Soledad

Traté de pensar, para mis adentros, que esto era lo mejor que podía pasarme. Estar sola, sin ninguno de todos estos dementes a mi alrededor.

Daemon no parecía querer hablarme antes de salir y eso me pareció sospechoso. Busqué la razón más lógica para no cundir en ninguna clase de pánico.

Quería recuperar mi racionalidad. Entré al sanitario y me hablé a mí misma al espejo.

—Teresa, eres una mujer inteligente. —me dije, suspirando. —Actúa con frialdad, estamos cerca de descubrir la verdad y hacer que este lugar desaparezca para siempre.

Actuar con frialdad, ese era mi mantra a partir de ahora. Daemon debió actuar así de frío por la misma razón, para no levantar ninguna sospecha con los demás.

Me vestí de una manera sencilla, cómoda, para estar en la casa revolviendo todo sin ninguna dificultad.

Saludaría a Sophie y le desearía buena suerte. Estaba caminando buscándola, cuando Scott me habló, interrumpiendo mis pensamientos.

—¿Estás bien? —preguntó él, mirándome, me trataba de una manera
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