¡Holiwis! ¡Ay, no! Y ahora, ¿quién podrá defendernos? ajajjaja... Aiñ... este par no avanza... ¿Creen que Fla se vaya a Italia? Ya vimos cómo reaccionó Owen... ¿se declararán la guerra o tendrán paz en algún momento? ¿Qué opinan? No olviden dejarme sus comentarios, teorías conspiranóicas y demás... Las leo ahí. Nos vemos mañana, a la misma hora y por el mismo canal :^ P.D: Quiero dejarle un gran abrazo a una de mis fieles lectoras que está de cumpleaños el día de hoy. Vielkita, espero que hayas tenido un día increíble junto a tus seres queridos. Que esta nueva vuelta al sol te traiga muchas bendiciones. Te deseo un feliz cumpleaños, mi bella <3
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Nueva York, Estados Unidos.Tras decir eso, Flavia se queda en silencio, su expresión es una mezcla de dolor y agotamiento. Siento el peso de mis palabras en el aire y una punzada de culpa me atraviesa, pero no puedo darme el lujo de retroceder ahora. No cuando se trata de mis hijos.Quiero gritar, quiero suplicarle que me entienda, pero me contengo. Mi instinto es proteger, estar presente, ser el padre que yo nunca tuve. No puedo permitir que se los lleve a Italia y me aparte de ellos. La sola idea me hace explotar la cabeza.—Flavia, entiendo que esto ha sido difícil para ti —digo, tratando de moderar mi tono—. Pero no puedo quedarme de brazos cruzados mientras te alejas con nuestros hijos. Necesito estar para ellos.Ella me mira con sus ojos llenos de lágrimas contenidas. Cory, a su lado, me lanza una mirada de advertencia, como si me estuviera pidiendo que suavice mi enfoque. Respiro hondo, intentando calmarme.—Mira, no estoy diciendo que tengamos todas las respuestas
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Nueva York, Estados Unidos.Llegamos al apartamento y dejo caer mi equipaje junto a la puerta. El viaje de regreso ha sido silencioso, lleno de pensamientos que revolotean sin cesar en mi mente. Cory me lanza una mirada comprensiva, se dirige directamente a la cocina y saca dos cervezas del refrigerador. Me ofrece una sin decir una palabra, pero su expresión dice mucho más. Asiento levemente, agradeciendo el gesto.Nos sentamos en el sofá, cada uno con su botella en la mano. Destapo la cerveza y tomo un sorbo, esperando que el alcohol me ayude a calmar los nervios. Cory me observa, claramente deseando decirme algo, pero estoy perdido en un mar de pensamientos, recordando la mirada de Flavia, su expresión cansada y la súplica en sus ojos.De reojo, noto que Cory sigue mirándome, esperando. No puedo ignorarlo más.—Dilo, escupe lo que quieras saber para que dejes de observarme así —le digo, soltando un suspiro. Duda un momento, mirando su cerveza antes de volver a mí.—Sigo
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Nueva York, Estados Unidos.Cuando Cory y Owen salen del apartamento, me quedo en silencio. La presencia de Owen me ha dejado más revuelta de lo que me gustaría admitir. Estrella, siempre atenta, se acerca con su habitual calidez y con la preocupación reflejada en sus ojos.—¿Quieres un té, mi niña? —me ofrece amablemente.—Sí, gracias, Estrella. —Asiento, intentando sonreír.—Creo que te vendría bien recostarte un rato y descansar. Yo te llevo el té en un momento —dice con una sonrisa tranquilizadora.Camino hacia la habitación, tratando de sacudir las palabras de Owen, pero siguen repitiéndose una y otra vez en mi mente. Siento miedo de que intente cumplir con su amenaza y quitarme a mis hijos; pero al mismo tiempo, hay algo en su voz y en su mirada, que me dice que hablaba en serio cuando dijo que quiere estar presente y ser parte de sus vidas. Las lágrimas empiezan a correr por mi rostro sin que pueda detenerlas.Me dejo caer en la cama, cubriéndome el rostro con las
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Nueva York, Estados Unidos.Estrella se retira discretamente, dándonos espacio para hablar, mientras mi corazón late desbocado en mi pecho cuando Owen se sienta en la mesita de centro frente a mí, dejando la canasta a un lado. Sus palabras dan vueltas en mi cabeza, sobre todo cuando dijo: "No solo por nuestros hijos, sino también por ti". No quiero ilusionarme y la idea de que quiera enmendar sus errores es muy reconfortante, pero a la vez, sigo sintiéndome herida por todo lo que ha dicho.Su penetrante mirada busca la mía, me siento vulnerable y a la defensiva al mismo tiempo. Owen suspira con cansancio y asiente.—Sí, por ti —responde con firmeza, sin apartar su mirada de la mía—. Sé que no fui justo contigo y que cometí errores. Y lo más seguro es que seguiré cometiéndolos. —Vuelve a suspirar, pero su tono se suaviza—. Me sentí traicionado, Flavia. —Frunzo el ceño y abro la boca en señal de protesta, pero continúa—. Sé que eso no justifica mis palabras ni mis acciones
