¡Buenos días por la mañana! ¡Feliz viernes! Aquí les dejo el capítulo de hoy y me retiraré lentamente hasta la noche... ¿Qué creen que le dirá Owen a Josh? ¿Será algo sobre Miranda? ¿Esconde algún otro secreto nuestro ogro sexy? ¿Qué opinan de las revelaciones de Owen? Las leo en los comentarios y espero sus teorías de lo que vaya a decirle Owen a Josh... Nos leemos dentro de unas horas :*
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Joshua asiente con sus ojos clavados en los míos, llenos de curiosidad y comprensión, dándome la confianza que necesito para confesar lo que sigue, mientras él espera a que continúe.—La última noche que pasamos “oficialmente” juntos... —comienzo y siento un nudo en el estómago—, Flavia me confesó lo que estaba empezando a sentir por mí. Dijo claramente: "Owen, sé que esto no era parte del plan, pero siento que me estoy enamorando y quiero saber si sientes lo mismo que yo... Si así fuera, yo podría quedarme y ver si las cosas funcionan entre los dos" —confieso y la cara de mi amigo refleja sorpresa, pero se mantiene en silencio, permitiéndome continuar—. Entré en pánico, Josh. Me sentí abatido y lo único que pude hacer fue simular que dormía y que no me enteré de sus palabras —añado, reviviendo el momento como si hubiese sido hace un par de horas—. La sentí exhalar y acomodar su cuerpo desnudo a mi lado, pero no hice nada. Ella estaba segura de que no la había escuchado, m
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Mientras cenamos en la sala, las palabras de Maya siguen dando vueltas en mi cabeza, ya que pienso en lo mucho que va a cambiar mi vida de ahora en adelante. Decidir quedarme no es una decisión fácil y cada vez que pienso en mi nonna, siento un nudo en el pecho. La extraño mucho y sé que con el tiempo lo haré aún más, pero también sé que Maya tiene razón, sus consejos son sensatos y su apoyo, invaluable.Maya continúa hablando, emocionada por la idea de volver a vivir juntas. Sus palabras me envuelven como una manta cálida, aunque no puedo evitar sentir una mezcla de miedo y expectación.—Será increíble, Fla. Imagina lo divertido que será estar juntas durante nuestros embarazos. Podemos compartir ropa de maternidad, comprarle ropa a los bebés y saciar juntas los antojos —dice con una sonrisa entusiasta—. Además, lo próximo que debemos hacer es que te presente a mi obstetra. Es maravillosa y sé que te sentirás cómoda con ella.Una llamada al celular de Maya nos interrumpe
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Estoy sentado frente a Flavia, tratando de parecer más seguro de lo que me siento. Mi corazón late desbocado mientras espero a que reaccione, aunque sus ojos me miran con una mezcla de duda y escepticismo que hacen que mi ansiedad aumente.Con un rápido movimiento, Flavia retira sus manos de entre las mías y se pone de pie, cruzando sus brazos bajo su pecho, a la defensiva. Su expresión es seria y frunce el ceño antes de soltar un suspiro cansado. La miro, esperando alguna señal de que mis palabras hayan llegado a ella.—Muy bonito tu discurso, Owen, pero no necesito que mientas con algo como eso —rebate con un tono firme y despectivo—. Sé que todo lo que haces es por nuestros hijos, por lo tanto no intentes engañarme con más mentiras, buscando que me quede. Ya he decidido quedarme en Nueva York, así que puedes ahorrarte tantas palabras. —Lo que dice me golpea como un balde de agua fría, y antes de que pueda responder, se aleja y se pierde en el pasillo, dejándome solo en
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗—Bienvenida —digo, abriendo la puerta y dejándola entrar.Flavia se detiene un momento en la entrada, mientras sus ojos recorren el lugar que conoce tan bien, observando todo con una mezcla de nostalgia y cautela. Puedo ver que cada rincón le trae recuerdos, ya que, probablemente, fue aquí donde concebimos a nuestros hijos. Su mirada se encuentra con la mía por un instante antes de desviar la vista hacia la sala. Parece agotada y recuerdo lo mal que ha pasado la noche.—Puedes acomodarte en la sala mientras preparo algo para ti —digo, señalando el sofá. Ella asiente, dejándose caer con un suspiro y cierra los ojos un momento. La observo, sintiendo una mezcla de culpa y determinación. Debo demostrarle que estoy aquí para ella, no solo por nuestros hijos.Me apresuro a la cocina y pongo agua a hervir para prepararle un té. Mientras busco el jengibre, los recuerdos de nuestro verano juntos vuelven a mi mente. Fue en este mismo apartamento donde pasamos noches apasionadas, sin
