ADVERTENCIA: No me hago responsable de su ansiedad o nervios. Aquí les dejo el último capítulo de la semana. ¿Qué opinan? ¿Odiamos al ogro? ¿Lo entendemos? Las leo en los comentarios, saben que son oro para mí. Nos leemos el lunes, a la misma hora y por el mismo canal :* Feliz fin de semana <3
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Norwich, N.Y, Estados Unidos.Tyler, Hanna y Cory entran corriendo por el pasillo, notablemente preocupados. Me detengo un momento para mirarlos, pero luego sigo caminando de un lado a otro, incapaz de quedarme quieto.—¿Cómo está? —pregunta Tyler, mirando hacia el pasillo por donde se llevaron a Flavia.—No lo sé... —respondo, apretando la mandíbula—. Se la llevaron hace unos minutos.—Owen, necesitas calmarte —dice Hanna con suavidad, apretándome el hombro—. Ella va a estar bien. Los médicos sabrán qué hacer.—¿Tú lo sabías, verdad? —le pregunto a Cory, que está tan afectado como yo. Mi amigo me sostiene la mirada unos segundos y asiente con cansancio.—Y antes de que me digas nada, no era mi responsabilidad darte la noticia —responde más serio que nunca—. Prácticamente la tuve que obligar a venir a la boda de su mejor amiga, temerosa por cómo ibas a reaccionar ante su embarazo. —La información me pega con fuerza por unos momentos, pero asiento en su dirección, incapaz d
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Norwich, N.Y, Estados Unidos.La enfermera sale de la habitación de Flavia, frunce el ceño apenas me ve frente a la puerta y bufa mientras niega.—Señor, no puede quedarse en el pasillo. Por favor, retírese a la sala de espera —señala con firmeza, su tono es amable pero autoritario.Asiento, sintiendo el peso de la frustración en mis hombros. «No he conseguido nada con Flavia y eso que apenas hemos cruzado palabras», pienso mientras camino hacia donde están mis amigos. Apenas me ven salir, los tres corren hacia mí, llenándome de preguntas.—¿Cómo está Flavia? ¿Y los bebés? —pregunta Hanna, con los ojos llenos de preocupación.—Están bien —respondo, intentando sonar más seguro de lo que me siento—. A Flavia la están monitoreando y… por primera vez pude ver y escuchar a mis hijos —comento, esbozando una sonrisa—. Son mellizos —añado, con un toque de orgullo—, aunque todavía no se puede saber su sexo. —Se relajan visiblemente, aliviados por la noticia.—Eso es increíble, Owen
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Norwich, N.Y, Estados Unidos.Me incorporo lentamente, sosteniéndome en el lavabo, tras vaciar mi estómago como cada mañana. Al mirarme en el espejo, veo cómo mi cara refleja perfectamente lo agotada y abrumada que me siento; mi rostro pálido y unas oscuras ojeras delatándome.La noche anterior fue un torbellino de emociones y recuerdos. La boda, Owen, Cory, el hospital... Todo volvió a mí en un torrente incesante de pensamientos, que sólo abrazando la chaqueta de Owen y aspirando su aroma, lograron apaciguar mi cabeza y que, para mi mayor sorpresa, me ayudó a conciliar el sueño rápidamente. Sí, puede que sea una sentimental por sentirme de esta manera, especialmente después de cómo me humilló ayer por la tarde, exigiéndome respuestas. Sin embargo, siento alivio al saber que ya conoce la verdad sobre nuestros hijos. Ya no tengo que esconderme ni sentirme asustada todo el tiempo. Además, pronto volveré a Italia con mi abuela; solo debo soportar su presencia unas horas más
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Nueva York, Estados Unidos.Despierto sin saber en qué momento me quedé dormida, ya que me encuentro recostada a lo largo de los asientos traseros, tapada con una manta. Mis párpados aún están pesados y mi mente algo confusa. Me incorporo lentamente y miro a mi alrededor. Veo que estamos llegando a la ciudad de Nueva York. Las luces y el tráfico me dan una sensación de irrealidad.Escucho a Cory quejarse con un “Auch” y lo veo voltearse a mirarme para preguntarme con su tono habitual de preocupación:—¿Cómo estás? ¿Descansaste bien?—Estoy bien, pero necesito el baño con urgencia —respondo, intentando sonar más despierta de lo que realmente estoy.Mi amigo asiente y a los pocos minutos, Owen detiene la camioneta en una estación de servicio sin decir una palabra. Bajo rápidamente y me dirijo al baño, tratando de sacudir la somnolencia y hacer mis necesidades. Al regresar, Owen está apoyado en la camioneta esperándome con una botella de agua y un snack, y esa mirada indesc
