CAPÍTULO 6

—Ya escucharon, giren a babor —gritó Dimitri, agarrando el timón del barco, girando, dando todo de sí, cambió el curso que llevaban.

El inesperado giro puso a que toda la embarcación estuvieran atentos. Nikolay llegó corriendo a darse cuenta de qué era lo que ocurría, ya que no se encontraba cerca debido a que se había quedado pendiente de la salud de la chica encontrada.

—¿Qué ocurre? —preguntó al momento de llegar desesperado.

—¡Militares!!! —respondió Dimitri sin quitar sus manos del timón hasta que la maniobra estabilizó el barco para seguirsu cursó.

Nikolay, agarró la bocina y marcó a Celeste, al instante esta respondió la llamada —Sigan el curso que acaban de agarrar, ¡No sé qué sucede!, pero esta noche los equipos y las personas han enloquecido, hasta la madrugada, lo mejor es pasar desapercibido, sigan hasta la zona pesquera unas tres horas allí bastará, cualquier eventualidad les estaré avisando esperen mi llamado, no me llamen —terminó de decir colgando la comunicación sin dejar que Nikolay diga una sola palabra.

Él sostuvo el aparato en la mano, lo observó escuchando el sonido de que había sido colgado y dijo: —Cuánto odio a esta mujer es irritante, engreída, fastidiosa, en serio, creo que tiene un problema —terminó de decir tirando el equipo con irritación.

Dimitri negó con la cabeza al ver cómo su amigo se llenó de frustración con solo escuchar a Celeste. Ese acto le dio gracia y sonrió, pese a la circunstancia.

—Si no fuera tan buena en lo que hace, te aseguro que ¡uf!!!, mejor me calló —dijo, observando en el radar el camino orquestado por la loca del la jaque, que lo enloquecía con el solo hecho de hablar.

Luego de una hora llegaron al sitio que les fue guiado por Celeste, en donde se encuentran muchas embarcaciones dedicadas a la pesca.

El médico llegó a la cabina —la chica se encuentra bien, fue solo golpes, sin embargo, le di un sedante para que no vaya a despertar en este lugar, y vayan a pensar que secuestramos a alguien —dijo sentándose en la mesa, agarró una manzana de la cesta de frutas y empezó a cortarla en pedazos con la navaja que traía en su mano, metiendo rodaja por rodaja en su boca.

Por otro lado, en Ucrania.

—¡Sí!! Marcel, ¡disculpa! Sé que fue impredecible lo imprevisto que fue el anuncio de la fiesta, pero es algo importante y no queríamos esperar mucho tiempo —decía Iryna hablando por teléfono mientras un estilista su cabello. Su edad avanzada no escondía la hermosa mujer que fue en su juventud; su cabello, totalmente bañado en canas, irradiaba respeto, belleza, madurez. Cada arruga en su cuerpo eran las pruebas exactas de la fortaleza que adquirió a lo largo del camino para afrontar este océano de tiburones depredadores sin escrúpulos del que está compuesto el ambiente empresarial. A lo largo de su recorrido a sido fuerte y verás en sus decisiones, no dejándose amedrentar por ningunos de sus adversarios, en sus días era un jaque de los mejores en lo que hacía, a lo largo de su vida ha destruido organizaciones, de quienes han querido acabar o intervenir en el imperio forjado entre ella y su esposo.

Aquel que ha tenido el valor de enfrentarla, ha perdido todo aquello que quiso, tuvo y pudo tener, es una mujer temible y de armas tomar.

Boris, se encontraba sentado en el mueble individual que se encontraba en la extensa habitación, leía un periódico, y tomaba una taza de café bien cargado mientras arreglaban el cabello de su esposa en la misma habitación.

Un toque de la puerta interrumpió la llamada que sostenía Iryna.

—Hablamos de eso, en la noche —dijo mientras colgó la llamada—. ¡Adelante!

Por la puerta ingreso su jefe de seguridad.

—Señores, necesitamos hablar, dijo el hombre, parado aún en la puerta.

—Dime, expresó Iryna.

—A solas, señora, es importante.

Ella, al ver la cara de preocupación de su jefe de seguridad, ordenó que todos salieran de la habitación, quedando solo ella a Boris, que se colocó de pies al lado de su esposa, observando lo extraño que se veía el hombre como con miedo de expresar lo que tenía que decir.

—Ahora sí, habla, ordenó ella.

—Se trata de la señorita Sharoth, fue lo que salió de los labios del hombre.

—¿Qué pasó con mi hija? —preguntó Boris sacando su celular para marcar el número de su hija.

—Encontraron su auto y Marcos está muerto —respondió el hombre, sabiendo que su jefa no era de rodeos.

—¿Hay señales de mi hija? —preguntó mientras corrió al armario a ponerse unas sudaderas cómodas y tenis sin importar que el hombre estuviese presente.

Él solo permanecía estático y respondió a la pregunta: "No, señora, no hay señales", pero ya cerramos las calles donde ocurrió el hecho, hemos traído a los mejores peritos para estudiar la escena, el comandante de la armada ya se encuentra allí también.

—Sale apagado, dijo Boris, saliendo de la habitación con el guarda de seguridad atrás.

—Llamaste a Iván, preguntó Boris, dándose cuenta de que en el pasillo algo retirado se encontraban las estilistas con la organizadora de fiesta encargada de la organización del evento.

Iryna salió viendo lo mismo que su esposo se acercó a las personas.

—Queda cancelada la fiesta, recojan, todos los gastos, se pagarán igual, pueden retirarse, dijo y todos obedecieron al instante, saliendo rápidamente del lugar.

—¡llamaron a Iván!!!, gritó, ya que no escuchó que habían respondido anteriormente cuando su esposo preguntó.

— No, señora, contestó con tres móviles en la mano realizando diversas llamadas.

Iryna sacó su móvil de inmediato, pero una voz detuvo su acto.

—¿Qué ocurre? ¿Para qué me iban a llamar?, preguntó Iván subiendo las escaleras tranquilamente.

—¡Sharoth!, fue secuestrada —salió de la boca de la mujer, mientras sacaba su computadora personal, de un portafolio que había sacado de una caja fuerte que se encontraba en el pasillo, atrás de un cuadro de la foto de los tres en la cabaña de la playa.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo