Mientras Dima y Vladimir se encargaban de arreglar una habitación en la mansión Neizan para Dasha, Lukyan disfruto de cuidar el sueño de su mujer, aun se reprochaba por ser un idiota, y es que nunca tomo en cuenta que tanto el cuerpo como la mente de Dasha estaba agotados, tanto por el ataque de Sergei, como por la medicación y darle una noticia así de fuerte cuando la joven ni siquiera había bebido un poco de agua desde la noche anterior no fue lo mejor que pudo hacer, Vladimir tenía razón, era un idiota desesperado que queria hacer todo a sus tiempos, o sea rápido y al punto, cuando la verdad es que en el amor no hay atajos o amenazas.
— Lukyan. — su voz rasposa no se levantó más que un susurro y el rubio ya estaba a su lado con un vaso de agua.
— Con cuidado o te hará mal. — pidió con calma, aun así, la dejo que bebiera lo que quisi
Si las personas pudieran morir de envidia, Harum ya estaría muerta, se dijo Dasha por solo ver el rostro amargado de su prima, mientras que Alek parecía que estaba viendo a un fantasma. — ¿Qué rayos significa esto? — indago casi con furia el castaño y Lukyan clavo sus azules ojos en él, como si estuviera viendo a una cucaracha arrastrándose sobre sus zapatos. — ¿Disculpa? — indago mostrando una sonrisa tan aterradora que el corazón de Dasha se aceleró, pero no de miedo, la pelinegra estaba descubriendo que ese ruso era candente 24/7 pero más cuando se enfadaba. — ¿Quién te dio permiso para preguntar algo en mi hogar? No… quien te dio permiso así sea para hablar en mi clan. — eso dolía aún más que si le disparara en cualquier lugar del cuerpo, ya que lo estaba humillando, Alek lo sabía y las mujeres presentes también. — … — el castaño abrió su boca, pero rápidamente la cerro por solo ver que Lukyan estaba esperando eso, una queja, una réplica y estaba seguro de que el líder del clan
Harum dejo el auto en la entrada de la mansión Morozova, no le preocupaba en lo más mínimo si sus padres se enojaban por ello o no, pues estaba segura de que Sergei desataría su furia en Dasha.— Padre, ¡padre! — grito encolerizada, apenas ingreso en su hogar.— ¿Qué son esos gritos? — el hecho de ver a su abuelo Nikola no era bueno, el anciano pocas veces los visitaba, incluso les había quitado casi todo lo que una vez le había ofrecido a Sergei, custodios, negocios, dinero, todo con la promesa de que cuidaría de ello para Dasha, ya que en realidad no le estaba quitando nada, sino que estaba preservando lo que siempre le perteneció a Kendra, la herencia de los Smirnof.— Abuelo, que alegría verte. — dijo modulando su voz, tratando de engañar a un viejo zorro, porque eso era Nikola, un zorro muy astuto.— Si ese es el caso Harum, infórmaselo a tu rostro, parece que estuvieras chupando limón, deberías ser un poco más como Dasha, ella si sabe comportarse. — el viejo mafioso sabia como e
Dasha observaba a Vladimir ir y venir llenando la habitación de alimentos, bebidas, flores, y otras tantas atenciones y no podía creer que ese niño era suyo, ahora que sabia la verdad, no encontraba la forma de acercarse a él, y es que Lukyan en su afán de aclarar todo, olvido decirle quizás lo más importante y es que el pequeño sabia de ella o, mejor dicho, quien era ella.—Órga. — susurro casi con miedo, temor a que el niño rubio y de ojos celestes como el mismo cielo se esfumara frente a ella, a que todo fuera un delirio de su mente, a perderlo nuevamente, cuando aún no terminaba de asimilar que lo había recuperado.— ¿Sí? — respondió con la voz propia de un niño, común y corriente e incluso ordinario se podría decir, pero para Dasha, era escuchar a un ángel.— Estás hablando. &
Nikola espero paciente la llegada de su nieta, era la primera vez que cualquiera de ellos, a excepción de Harum, ingresaban en la mansión Neizan, por lo que sus ojos curiosos recorrían todo a su paso, hasta que un segundo antes de que su nieta apareciera, Dima se hizo presente en la sala y el rostro del mayor se endureció un poco apenas lo vio, tenía algo pendiente con aquel hombre, pero luego se suavizo al divisar al pequeño Vladimir a su lado, el niño tenía un porte imponente, todo un Smirnof se dijo el mayor y con pena reconoció que aún no era tiempo de arreglar cuentas con Dima, primero, debía saber cómo estaba Dasha y luego… ya luego vería como le haría pare decirle quien era ese niño.— Abuelo. — lo llamo la joven desde los brazos de Lukyan, quien con cuidado la estaba depositando en una silla.Los años habían pasado para ambos, en Nikola se reflejaba en lo plateado de su cabello, mientras que en Dasha, la adultes le sentaba de maravilla, tanta belleza, como la que un día tuvo s