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Nueva York, Estados Unidos.Tras decir eso, Flavia se queda en silencio, su expresión es una mezcla de dolor y agotamiento. Siento el peso de mis palabras en el aire y una punzada de culpa me atraviesa, pero no puedo darme el lujo de retroceder ahora. No cuando se trata de mis hijos.Quiero gritar, quiero suplicarle que me entienda, pero me contengo. Mi instinto es proteger, estar presente, ser el padre que yo nunca tuve. No puedo permitir que se los lleve a Italia y me aparte de ellos. La sola idea me hace explotar la cabeza.—Flavia, entiendo que esto ha sido difícil para ti —digo, tratando de moderar mi tono—. Pero no puedo quedarme de brazos cruzados mientras te alejas con nuestros hijos. Necesito estar para ellos.Ella me mira con sus ojos llenos de lágrimas contenidas. Cory, a su lado, me lanza una mirada de advertencia, como si me estuviera pidiendo que suavice mi enfoque. Respiro hondo, intentando calmarme.—Mira, no estoy diciendo que tengamos todas las respuestas
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Nueva York, Estados Unidos.Llegamos al apartamento y dejo caer mi equipaje junto a la puerta. El viaje de regreso ha sido silencioso, lleno de pensamientos que revolotean sin cesar en mi mente. Cory me lanza una mirada comprensiva, se dirige directamente a la cocina y saca dos cervezas del refrigerador. Me ofrece una sin decir una palabra, pero su expresión dice mucho más. Asiento levemente, agradeciendo el gesto.Nos sentamos en el sofá, cada uno con su botella en la mano. Destapo la cerveza y tomo un sorbo, esperando que el alcohol me ayude a calmar los nervios. Cory me observa, claramente deseando decirme algo, pero estoy perdido en un mar de pensamientos, recordando la mirada de Flavia, su expresión cansada y la súplica en sus ojos.De reojo, noto que Cory sigue mirándome, esperando. No puedo ignorarlo más.—Dilo, escupe lo que quieras saber para que dejes de observarme así —le digo, soltando un suspiro. Duda un momento, mirando su cerveza antes de volver a mí.—Sigo
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Nueva York, Estados Unidos.Cuando Cory y Owen salen del apartamento, me quedo en silencio. La presencia de Owen me ha dejado más revuelta de lo que me gustaría admitir. Estrella, siempre atenta, se acerca con su habitual calidez y con la preocupación reflejada en sus ojos.—¿Quieres un té, mi niña? —me ofrece amablemente.—Sí, gracias, Estrella. —Asiento, intentando sonreír.—Creo que te vendría bien recostarte un rato y descansar. Yo te llevo el té en un momento —dice con una sonrisa tranquilizadora.Camino hacia la habitación, tratando de sacudir las palabras de Owen, pero siguen repitiéndose una y otra vez en mi mente. Siento miedo de que intente cumplir con su amenaza y quitarme a mis hijos; pero al mismo tiempo, hay algo en su voz y en su mirada, que me dice que hablaba en serio cuando dijo que quiere estar presente y ser parte de sus vidas. Las lágrimas empiezan a correr por mi rostro sin que pueda detenerlas.Me dejo caer en la cama, cubriéndome el rostro con las
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Nueva York, Estados Unidos.Estrella se retira discretamente, dándonos espacio para hablar, mientras mi corazón late desbocado en mi pecho cuando Owen se sienta en la mesita de centro frente a mí, dejando la canasta a un lado. Sus palabras dan vueltas en mi cabeza, sobre todo cuando dijo: "No solo por nuestros hijos, sino también por ti". No quiero ilusionarme y la idea de que quiera enmendar sus errores es muy reconfortante, pero a la vez, sigo sintiéndome herida por todo lo que ha dicho.Su penetrante mirada busca la mía, me siento vulnerable y a la defensiva al mismo tiempo. Owen suspira con cansancio y asiente.—Sí, por ti —responde con firmeza, sin apartar su mirada de la mía—. Sé que no fui justo contigo y que cometí errores. Y lo más seguro es que seguiré cometiéndolos. —Vuelve a suspirar, pero su tono se suaviza—. Me sentí traicionado, Flavia. —Frunzo el ceño y abro la boca en señal de protesta, pero continúa—. Sé que eso no justifica mis palabras ni mis acciones