante horas, mi mente sigue atrapada en estos últimos dos días.Durante la mañana le había comentado cómo había sido la experiencia con la doctora Heart, mencionándole que mis dos pequeños están creciendo perfectamente, pero, a pesar de mi esfuerzo por involucrarme, sé que ha notado que estoy distraída.Maya se detiene para mirar un conjunto adorable y yo le sigo el ritmo, señalando de vez en cuando lo que me parece bonito, y, aunque todavía no sé el sexo de mis bebés, no puedo evitar soñar despierta con el momento en que Owen y yo escojamos ropa para ellos. «Si son dos niñas, imagino vestidos adorables, llenos de detalles tiernos que él elegiría con una
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Estoy de pie frente a un grupo de empleados de un cine, explicando los procedimientos de seguridad mientras Miranda supervisa la actividad. Observo sus caras, algunos atentos, otros un poco distraídos. Mantener su atención es crucial, pero es un desafío, ya que el ejercicio es sencillo, pero importante: aprender a evacuar el edificio en caso de emergencia.Mi teléfono comienza a vibrar en el bolsillo de mi pantalón. No le presto mayor importancia al principio, concentrado en la capacitación, pero la insistencia es imposible de ignorar. Mi primer pensamiento es Flavia. Algo dentro de mí se tensa.Miranda me lanza una mirada rápida, notando mi distracción. Asiento levemente y me aparto del grupo, sacando el teléfono. La pantalla muestra múltiples llamadas perdidas de Joshua. Esto no es normal. Con el corazón acelerado, respondo.—Owen, es Maya… Estamos en el hospital. Flavia la trajo. Se desmayó en el centro comercial —dice mi mejor amigo, con la voz quebrada por la preocupa