Capítulo 39: Déjate llevar

Lilia.

Chris empezó quitando mi camisa con lentitud, ninguno estaba apurado. Ambos nos habíamos acostado en la cama y yo no dejaba de sentirme ansiosa.

No podía creer que iba a hacerlo con el hombre que me secuestró, ¿me había vuelto loca? Seguramente iría al infierno después de eso...

—No dudes en decirme si quieres que me detenga, ¿sí? —habló, besando mi cuello—. Lo menos que pretendo es hacerte daño.

—C-Chris, estamos en un momento tan íntimo que hablar no es necesario.

Él rio.

Su boca sobre mi piel me volvía loca. Necesitaba que fuera un poco más agresivo, no lo sé... Agh, cerré mis ojos para disfrutar de lo que él me hacía.

Un momento, ¿yo no tendría que excitarlo a él también?

Mis ojos viajaron hasta su entrepierna ya que Chris estaba acostado a mi lado, apoyándose un poco sobre mí. Su miembro estaba cubierto con el pantalón y una correa que lo rodeaba.

—¿Qué tanto miras ahí abajo?

Maldición, se dio cuenta.

—Nunca he visto uno.

—¿Un pene?

Mis mejillas ardieron porque lo dijo sin
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