Capítulo 38: Vergüenza

Lilia.

La sensación dulce que me dejaron los labios de Chris, me derritió tanto que casi me dejé caer. Él me sostuvo de la cintura.

¿Qué es lo que hice? ¿Por qué me dejé llevar así?

No...

¿Estaba mal disfrutar?

Su lengua encontró la mía, y debido al asombro que sentí, abrí los ojos un poco. No entendía cómo una parte del cuerpo podía activar miles de cosquillas placenteras que me hacían suspirar.

La pasión que emanaba de su boca me dejó sin aliento, así que tuve que separarme y lo miré con deseo. Estaba desesperada por ir más allá con Chris, ¿qué era lo que tenía él que me atraía tanto? ¿O le había puesto una poción de amor a la comida?

No, eso sonó muy fantasioso.

—No pienso detenerme, Lilia —sentenció, lamiéndose el labio inferior.

Yo estaba tan nerviosa por tantos sentimientos encontrados, que mis labios temblaron al responderle:

—C-Chris, esto...

Él agarró mi brazo sin presión.

—¿Te arrepientes? Dime, ¿por qué me dijiste lo de antes? ¿Sientes algo por mí o no? —interrogó, con las
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