—Deseo retirarme a mis aposentos para darme un baño. —dije, no sé por qué lo dije en ese tono tan formal.Estaba incómoda. Ni siquiera tenía ropa puesta más que la manta. Me cubrí para que no me viera llorar. Aunque era estúpido, cada vez que hablaba lloraba sin poder evitarlo.—Lo entiendo. Quiero que sepas que tienes mi apoyo. —Stella me estrechó, dándome un abrazo como si fuéramos amigas cercanas. —Cady. Dime algo. ¿Matar a esos hombres te resultó traumático?Su tono de voz cambió abruptamente. Me sobresalté. No esperaba que me interrogara con eso. No quería pensar en aquellos hombres nunca más en mi vida. Si podía olvidar lo que ocurrió, sería lo mejor. —¿Qué estás diciendo? —contesté con una pregunta, a la defensiva.Primero se había mostrado comprensiva y ahora, por su mirada y su tono, parecía que me estaba juzgando o reprochando algo. Como si la empatía que sintió por mi hubiera desaparecido de manera abrupta.Parecía una serpiente, su mirada develaba que quería usar cualquie
Él estaba furioso. Tanto que pensé que sacaría su arma y los mataría todos, a todos los que estaban en esta casa.No creí que lo vería así nunca. Parecía como si, le hubieran dado un golpe bajo que le dolía en cada parte de su cuerpo.—Debes sentirte aliviado. Contrólate. —dije, tomando su mano para detenerlo.No podía hacer algo que fuera una locura. No ahora, no con la mente rabiosa y llena de ira. Yo estaba tan afligida que tampoco era un buen momento para pensar. Mi instinto me hizo detenerlo. Porque, mi lucidez mental regresó en una ráfaga.Yo estaba aquí, en medio de la nada. Si todos se enfrentaban a Daemon ahora… Quizás mi supervivencia se viera amenazada.—¿Qué estás diciendo? Han mancillado mi honor… —comenzó a decir él, con los ojos tan iracundos que me impresionaron.—No es así. No es así, Daemon. —solté, mirándolo fijamente a los ojos. —No han mancillado nada tuyo. Es a mí a quien atacaron. Deberías estar aliviado por eso. Porque tú y yo no tenemos relación alguna más que
Debo admitir que mostrarme así con Daemon me dolía. Sin embargo, decidí enterrar mis sentimientos para mantener mi objetivo.Al avanzar por el pasillo para desayunar, el dolor de estómago se hizo presente.Dios mío, volví a recordar aquella escena.La sangre.Me detuve. Daemon amagó a darse la vuelta para también detenerse.—Sigue adelante. —le dije, poniendo mala cara, para que no me asistiera.En realidad, me sentía vulnerable. Quería que me diera la mano y me llevara el mismo a todas partes para protegerme. Pero esto era una prueba para mí, para hacerme fuerte.Estar aquí me cambió tanto que apenas si me reconocía.Daemon siguió adelante. Me quedé apoyada contra una de las paredes para estabilizarme un poco.Respiré profundo. Tan profundo, que pensé que me iba a desmayar.Escuché unos pasos acercándose y me puse en alerta de inmediato.—Buenos días, Eduard. —saludé, rápidamente, al ver que era el quien se acercaba.Estaba vestido con un atuendo modesto pero elegante. Una camisa bla
Dejando ordenados todos estos caóticos asuntos, la conclusión no era tan amable como podría desear.Estaba hablando con Eduard. Quien yo pensaba, era el principal sospechoso junto con Sam. Maldita sea, quizá una parte de mi supo hace un tiempo que el no era el culpable. Pero otra parte de mí quiso seguir los prejuicios, porque él tenía la apariencia de un mafioso despiadado y hostil.—No comprendo… —tartamudeé.Miré hacia todas partes, la paranoia invadía cada parte de mi ser. Temí que todo esto fuera una trampa, que ahora me dispararían desde una de las ventanas.Daemon.Su nombre resonaba en mi mente sin parar.—No debí amargarte el desayuno. No es nada importante. —dijo él, con los ojos vidriosos todavía.Parecía que quería soltar un sollozo, pero se contenía. La imagen que tenía construida de él, la de ese hombre despiadado que podía haber asesinado a mi hermana, se estaba cayendo a pedazos.Mis pensamientos estaban multiplicándose. Si Daemon no era el bueno de los tres…Ninguno d
