TeresaObservé mi entorno. El lugar antes me había parecido tan cómodo. Mi estación de control, me decía a mí misma. Mi oficina. Ahora, las cosas se habían complicado. Tenía que tomar una seria decisión antes de continuar con esta locura.—Te traje la ropa adecuada. Sabrás que el lugar al que debes asistir es un sitio muy distinguido. —me dijo Carl, con su tono de voz amable de siempre.Me miró con preocupación, cualquiera estaría así de preocupado por mí. Mi hermana mayor había muerto hacía un mes, todavía estaba de duelo. Tenía que hacer esto, era la única forma de encontrar la justicia que Marie se merecía.—Gracias. He tomado ya la decisión. —dije, tratando de creerme mis propias palabras.Carl tragó saliva, mirándome, con los nervios de punta. Supongo que hasta el último minuto había pensado que yo no seguiría adelante con el plan.—Bien. Repasemos la información. Tienes tres sospechosos que estaban cerca de Marie. El último mes, ella estuvo en contacto cercano con Eduard Soth, C
El taxi pasó por mí cuando faltaban tan solo dos horas para mi encuentro. El viaje era largo, el hotel no estaba precisamente cerca de la ciudad. Era una mansión más que un hotel, desde afuera se veía como un enorme castillo de cinco pisos al menos, o quizás fueran más.Sentí un cosquilleo que recorrió mi cuerpo de pies a cabeza. Me sentía disfrazada con toda esta ropa, incluso el taxista me miró asombrado y yo, me avergoncé. Tenía que hacerme fuerte, no podía ruborizarme por cualquier tontería.Estaba a punto de entrar a una entrevista de trabajo para estar dentro del hotel de tres mafiosos lujuriosos. Todo allí sería así, tendría que acostumbrarme y dejar de sentirme como una ratoncita asustada. Recordé las palabas de Carl, yo era la mejor en mi trabajo, hacer las preguntas correctas para acorralar a las personas y que estas me dijeran solo la verdad.Recordé a Marie, a la última vez que la vi. Me dijo que estaba comenzando una vida nueva, que había hallado un modo de poder viajar a
Stella me miraba fijamente, buscando un error, buscando que me ruborizara o me horrorizara. Mente limpia, me repetí. Entonces la miré directamente, sin sentirme sobrepasada.—Es usted una dama muy hermosa. —dije, con la voz aterciopelada, mordiéndome levemente el labio.Eso la contentó, sonrió y me tendió la mano para que la estrechara.—Entonces te daré la información del empleo. Sabes, la otra muchacha salió corriendo apenas me vio así, apenas me acerqué. Supe que no era la indicada. —comenzó a acercarse cada vez más.Estaba tan cerca que su piel rozó lentamente la mía. Mi respiración se aceleró. Entendí que trataba de hacer, buscaba escandalizarme, ponerme a prueba para ver de cuanto era mi pudor e inocencia. Yo ni siquiera había visto películas para adultos antes, por lo que esta situación era completamente nueva para mí. Pero tenía que hacerlo, la justicia dependía solo de mí, tenía que investigar el crimen desde adentro. Y eso solo significaba una cosa, debía adaptarme a ese mal
Me dejaron a solas allí, tenía un nudo en el estómago por los nervios. Me senté sobre la cama, que era tan mullida que era como estar sobre una suave nube. Me acurruqué, sintiéndome superada por todo aquel sitio.—No debo retroceder. Estoy cerca, cada vez más cerca. —susurré, casi para mis adentros.Recordé a Marie, ella merecía que yo hiciera lo que sea porque el asesino sea encarcelado. Necesitaba justicia. Recordé lo último que conversamos… Esto cada vez se tornaba más extraño ¿Por qué mi hermana estaría relacionada con estas personas?La lujuria se veía aquí por todas partes. Era un lugar tan erótico que haría que cualquiera se sonrojara de solo pensar en él. Traté de memorizar todo lo que había visto. Stella estaba en el proceso de selección de personal. Sam, era la sumisa del mafioso llamado Eduard. Había más nombres en mi lista de sospechosos ahora. Las dos chicas no parecían ser asesinas, pero… No podía confiar en nadie allí.Observé todo a mi alrededor, parecía el cuarto de u
