¡Feliz ombliguito de semana! ¿Qué les pareció ver a nuestro lindo robot y a Sunmi en acción? ¿Por qué le habrán exigido tomar las riendas de su empresa a Owen? ¿Alguien más notó la tensión entre Miranda y nuestro sexy ogro? ¿Qué habrá pasado entre los dos? Todo eso y más, en los próximos capitulos, jeje Nos leemos mañana, a la misma hora y por el mismo canal :P No olviden dejarme sus teorías, comentarios y opiniones, saben que las leo siempre. Un abrazo <3
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Nueva York, Estados Unidos.El sonido del despertador me saca del letargo, ya que me había vuelto a dormir tras levantarme en la madrugada con las ya habituales náuseas matutinas. Respiro hondo y me esfuerzo por levantarme, ya que hoy es diferente, un día que he estado esperando con una mezcla de nerviosismo y entusiasmo.Lo primero que hago es llevar una mano a mi pancita, algo que se me está haciendo costumbre como una forma de saludar a mis bebés.—Buenos días, mis pequeños cachorritos. Hoy su mamá volverá a ser el foco de atención y todo gracias a ustedes —digo, con voz suave, recordando la conversación que sostuve ayer con Cassian Quinn, cuando lo llamé para aceptar su propuesta de volver a posar frente a las cámaras. Después de mucha reflexión, decidí aceptar su oferta de trabajo. Es una oportunidad que no puedo dejar pasar. Necesito el dinero y salir de la burbuja en la que se ha convertido el apartamento de Maya. Me siento revitalizada por esta decisión, una ch
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗ Nueva York, Estados Unidos. La mirada del joven que nos recibe en el estudio me hace hervir la sangre. Está claro lo que piensa al ver a Flavia y eso me molesta más de lo que quisiera admitir. Mantengo mi compostura, pero por dentro, cada fibra de mi ser quiere apartar a ese chico de su lado. Me esfuerzo por controlar mi expresión, pero otro hombre se acerca hacia nosotros y mis celos solo empeoran. Cuando llega a nuestro lado, tiene una mirada que brilla al ver a Flavia, pero cuando sus ojos se posan en mí, su expresión se endurece. —Bienvenida, preciosa. ¡Qué gusto tenerte acá! —dice, acercándose a Flavia y dejándole un beso en cada mejilla, lo que me hace tensar la mandíbula. Cuando se aleja de ella, su mirada se posa brevemente en mí—. ¿Y este es…? —Gracias, Cassian. Él es... —comienza Flavia, pero la interrumpo. —Owen Butler —respondo, estrechando su mano con firmeza—. Estoy aquí para asegurarme de que Flavia esté bien durante la sesión. —Por supuesto. —Cassian
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Nueva York, Estados Unidos.Las luces del estudio comienzan a apagarse lentamente mientras el bullicio de las conversaciones se desvanece. Flavia ya se ha cambiado y está conversando animadamente con Cassian y Mason, mientras intento disimular el malestar que me provoca verla tan cómoda entre ellos. Observo desde la distancia, sintiendo cómo la tensión en mis hombros se afloja solo un poco ahora que la sesión ha terminado y ella está completamente vestida.No puedo evitar notar cómo Cassian mira a Flavia, con ese interés apenas disimulado que me hace tensar la mandíbula y Mason, por otro lado, parece disfrutar provocándome, con esa sonrisa burlona que aviva la maraña de sentimientos que toda esta situación me genera.Cuando finalmente se despiden, Flavia se acerca a mí con una gran sonrisa, examinando una polaroid que le han regalado como recuerdo de la sesión, sin prestarme atención. Me siento incómodo, como un intruso en su mundo de admiradores, pero me obligo a guardar
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Nueva York, Estados Unidos.Ella no responde, concentrándose en su malestar. Sigo acariciándole la espalda, intentando transmitirle calma y apoyo. Pasan varios minutos antes de que finalmente se enderece, respirando con dificultad. Le ofrezco un vaso de agua y la ayudo a enjuagarse la boca.—Gracias… —murmura, evitando mirarme a los ojos.—¿Siempre es así? —cuestiono con preocupación al verla tan agotada y pálida. Me da una mirada interrogativa—. Las náuseas… —aclaro, sintiendo la necesidad de cuidarla y protegerla.—Sí y por lo que dijo el doctor, podría empeorar —responde y mis ojos se abren ante su respuesta, preocupándome aún más—. Pero tranquilo, Owen, que esto es normal y ya estoy acostumbrada. Aunque sí, es muy incómodo y agotador —explica, dando un suspiro cansado.El nudo en mi estómago se aprieta más. Flavia no debería tener que pasar por todo esto sola. Sé que ha sido fuerte, enfrentando todo esto con una valentía que admiro, pero en este momento, me siento impo