Sophie estaba en la sala principal, sola, mirando al techo de manera pensativa.Me dirigí hacia ella, este lugar siempre me dejaba sin palabras. El esplendor de los muebles, el diseño de las paredes. Todo parecía brillar.—¿Estás aburrida? —le pregunté, ella pareció despertar de un trance.—Estoy cansada. —soltó, mirándome con los ojos entrecerrados, frotándoselos por el sueño.—El baile debe haber sido agotador. —Me acerqué a una de las sillas para sentarme.Después de lo sucedido con Eduard, quería mantenerme lo más alejada de Daemon de lo que pudiera. Me costaba trabajo no pensar en ellos dos. Me costaba horrores no pensar en Daemon.Traté de mantenerme enfocada.—Sí, así es. Ha sido tedioso, estos tipos no nos miraron siquiera. Eran antipáticos. —ella soltó un suspiro de resignación. —Bailamos y bailamos toda la noche sin que nadie nos prestara atención.—Al menos Collin debió prestar atención. ¿No es cierto? —pregunté, con la intención de animarla.Ella negó con la cabeza.—No, t
POV DaemonEl día de hoy sería muy diferente. No tenía demasiadas ganas de salir e ir a la ciudad. Estaba harto de tener que dejar la mansión.—¿Qué harás? —preguntó Eduard, que bebía de una copa de vino.Collin no vino a la reunión. Escuché los sonidos provenientes de la sala donde estaban Sophie y Teresa. Allí, estaría ocupado por un largo rato.Me fastidió que Scott estuviera aquí. Mi hermano podría arruinar mis planes. El engreído ni siquiera usaba un traje. Estaba en jeans y con una simple camiseta negra. No parecía tomar con seriedad los asuntos. En realidad, no parecía tomar en serio nada.Lo miré con severidad.Luego, respondí la pregunta que me hizo Eduard.—Iré. —dije, con frialdad, levantando la cabeza. —¿Es lo que hago siempre, no es así? —pregunté, con un tono de sarcasmo.—William te espera en el Gold Toss. —explicó, yo sabía la dirección, era una tontería que me explicara.Parecía ebrio. Se hallaba visiblemente nervioso, últimamente estaba así demasiado a menudo.—Lo sé
POV DaemonLa miré con atención. No se veía tensa, no parecía asustada tampoco. Y estaba en mi hotel, podía ordenar que la mataran o matarla incluso yo mismo. Por eso me resultó sospechoso que estuviera tan relajada.Claire soltó un suspiro, como si se aburriera de que estuviera en silencio.—No eres directo, ¿verdad? —preguntó ella, haciendo una mueca de fastidio.—Ya hice lo que pactamos. ¿Puedo saber porque tenía que matar a un hombre que me era útil? —pregunté, mirándola fijamente, no me gustó aquel acuerdo.—William puede haber sido útil, pero no era imprescindible. Los hombres como él traen la ruina. Era un maltratador. —ella cambió de expresión, se tornó más hostil.—Entonces era una venganza personal. —sonreí con malicia. —No creí que el pacto fuera por tu debilidad.—No es mi debilidad. Si te atreves a volver a decir algo así sobre mí, te lo haré pagar. —Ella acomodó su cabello hacia atrás, tenía el pelo negro y corto.Arqueé las cejas en una mueca de sarcasmo. Tenía que esta
PoV TeresaEl sonido del placer proveniente de Sophie inundaba toda la enorme sala. Me aparté para que los dos tuvieran su momento. Ellos se deseaban, parecía que también incluso, se amaban.No podían estar peleados ni por unos minutos. Ella estaba ofendida y ahora, ya se le había olvidado todo.Me recosté sobre el sofá, cerrando los ojos lentamente para concentrarme. Dios, tenía que ordenar todas mis ideas. Sentía que las pistas eran cada vez más confusas.Aquí, cualquiera podía ser un sospechoso. Mi hermana se metió directamente en el infierno, eso estaba claro. ¿Por qué lo hizo? No lograba comprenderlo.Eduard mostraba una gran pena por lo que le sucedió, lo que me hacía pensar que quizás, había una posibilidad de que la amara. Si ella se quedó por amor, también murió por amor.Y Daemon…Mientras más tiempo pasaba sin él, más pruebas tenía de que él podía ser el verdadero villano aquí.Tenía que mantener la frialdad. Todos podían querer engañarme. Era como si cada uno de ellos quis