Ethan. Después de enterarme que sería padre, le pedí un tiempo a Liz para pensarlo. No planeaba abandonar a mi bebé, eso era seguro. Habían pasado unas dos semanas de ese encuentro, y yo decidí comentárselo a mis padres en horas de la cena.Aunque, ya tenía claro lo que me iban a decir: debes casarte con ella, Ethan. —¿Estás bien? Te noto un poco tenso —preguntó mamá, ella me conocía mejor que nadie. Yo deslicé mis manos por encima de mi pantalón para quitarme el sudor. Estaba nervioso porque no imaginé que me sucedería algo así, como al propio adolescente sin control. —T-tengo que darles una noticia que puede s-sorprenderlos —hablé, apretando los labios. ¿Por qué era tan difícil que mi lengua se enredaba? Mamá picó un trozo de pollo asado y se sirvió en su plato, hizo lo mismo con papá. —Cuéntame, ¿ya has conseguido a una mujer? —interrogó mi viejo, dejando de lado su celular. Su mirada se clavó en mí. Ni ellos, ni el mundo se habían enterado de la aparición de Lilia. Supus
Lilia.—¿Tengo que casarme? —cuestioné, aturdida después de haber escuchado a mi padre.—Es importante que consigas esposo, Lilia... Recién te he cedido el puesto de CEO y necesitas a un hombre importante a tu lado para que te ayude —explicó, juntando ambas manos sobre la mesa—. Ya tienes veintinueve, ¿no tienes a nadie en mente?Me quedé sin palabras. Aunque no era mucha sorpresa para mí, ya que él me había mencionado varias veces el hecho de que era importante casarse en nuestra familia para que nuestro cargo fuera más legítimo.¿Por qué no cambiaban eso de una vez? Ya no estábamos en el pasado y las posibilidades de que yo tuviera éxito sin un hombre, de seguro eran mayores.—Sabes que los hombres no han sido importantes en mi vida —Giré el rostro, cabizbaja y hundiendo las cejas—. Con suerte tuve dos novios y me duraron una semana.—Precisamente por eso estoy haciendo un acuerdo con uno de mis más grandes aliados en el mundo de los negocios —defendió, cruzado de brazos y con una s
Lilia.Me vi una última vez en el espejo de mi habitación. Carlota me había ayudado a arreglarme. Llevaba puesto un vestido casual floreado que no pasaba de mis rodillas, junto a unas zapatillas.Inhalé hondo.Mi cabello estaba atado en una cebolla para que no se metiera en mi boca cuando estuviera comiendo.—Se ve hermosa, señorita —Juntó sus manos, satisfecha con el resultado.—Es gracias a ti, tienes un buen gusto —Di una vuelta y reí—. Mis padres deben de estar esperándome abajo.—Y lo están haciendo. Será mejor que se apure si no quiere llegar tarde —Me dio varios empujones hasta la puerta—. Yo limpiaré un poco.—Nos vemos más tarde, Carlota —me despedí.Caminé por los largos pasillos de la mansión Brown hasta bajar las amplias escaleras del centro y darme cuenta de que mis dos padres estaban esperando en la entrada.Mamá tenía un hermoso vestido azul claro pegado a su cuerpo y el maquillaje ocultaba un poco las arrugas que se formaron en su frente al verme.—Si no enamoras a Eth
Lilia.Después de la reunión que tuvimos en casa de los Watson, los días pasaron volando y las noticias sobre mi próxima boda estaban en boca de todos.En la empresa, mis colegas me felicitaron, por mucho que me costara creer que pronto sería esposa.Había quedado en verme con Ethan en un restaurante conocido de la ciudad. Papá insistió en que debíamos conocernos porque estábamos a semanas de la boda y no habíamos hablado desde nuestro reencuentro.Mis dedos jugaron con el mantel de la mesa, aburrida porque ya llevaba más de cinco minutos de espera y el hombre no llegaba.¿Se había perdido?—¡Lilia! —Me llamó.Sus manos se apoyaron sobre sus rodillas, y su respiración estaba entrecortada. ¿Acaso había corrido un maratón?Yo abrí los ojos.—No te ves muy bien —Fui sincera—. Toma, un poco de agua.Le ofrecí el vaso con agua que me dieron de cortesía y él se la bebió en un instante. Se sentó, soltando un largo suspiro jadeante por el cansancio.—Discúlpame, creí que el restaurante quedab