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Aparto la mirada, sintiendo el peso de sus palabras en el aire. Flavia ha dejado claro que no es fácil para ella dejar su vida en Italia y su voz, llena de incertidumbre, me hace cuestionar cada decisión que he tomado desde que reapareció en mi vida.Mil posibilidades cruzan por mi cabeza y la idea de que podría irse a Italia, dejando todo atrás, me provoca un nudo en el estómago. Quiero decirle que entiendo que su vida está allá, pero también necesito que me comprenda. Respiro hondo y me esfuerzo por encontrar las palabras adecuadas. Sé que necesito ser claro, pero no quiero asustarla y, mucho menos, presionarla. Ha sido un camino largo llegar a este punto de diálogo y no puedo arriesgarme a alejarla nuevamente.—Sé que no es fácil… —digo, pero me interrumpo, buscando las palabras con cuidado—. No quiero que sientas que estoy intentando quitarte tu vida en Italia, Flavia, pero podemos encontrar una manera de hacerlo funcionar —asevero, sintiendo cómo la urgencia crece en
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗El trayecto hacia el bar es un torbellino de pensamientos. La paternidad me ha sorprendido y cada vez que pienso en mis hijos, una mezcla de emoción y miedo me inunda. Al llegar al bar, el bullicio de las conversaciones y el sonido de las risas me envuelven. Tyler está en una mesa al fondo, levantando su botella en un gesto de saludo. Me siento y noto que ya tiene un par de cervezas sobre la mesa.—¿Así que finalmente pediste un SOS? —bromea, arqueando una ceja con curiosidad—. Tengo que decirte que estoy aún más confundido de lo que estaba esta mañana —menciona, inclinándose hacia mí, con una mirada intensa—. ¿Cómo es que Flavia y tú…? No puedo creer que estés en esta situación. —Bebo un trago de mi cerveza y, la verdad, es que no sé por dónde empezar.—Lo sé, pero ocurrió... —contesto, tratando de no entrar en detalles, es la mejor forma de proteger lo que siento.Tyler frunce el ceño, tratando de asimilar lo que le digo. Sé que para él, y para todos, esto es inesperado.
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Respiro hondo y siento cómo el aire llena mis pulmones mientras reúno el coraje para hablar. Maya me mira con sus ojos llenos de preocupación y cariño, pero sé que necesito desahogarme y escuchar sus consejos. Me siento segura a su lado, aunque también nerviosa por lo que estoy a punto de confesar.—Bueno, creo que es momento de decirte toda la verdad… —murmuro y mi voz tiembla un poco, pero me esfuerzo por mantener la calma—. Primero que todo, quería pedirte disculpas. —Maya me mira con atención, esperando a que continúe—. Me advertiste que no me involucrara y yo, lo intenté, te juro que lo intenté, pero fue más fuerte que yo y…—¿A qué te refieres, Fla?—El padre de mis bebés es Owen —admito de golpe.Por un momento, el tiempo parece detenerse. La expresión de Maya no cambia mucho, lo que me sorprende, ya que esperaba una reacción más dramática, pero en cambio, solo asiente lentamente.—Lo sospechaba —admite con una sonrisa comprensiva y me siento un poco aliviada al e
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗ Después de unos minutos intentando que Maya se calme, lo consigo. Me tenía nerviosa caminando de un lado a otro con una energía que, en estos momentos le envidio, pues, a pesar de su avanzado embarazo, se ve radiante. Con un profundo suspiro, continúo relatando todo lo que ha ocurrido desde entonces, sintiendo el peso de cada palabra mientras hablo. Mi amiga me escucha con atención y en sus ojos puedo ver una mezcla de comprensión y empatía. Es reconfortante tener a alguien que realmente me entiende y, aunque siempre ha sido perceptiva, esta situación es complicada incluso para ella. —Ha insistido en que lo piense y que no me vaya a Italia sin considerar sus razones, pero sé que es solo por nuestros hijos. No porque tenga algún sentimiento por mí —admito, sintiendo una opresión en el pecho—. Cada vez que lo veo, cada vez que me pide perdón y tiene un gesto conmigo, mi corazón se rompe un poco más al saber que es por ellos. Y eso está bien, lo entiendo, pero duele, May