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Nueva York, Estados Unidos.Salgo del apartamento de Josh y Maya con una mezcla de alivio y tensión en el pecho. Finalmente logré hablar con Flavia sin que acabáramos en una discusión acalorada. "Quiero creer que estás siendo sincero, pero necesitaré tiempo", me dijo con cansancio y algo de reserva. Sé que no será sencillo, pero al menos he dado el primer paso.El ascensor se cierra lentamente y siento que, por primera vez desde que supe que sería padre, hay una pequeña esperanza de que podamos arreglar las cosas. Aunque su mirada de dolor y desconfianza aún me duele, comprendo que he herido a Flavia más de lo que quisiera admitir.El sonido de mi teléfono me saca de mis pensamientos. Miro la pantalla y veo nuevamente el número de Miranda. Bufo, sintiendo una punzada de molestia. «¿Por qué tuvo que llamar justo en ese momento?». Vuelvo a ignorar la llamada, ya que no quiero que nada arruine este pequeño avance con Flavia.Al salir del elevador, mi teléfono suena de nuevo,
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Nueva York, Estados Unidos.El sonido del despertador me saca del letargo, ya que me había vuelto a dormir tras levantarme en la madrugada con las ya habituales náuseas matutinas. Respiro hondo y me esfuerzo por levantarme, ya que hoy es diferente, un día que he estado esperando con una mezcla de nerviosismo y entusiasmo.Lo primero que hago es llevar una mano a mi pancita, algo que se me está haciendo costumbre como una forma de saludar a mis bebés.—Buenos días, mis pequeños cachorritos. Hoy su mamá volverá a ser el foco de atención y todo gracias a ustedes —digo, con voz suave, recordando la conversación que sostuve ayer con Cassian Quinn, cuando lo llamé para aceptar su propuesta de volver a posar frente a las cámaras. Después de mucha reflexión, decidí aceptar su oferta de trabajo. Es una oportunidad que no puedo dejar pasar. Necesito el dinero y salir de la burbuja en la que se ha convertido el apartamento de Maya. Me siento revitalizada por esta decisión, una ch
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗ Nueva York, Estados Unidos. La mirada del joven que nos recibe en el estudio me hace hervir la sangre. Está claro lo que piensa al ver a Flavia y eso me molesta más de lo que quisiera admitir. Mantengo mi compostura, pero por dentro, cada fibra de mi ser quiere apartar a ese chico de su lado. Me esfuerzo por controlar mi expresión, pero otro hombre se acerca hacia nosotros y mis celos solo empeoran. Cuando llega a nuestro lado, tiene una mirada que brilla al ver a Flavia, pero cuando sus ojos se posan en mí, su expresión se endurece. —Bienvenida, preciosa. ¡Qué gusto tenerte acá! —dice, acercándose a Flavia y dejándole un beso en cada mejilla, lo que me hace tensar la mandíbula. Cuando se aleja de ella, su mirada se posa brevemente en mí—. ¿Y este es…? —Gracias, Cassian. Él es... —comienza Flavia, pero la interrumpo. —Owen Butler —respondo, estrechando su mano con firmeza—. Estoy aquí para asegurarme de que Flavia esté bien durante la sesión. —Por supuesto. —Cassian
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Nueva York, Estados Unidos.Las luces del estudio comienzan a apagarse lentamente mientras el bullicio de las conversaciones se desvanece. Flavia ya se ha cambiado y está conversando animadamente con Cassian y Mason, mientras intento disimular el malestar que me provoca verla tan cómoda entre ellos. Observo desde la distancia, sintiendo cómo la tensión en mis hombros se afloja solo un poco ahora que la sesión ha terminado y ella está completamente vestida.No puedo evitar notar cómo Cassian mira a Flavia, con ese interés apenas disimulado que me hace tensar la mandíbula y Mason, por otro lado, parece disfrutar provocándome, con esa sonrisa burlona que aviva la maraña de sentimientos que toda esta situación me genera.Cuando finalmente se despiden, Flavia se acerca a mí con una gran sonrisa, examinando una polaroid que le han regalado como recuerdo de la sesión, sin prestarme atención. Me siento incómodo, como un intruso en su mundo de admiradores, pero me obligo a guardar