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Owen y yo estamos juntos en la sala de espera de la consulta de la doctora Heart para mi control de trece semanas. El ambiente es tranquilo, con un ligero aroma a lavanda en el aire, pero no puedo evitar sentirme nerviosa. Lo miro de reojo, mientras él está absorto en su teléfono, probablemente revisando cosas del trabajo. Su presencia, aunque reconfortante en cierta medida, también me pone ansiosa. Han sido diez días intensos desde que me mudé a su apartamento y aún me resulta difícil procesar todo lo que ha sucedido desde entonces.La primera mañana después de mudarme, las náuseas matutinas me golpearon con fuerza, como ya estaba acostumbrada, pero aquella vez, Owen estaba allí, acompañándome. Su mano frotando mi espalda suavemente y la otra sosteniéndome con cuidado el cabello mientras yo dejaba el alma en el inodoro. "Estaré siempre para ti, Flavia. Déjame cuidarte, ya que no me gusta verte así", murmuraba dándome ánimos. Así ha sido desde entonces, y, aunque sus pal
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Salimos de la clínica directo hacia el estacionamiento. Flavia camina a mi lado, distraída, con los ojos pegados a las ecografías, mientras la guío con mi mano en su espalda. No puedo evitar sentir una oleada de ilusión al verla así, absorta en las imágenes de nuestros bebés. La ayudo a subir a la camioneta y ella se acomoda en el asiento, aún inmersa en sus pensamientos. Yo me subo y enciendo el motor.Durante el recorrido, mis pensamientos se centran en una pregunta: «¿Estoy haciendo lo suficiente para ganarme su confianza? Cada día parece que nos acercamos un poco más, aunque el miedo a fracasar me persigue». Mis dedos tamborilean sobre el volante, reflejo de mi nerviosismo.Nos detenemos en un semáforo en rojo, justo cuando mi teléfono suena. Es mi madre, a quien respondo, manteniendo una mano en el volante.—Hola, mamá —contesto, intentando sonar despreocupado.—Owen, hijo, ¿cómo estás? ¿Qué novedades tienes sobre Flavia y los bebés? —pregunta con su típica preocupaci
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Después de terminar el almuerzo, recogemos los platos en silencio, cada uno perdido en sus pensamientos. El ambiente en la cocina es tranquilo, casi relajado. Mientras seco y guardo cada plato, mi mente vuelve a la breve conversación que tuve con Maya por mensajecuando llegamos al apartamento, ya que habíamos acordado almorzar y pasar la tarde juntas, pero le había escrito rápidamente para decirle que Owen me propuso que nos quedáramos juntos y su respuesta fue directa, como siempre: "No te cierres, Flavia. Deja que las cosas fluyan, pero dale una oportunidad".Algo en su voz me hizo replantearme la situación. Tal vez era la manera en que Owen lo había dicho o quizá era mi propia curiosidad sobre lo que podría pasar si aceptaba. Así que decidí seguir su consejo y quedarme. Hasta ahora, todo ha resultado mejor de lo que imaginé.Ver a Owen cocinar, escucharlo abrirse con respecto a su independencia y la conversación sobre nuestros bebés había sido reveladora. Aunque me l
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗La mañana empieza mucho antes de lo que me gustaría, ya que despierto abruptamente por las náuseas, que no me dejan en paz. Apenas abro los ojos, me apresuro al baño y siento el malestar agitarse en mi estómago. Owen, como ha hecho siempre desde que me mudé a su apartamento, aparece detrás de mí casi al instante, con su presencia constante y reconfortante. Se arrodilla a mi lado, sosteniéndome el cabello y susurrando palabras de ánimo.—Ya va a pasar, Flavia. Respira profundo —dice con la voz suave pero firme.Después de lo que parece una eternidad, las náuseas finalmente empiezan a ceder. Me enjuago la boca y me vuelvo hacia él, agradecida por su paciencia y su ayuda.—Lo siento, Owen. No quería despertarte tan temprano —murmuro entre jadeos—. Gracias… —agrego con cansancio. Chasquea la lengua y niega, torciendo una sonrisa.—Es lo mínimo que puedo hacer, Flavia. Solo quiero que estés bien —responde, dándome un suave beso en la frente antes de levantarse—. Tengo que pre