La carne sobre la mesa se veía suculenta, al igual que las verduras, pero de todos los comensales, el único que estaba disfrutando aquel majar era Vladimir.— Me gustaría saber que te sucedió en la pierna mi ángel. — dijo Nikola y Dasha vio a Sergei removerse en su lugar, pero también verla con advertencia.— ¿No sería mejor que le preguntes porque se fue a estudiar fuera del país por tanto tiempo? — intervino Miriam, que, si bien era una Smirnof, fue educada con las normas de los Morozova apenas se convirtió en la nueva esposa de Sergei, algo que a su suegra le encanto, ya que Kendra nunca respeto las leyes de los Morozova, pero Miriam, la veían como una autentica mujer del clan, capaz de sacrificarse por proteger a su esposo.— Aunque también le podrías preguntar porque ni siquiera se despidió de ti abuelo, digo, ella ni siquiera te f
Nikola ingreso en su mansión, esa misma que construyó desde cero, le costo reinventarse, pero mucho más le costo mantenerse con vida; paso de largo el escritorio, y fue directo a la biblioteca, jalo uno de los cientos de libros que una vez había leído, y la biblioteca se movió para dar paso al pequeño pero acogedor bunker que poseía no era tanto a modo de protección, era más para guardar su pasado y el de su familia, un pasado doloroso para él y peligroso para sus hijas y nietas.Se atrevió a tomar el brandy, si su medico lo viera seguro y lo regañaría, pero… los acontecimientos de la noche lo ameritaban. Tomo el álbum de fotos, y comenzó a pasar páginas, sus padres, su hermano, ese pequeño que tanto aconsejo para que sea un digno sucesor de su padre, pues Nikola había decidido que seria un empresario más en su Rusia natal, c
Sus manos eran suaves, aunque podía sentir cierta aspereza en los dedos índices, no le costó mucho llegar a la conclusión de que se debía a tanto disparar sus arma, algo que debería pertúrbala, ¿Cuántas personas había matado ese bello rubio? No lo sabía, y quizás, nunca lo quiera saber.Era inevitable que su mente divagará, tenía tanto que pensar, tanto que organizar y planificar, pero ahora, solo era gelatina en las manos de aquel mafioso.— Dios. — susurro sobre los labios sonrientes de Lukyan, mientras la lengua del rubio trazaba los carnosos labios de Dasha, queria que la besara, con pasión, con desenfreno, como la había besado en el sofá de ese insípido departamento, pero en cambio, Lukyan estaba sentado a su lado, lamiendo sus labios, de una manera tan lenta que era desesperante, mientras sus manos, la despojaban de cada prenda, con lentitud, como si estuviera desvistiendo a una virgen. — No tienes por qué hacer esto. — recrimino aun sin quererlo, su voz estaba un poco rota y su
El primer impulso de Dasha fue tratar de ponerse en pie, algo que no logro hacer ya que Lukyan la sujeto de los brazos y la presiono contra el colchón, viéndola con advertencia.— Suéltame, debo ir con Vladimir… — comenzó a quejarse y es que en su mente y corazón solo había una persona, su hijo, lo demás no importaba, y eso lejos de molestar al rubio, lo hizo sonreír.— Tu deberías preocuparte solo porque nadie te vea desnuda. — la pelinegra abrió su boca para hacer el obvio reclamo, pero Lukyan deposito un casto beso en ella y salto fuera de la cama. — No te preocupes por nada cariño, este es nuestra hogar, mientras Vladimir y tu estén aquí, nada les pasara, confía en nuestra gente, somos los Neizan, somos los dueños de Rusia. — la calentaba de sobremanera verlo tan confiado, coqueto e incluso divertido, mientras se colocaba el pantalón de algodón que en algún momento de la noche había quedado tirado en algún lado.— Ten cuidado. — pidió con verdadera preocupación, pues si algo le su