CAPÍTULO 4

Sharoth, salió de la empresa de su madre y se dirigió al auto, donde se encuentra el conductor con la puerta abierta esperando.

—Cómo sigues, Marcos, ¿qué tal te fue en casa?—pregunta amablemente al hombre de mediana edad.

—Bien, mi niña, hay que tenerle paciencia a esta juventud de ahora —responde mientras ella ingresa al auto y él cierra la puerta. Rodeó el auto para ingresar al mismo, en el asiento del conductor.

—Tranquilo lo están haciendo bien —dijo dando ánimos al hombre, mientras sacaba su laptop y se puso a trabajar desde el auto.

—Gracias por estar pendiente, usted es una maravillosa joven, un orgullo para sus padres —dijo el chófer con una genuina sonrisa de gratitud, la cual fue correspondida del mismo modo.

Ella empieza a teclear y su celular sonó, miró quién era, sonrió y contestó.

—Supongo que ya te llego la invitación —afirmó Sharoth sin saludar a su amiga.

—¡Así mismo! Quiero una explicación, ¿por qué tan de repente esa reunión? —preguntó agitada del otro lado de la línea.

—Mis padres lo organizaron, es una reunión muy importante, para esta misma noche son unos exagerados, pero ¿qué les puedo hacer, no les quiero llevar la contraria en sus deseos —explicó a su amiga sin dejar de teclear en la laptop?

—Increíble, ¡va a ser en la mansión! —exclamó sorprendida.

—Si es cierto, e increíble, que hayan accedido a la mansión, pero esto de la guerra con Rusia los tiene a todos nerviosos —dijo Sharoth cerrado su laptop ya terminando lo que realizaba.

Guardó lo que utilizó en su portafolio y observó a Marcos que no dejaba de mover el retrovisor, algo nervioso y colgó la llamada.

—Marcas sucede algo — pregunto al ver que él no detenía su acto y solamente miraba por este.

Marcos sostuvo su celular, marcó un número, mientras le contestó a Sharoth —Desde que salimos de la empresa, nos vienen siguiendo, fue todo lo dicho en ese momento mientras manipulaba su móvil.

Ella, al escuchar las palabras de su chófer, desvió su cuerpo para poder ver por el vidrio, y confirmó lo dicho por este. Dos camionetas negras lo seguían y, al darse cuenta de que los habían descubierto, una de ellas aceleró para pasar el auto.

Marcos también aceleró evitando ser sobrepasado, pero fue golpeado por detrás, el golpe casi los hace chocar, ocasionando que bajará la velocidad mientras estabilizada el auto, dando oportunidad que unas de las camionetas lo pasara y se les atravesará en el camino, mientras otra quedó del lado de atrás dejando el auto atrapado.

—Marcos, ¿qué pasa? Tengo miedo —dijo Sharoth desesperada.

—Ya pedí ayuda, le pido que no se resista, no vaya a ocasionar que le hagan daño —aconsejo mientras avisaba que habían sido emboscados.

Marcos sacó el arma y la coloco en su chaqueta al ver que de la camioneta de adelante salían 3 hombres fuertemente armados.

—¡Marcos! —exclamó Sharoth sosteniéndose del saco del hombre.

Tranquila mi niña dijo palmado la mano de la joven, aun sabiendo que no era cierto, nada estaba bien, ya que sus refuerzos por alguna razón no contestaron al pedido de ayuda.

Uno de los hombres encapuchados quiso abrir la puerta, pero están tenían seguro, así que apuntó su arma al puesto del copiloto y disparó sin contemplación haciendo el vidrio añico.

Con el estruendoso ruido Sharoth grito tapándose los oídos, mientras que el mismo hombre apunto a Marcos, pero este último saco el arma y disparo antes hiriendo el hombre uno de los hombres que se encontraban del otro lado arremetió contra marcos desde afuera llenando de agujeros el auto del lado del conductor.

Sharoth no dejaba de gritar con los ojos cerrados por los estruendosos disparos, abrió sus ojos, encontrándose con la macabra escena, de su chófer y amigo bañado en, sangre que le brincó en el cuerpo a ella, lo abrazó en medios de lágrimas y gritos.

—Marcoooooosss noooooo por queeee Marcooooossss gritaba mientras movía el cuerpo del hombre. Los atacantes abrieron la puerta para sacarla del auto, pero esta arremetió a patadas y puños; sin embargo, esos golpes no iban a detener a su captor de su cometido.

El hombre la sacó subiéndolo a su hombro para subirla a la camioneta. Ella no dejaba de dar puños y gritar que la soltaran sin ser escuchada, la arrojaron al auto que parecía más una jaula de llevar animales con toda la seguridad que tenía por dentro.

El auto en su interior tenía tubos de metales sin dar vista al puesto del conductor. Ella golpeó los metales y sus manos dolieron. Al instante sintió que el vehículo arrancó.

—Noooo a dondeeeee me llevaaaaan grito buscando por dónde abrir, pero su búsqueda fue en vano, ya que era automático y solo lo podía abrir el conductor.

El vehículo pasó cierto tiempo andando, Sharoth solo lloraba. Nunca imaginó que un secuestro llegara a su vida, ¿qué necesidad había de matar a Marcos? El dolor de su familia, de su hija, que se encontraba pasando una dura etapa en su adolescencia.

Sharoth no podía dejar de pensar en todos esos sucesos contados por él y su dolor se hacía más fuerte, sintiendo su corazón oprimido de tanta tristeza.

Cuando sintió que se detuvo, limpió sus lágrimas y se puso alerta, pero no abrían. Unos minutos después sintió voces de hombres rusos a las afueras, pero le pareció escuchar una voz conocida. Negó con su cabeza, sentía que el trauma la estaba haciendo escuchar mal.

Se encontraba observando la puerta y sintió como esta se estaba abriendo se echó a un lado, uno de los hombres la sacó bruscamente y recordó las palabras de Marcos, de no luchar para que no le hicieran daño y decidió aplicarlo. El hombre la sostuvo del brazo y ella miró a todos lados y observó que se encontraba en el puerto cerca de un gran barco de transporte de contenedores. Al llegar al pie del muelle, fue arrojada, cayendo a los brazos de un hombre alto y corpulento; no lograba ver el rostro de ninguno, ya que todos llevaban capuchas puestas.

—¡Está muy buena, mi mercancía! Ha sido un placer hacer negocios contigo —exclamó el hombre, observando de arriba abajo a Sharoth mientras la sostenía fuerte de un brazo, haciendo gran presión.

— Espero que la disfrutes —dijo Oleh saliendo de las sombras con una gran sonrisa en su rostro.

Sharoth abrió sus ojos del asombro y un golpe en su nuca la hizo perder el conocimiento hasta despertar en esa fría habitación en barco en medio del mar.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo