Lilia.—T-te estás confundiendo de persona —Traté de cambiar mi voz.Lo esquivé para pasar por su lado, pero él me agarró del brazo y me detuvo. Tuve que mirarlo a los ojos, sintiéndome peor de lo que estaba.—¿Crees que soy idiota? —cuestionó, con la nariz arrugada—. Te busqué durante tanto tiempo, lloraba todas las noches por ti, no sabía qué hacer para encontrarte, si estabas bien o mal, ¿y me tratas como si no me conocieras?Oh, no...Yo no quería encontrarme con él porque no sabía cómo explicarle exactamente mi situación del por qué lo dejé para al final enamorarme de otro hombre que pertenecía a nuestro pasado. Hundí las cejas, deprimida porque Ethan no se merecía sufrir por mí. —Lo siento... —¿Un lo siento es todo lo que tienes para decir? —bufó, con ironía—. Creí que te sucedió algo malo, ¿sabes? Pero veo que los rumores eran ciertos. Tú me dejaste plantado en el altar. Me abandonaste, Lilia... No me soltaba el agarre, y por un momento sentí que hizo más presión. Era mi me
Chris.Lilia y yo terminamos en el asiento de atrás para más comodidad. Mi mente estaba nublada después de ese encuentro con Ethan, porque sentí la necesidad de quitarlo del camino para que no se entrometiera en nuestras vidas.La ansiedad que me invadió solo ella podía calmarla, con sus caricias, sus besos... No sabía qué carajos tenía, que me obligaba a arrodillarme y hacerle caso como un jodido perro.—C-Chris... No podemos hacerlo aquí —titubeó, nerviosa.Yo eché su corto cabello a un lado para besar su cuello con delicadeza. Ella estaba sentada encima de mí, por lo que fue fácil apretujar sus nalgas a mi antojo.—Siempre tengo un preservativo en la cartera, por si eso te preocupa —informé, desesperado por sentir sus labios.—No es eso, Chris. Pueden darse cuenta los que pasen cerca del auto —murmuró, apenada.Yo le quité el suéter que tenía y su brasier para dejar que sus pechos respiraran un poco. Me lamí el labio porque solo hacía falta pensar en ella para ponerme duro.—El pap
Chris.—¿Estás listo? Alexander debe de estar en su departamento a esta hora —preguntó Deus, mirando el reloj en su muñeca.—¿No has descubierto a quién contrató? —cuestioné, caminando junto a él hacia el vehículo.Abrí la puerta del copiloto, él se encargaría de llevarme. Ya había planeado todo lo que le haría a Alexander, un poco de tortura no estaría mal.Guardé la pistola en la funda de mi pantalón, preparado para el enfrentamiento. Ese hombre no tenía familia, a nadie le importaría su muerte, ¿no?—Lamento decirle que no. Ninguno llevaba puesto alguna etiqueta o tatuaje —Se encogió de hombros, encendiendo el auto—. ¿Cree que haya sido El Cuervo?—Tal vez... De todas formas, la fiesta de aniversario en el bar se hará pronto —resoplé, revisando mi celular.—Es verdad, lo había olvidado —murmuró—. Él irá sí o sí, sabes lo entrometido que suele ser en nuestra vida.—Le haré un par de preguntas en la fiesta, me sorprende que no haya hecho ningún movimiento raro para perjudicarnos —res
Ethan.Estaba bebiendo en un bar cercano a las cuatro de la tarde, pensando en todo lo ocurrido con Lilia.Habían pasado dos días desde nuestro encuentro y quedé más destrozado que cuando huyó de la boda.—¿Otro más? —preguntó el barman, al ver que me acabé el vaso.—Sí, por favor.Puse el dinero en la mesa.¿Por qué lo hizo? ¿Por qué fue tan fácil para ella enamorarse de otro antes que de mí?Y tenía que ser Chris, me sorprendió tanto su reaparición, aunque me recordó mucho al hombre que vi junto al chófer que llevó a Lilia... ¿Tenía algo que ver?Negué con la cabeza.Lilia formaba parte de mi pasado, tenía que dejar de lado lo que sentía si quería continuar con mi vida. Necesitaba conseguir una esposa, alguien que me ayudara a olvidarla o no sé.Una mano se posó en mi espalda. —Tu madre me dijo que estarías aquí —Su voz me calmó. —¿Fuiste a mi casa? —No respondes mensajes ni llamadas, ¿acaso tienes tu celular encima? —Liz se sentó a mí lado. —Está apagado. —Dime qué es lo que t