Chris.—¿Ya vio lo que corre en la noticias? ¿Esa no es la mujer que estaba planeando buscar pronto? —cuestionó Deus, mi fiel compañero.Ladeé una sonrisa porque estaba leyendo justo esa noticia en la página de mi celular.—¿Me puedes traer el periódico de hoy? Hay que comprobar que no sea algo falso —le ordené, sacudiendo mi mano y soltando el celular sobre la mesa de mi escritorio.—Ya mismo lo busco —acató, marchándose.Junté ambas manos debajo de mi mentón, pensando en cómo pudieron llegar a esa situación de comprometer a Lilia con Ethan.Yo me encontraba en otra ciudad, bastante lejos de ella a decir verdad. Planeaba hacerle una visita pronto para recordarle cierta promesa que hicimos de niños, porque por lo visto, la había olvidado.Cerré mi puño y golpeé la madera, frustrado por saber que se casaría con otro.¿Por qué? ¿Acaso me había olvidado?Deus regresó y colocó el periódico sobre la mesa.—Véalo usted mismo —indicó, sentándose frente a mí.Él encendió un cigarrillo.—¿Por
Lilia.Estaba de camino a la empresa en mi auto y faltaban unos días para la boda. Para ser sincera, pasar tiempo con Ethan no estaba tan mal como pensaba.Él me daba mi espacio y no trataba de coquetearme a pesar de que íbamos a casarnos pronto.Aparqué el vehículo en el estacionamiento y caminé directo al edificio. Ese sería un día duro pues tenía varias reuniones en menos de tres horas para tratar los asuntos de la empresa y posibles asociados.—Buen día, jefa —Lucía hizo una reverencia, era la recepcionista.—Te he dicho que no me gusta que me llames así. Somos amigas, ¿se te olvida? —Negué con la cabeza, divertida.—Sabes que me gusta molestarte en ese aspecto —bromeó—. ¿Cómo te va con tu nuevo novio? Te juro que pensé que estabas enamorada de mí porque rechazabas a cada hombre que te invitaba a salir.Ella ató su sedosa cabellera castaña porque sabía que no podía andar con el cabello suelto en la empresa, eran reglas creadas por mi padre. Sus ojos avellana me miraron con picard
Chris.—¿Qué es lo que has encontrado? —pregunté, arrugando la frente.Esperaba que el compromiso entre Lilia y Ethan no involucrara su amor de por medio, porque estaría en serios problemas si me la llevaba a la fuerza y al final ella prefería a Ethan.—¿Por qué no vamos al almacén? —Deus me miró de reojo—. Sabe muy bien que acá hay oídos entrometidos.Y tenía razón.Ambos estábamos en el bar del que era dueño, nos lo heredó el viejo antes de morir. Su aspecto elegante y moderno ocultaba las verdaderas intenciones para las que fue construido.Un sitio perfecto para llevar a cabo las reuniones que trataban de temas moralmente cuestionables. En ese lugar se mezclaban personas como nosotros, y gente normal e inocente que no tenía idea del trasfondo.Caminé hacia el almacén, dejando al barman haciendo lo suyo y Deus me siguió como mi fiel compañero. Mi mano derecha.—Dime lo que sabes.—Tienes que verlo. Me pidió que le dijera cada acontecimiento que rodeara a Lilia, y consideré important
Lilia.—Mañana es el gran día, hija mía —Papá me palmeó el hombro.Ambos estábamos saliendo del edificio después de que yo tuviera un duro día de trabajo. Él estuvo conversando con unos ejecutivos que lo ayudarían a preparar la boda.Quería que fuera la mejor ceremonia de ese año.—No me lo recuerdes porque me dan ganas de cagar por los nervios —resoplé, abriendo la puerta de mi auto—. Y sabes que no hace falta que me lleve un chófer privado, puedo ir yo misma si no tienen tiempo de buscarme.—¿La novia arreglada y con el vestido teniendo que manejar hasta su boda? No, señorita, no harás semejante barbaridad —Negó, en un tono agrio—. Contraté a un buen chófer que se hará cargo de llevarte, ya que el lugar queda bastante lejos de la mansión.Rodé los ojos y encendí el auto.—¿Por qué escogieron ese lugar?—Eric se casó con Ximena ahí, se trata de un fortín con vista a la playa y el atardecer es el mejor que se haya visto en esta ciudad, Lilia —explicó, revisando su celular.—Me imagino