Casi poético, con los ojos entrecerrados, dijo estas palabras tan directas, que rozaban la vulgaridad. O quizás entraban en lo profundo de la vulgaridad, de no ser porque su apariencia era tan exclusivamente formal, imponente y seria que era imposible que algo que saliera de su boca fuera indiscreto.Por lo que pensé, que había escuchado mal. A lo mejor era algo producto de mis nervios y lo había imaginado. Porque estaba tan nerviosa que cualquier cosa podría haber pasado por mi cabeza.—¿Puede repetirlo? —pregunté, haciendo una reverencia.En ese lugar abundaban las formalidades. Copié el estilo de caminar de las damas que había observado afuera. Elegancia, ante todo, a pesar de que no llevaba siquiera una prenda de ropa interior. Sentí ese cosquilleo que me recorría de pies a cabeza, me hacía estremecer. Aquella sensación de que la lujuria estaba bañándome.Control, todo se trataba de control. Esto era necesario, tengo que apegarme al plan. El plan lo era todo para descubrir la verd
Salí al pasillo, prácticamente corriendo. Huyendo, huyendo de mí misma y de él. Porque mi pulso estaba acelerado y mi cuerpo, seguía en llamas.Quería volver a mi cuarto, entrar y ponerme la ropa más severa, sobria y que me cubriera cada parte de mi cuerpo.Para que nadie allí se diera cuenta de que lo había disfrutado.Una mano me tocó el hombro.—Cady. ¿Ya tuviste tu entrevista? —preguntó una voz a mis espaldas.Me di la vuelta para ver a Sam, reconocí su voz. Ella estaba cambiada, tenía un corset que hacía que sus senos se vieran más grandes. Y debajo, tenía una falda de tul con brillantes. Llevaba el cabello atado en una coleta alta. Estaba vestida de una manera elegante, sofisticada y erótica a la vez.Me tendió su brazo para que camináramos juntas.—Bueno, parece que te han comido la lengua los ratones. —dijo, sonriendo y soltando una risita.—Lo siento. —me excusé, balbuceando.En realidad, ni siquiera sabía que excusa poner. Ella me miró detenidamente y sonrió.—Ya sé que ha p
El burbujeo del jacuzzi llegaba a mis oídos. Jamás había visto un lugar tan increíble, tenía que admitir que la decoración era excelente. Mis ojos estaban maravillados ante tanto esplendor.Por ello bajé la guardia. Me había sonrojado, me había cubierto los ojos para no ver a ese imponente hombre frente a mí.El soltó una risita, disimulada. Luego, Sophie me dio un apretón de hombros.—Tranquila, Cady. —dijo, bromeando, relajadoHabía esperado una reacción peor. Esperé que me echaran de inmediato por mostrarme así de mojigata y seria. Pero ellos estaban relajados. Sam me trajo una copa de champaña. Mi regla era no beber, sin embargo, si no tomaba nada, sería contraproducente, ellos sospecharían todavía más. Tenía que dar gracias con que todavía estaba aquí y no me echaran.—Lo siento, que tonta. —solté, sonriendo, disimulando mis mejillas sonrojadas—Es una virgen. —dijo Sam. —Oh, por eso le ha gustado tanto a Daemon.Que dijera eso en público hizo que me sonrojara todavía más. Los do
El traje consistía en una camisa abotonada hasta el cuello, ceñida, muy ajustada, se transparentaban mis pezones en la tela. La falda, era corta y tipo tubo, de color azul oscuro. Tenía una corbata puesta, que parecía adornar mis senos a la perfección. Cuando me contemplé, algo dentro de mí me dijo que me veía bien.Que ridícula eres, Teresa. Me dije yo, esta vez más fuerte. Para silenciar esa voz lujuriosa dentro de mí que jugaba como si fuera una de las chicas de la mansión.El juego iba a comenzar pronto. Sophie y yo hablamos sobre nuestro guion, Collin, Sam y Eduard ya estaban allí para vernos. Había otros, que yo no conocía, pero estaban más lejos.Esta sería una dura prueba, para la chica virgen que apenas hacía unos segundos había tenido su primer orgasmo. Daemon, el faltaba que viniera. No quería hacerlo, pero miraba a todas partes buscándolo con los ojos.—Va a venir, tranquila. —dijo Sophie, haciendo una mueca divertida.Se acercó a mí y me indicó que el juego comenzaría. Qu