Lilia.—¿Tengo que casarme? —cuestioné, aturdida después de haber escuchado a mi padre.—Es importante que consigas esposo, Lilia... Recién te he cedido el puesto de CEO y necesitas a un hombre importante a tu lado para que te ayude —explicó, juntando ambas manos sobre la mesa—. Ya tienes veintinueve, ¿no tienes a nadie en mente?Me quedé sin palabras. Aunque no era mucha sorpresa para mí, ya que él me había mencionado varias veces el hecho de que era importante casarse en nuestra familia para que nuestro cargo fuera más legítimo.¿Por qué no cambiaban eso de una vez? Ya no estábamos en el pasado y las posibilidades de que yo tuviera éxito sin un hombre, de seguro eran mayores.—Sabes que los hombres no han sido importantes en mi vida —Giré el rostro, cabizbaja y hundiendo las cejas—. Con suerte tuve dos novios y me duraron una semana.—Precisamente por eso estoy haciendo un acuerdo con uno de mis más grandes aliados en el mundo de los negocios —defendió, cruzado de brazos y con una s
Lilia.Me vi una última vez en el espejo de mi habitación. Carlota me había ayudado a arreglarme. Llevaba puesto un vestido casual floreado que no pasaba de mis rodillas, junto a unas zapatillas.Inhalé hondo.Mi cabello estaba atado en una cebolla para que no se metiera en mi boca cuando estuviera comiendo.—Se ve hermosa, señorita —Juntó sus manos, satisfecha con el resultado.—Es gracias a ti, tienes un buen gusto —Di una vuelta y reí—. Mis padres deben de estar esperándome abajo.—Y lo están haciendo. Será mejor que se apure si no quiere llegar tarde —Me dio varios empujones hasta la puerta—. Yo limpiaré un poco.—Nos vemos más tarde, Carlota —me despedí.Caminé por los largos pasillos de la mansión Brown hasta bajar las amplias escaleras del centro y darme cuenta de que mis dos padres estaban esperando en la entrada.Mamá tenía un hermoso vestido azul claro pegado a su cuerpo y el maquillaje ocultaba un poco las arrugas que se formaron en su frente al verme.—Si no enamoras a Eth
Lilia.Después de la reunión que tuvimos en casa de los Watson, los días pasaron volando y las noticias sobre mi próxima boda estaban en boca de todos.En la empresa, mis colegas me felicitaron, por mucho que me costara creer que pronto sería esposa.Había quedado en verme con Ethan en un restaurante conocido de la ciudad. Papá insistió en que debíamos conocernos porque estábamos a semanas de la boda y no habíamos hablado desde nuestro reencuentro.Mis dedos jugaron con el mantel de la mesa, aburrida porque ya llevaba más de cinco minutos de espera y el hombre no llegaba.¿Se había perdido?—¡Lilia! —Me llamó.Sus manos se apoyaron sobre sus rodillas, y su respiración estaba entrecortada. ¿Acaso había corrido un maratón?Yo abrí los ojos.—No te ves muy bien —Fui sincera—. Toma, un poco de agua.Le ofrecí el vaso con agua que me dieron de cortesía y él se la bebió en un instante. Se sentó, soltando un largo suspiro jadeante por el cansancio.—Discúlpame, creí que el restaurante quedab
Chris.—¿Ya vio lo que corre en la noticias? ¿Esa no es la mujer que estaba planeando buscar pronto? —cuestionó Deus, mi fiel compañero.Ladeé una sonrisa porque estaba leyendo justo esa noticia en la página de mi celular.—¿Me puedes traer el periódico de hoy? Hay que comprobar que no sea algo falso —le ordené, sacudiendo mi mano y soltando el celular sobre la mesa de mi escritorio.—Ya mismo lo busco —acató, marchándose.Junté ambas manos debajo de mi mentón, pensando en cómo pudieron llegar a esa situación de comprometer a Lilia con Ethan.Yo me encontraba en otra ciudad, bastante lejos de ella a decir verdad. Planeaba hacerle una visita pronto para recordarle cierta promesa que hicimos de niños, porque por lo visto, la había olvidado.Cerré mi puño y golpeé la madera, frustrado por saber que se casaría con otro.¿Por qué? ¿Acaso me había olvidado?Deus regresó y colocó el periódico sobre la mesa.—Véalo usted mismo —indicó, sentándose frente a mí.Él encendió un cigarrillo.—¿Por