Atrapada en el corazón de un pirata
Atrapada en el corazón de un pirata
Por: Maria Bedoya
CAPÍTULO 1

¡Ayuda!!! ¡auxilio!!! saquenme de aqui!!! ayuda!!! saquenme!!! gritó desconcertada golpeando la puerta del lugar donde se encontraba apresada, arremetió a puños y patadas esperando que algo en el lugar se moviera, o almenos alguien escuchara sus gritos.

Pero nada pasaba sus gritos no eran escuchado, y no escuchaba nada afuera de las paredes que la rodeaban.

¿Donde estoy, que quieren de mi? ¡saquenme!!! volvió a gritar sin dejar de repetir el acto de golpes en la puerta, sus manos empezaron a doler por la acción y se detuvo recostó su frente en la puerta y preguntó en un sollozo, ¿por que me hacen esto?.

Empezo a sentir impotencia, y lágrimas salieron mojando su delicado rostro, sintió inútil su acción de seguir golpeado y miles de preguntas y reproches empesaron a llegar a ella, ¿Por qué me pasa esto a mí? Se preguntó en medio de llanto y volvía a golpear la puerta, pero esta vez sus golpes eran suaves y delicado, estaban llenos de impotencia y casi de resignación.

¿Que alguien me diga algo? ¡auxilio!!! decía en un susurro.

Respiro se detuvo de golpear, ya que estaba quedando sin aliento y perdiendo sus fuerzas.

Solo le quedaba llorar, y esperar, en medio de lágrimas observó a su alrededor para ver claro el lugar en donde se encontraba, se negaba a creer lo que estaba sucediendo en su vida, como un día tan perfecto pudo acabar de esta manera.

 Al observar un poco el lugar camino y tomó una silla de madera que se encontraba al lado de una mesa, cerró sus ojos y la lanzó contra la puerta de la frustración sentida, ¡abran!!!, no sean cobardes, gritó fuerte, llena de miles de sentimientos encontrados en su interior; sin embargo, no obtenía respuesta alguna del otro lado de la puerta.

Volvió a ver todo a su alrededor, era un camarote pequeño, con una pequeña cama, al lado una puerta, a la cual corrió para ver de que se trataba, encontrando un pequeño bañó el cual solo tenia lo necesario para su limpieza. Busco y no encontró nada útil para abrir la puerta, revolvió su cabello llena de frustración, alzó su vista encontrándose con una imagen desastrosa, no lograba reconocerse de lo mal que se veía.

 volvío a salir para observar mejor la habitación, en medio de la misma se encontraba una mesa de madera en donde había agarrado la silla que había lanzado anteriormente. Miró una silla con varias prendas de ropas perfectamente dobladas, suponía era para ella.

 ¿Por que me está pasando esto?si es una broma no es graciosa. Lo Pagaras caro ¿por que lo hiciste? Balbuceaba sentándose a la orilla de la cama, yo te amaba, con todo mi corazón, ¿por que lo hiciste?, se preguntaba tratando de aceptar lo que le estaba sucediendo.

Su corazón se había roto de la peor manera, al querer recordar el rostro del causante de su desgracia entró en negación y regaba su cabello quería sacar lo sucedido de su mente y volvió a gritar —¡no!!! ¿por qué lo hiciste, Por que? —Grito Limpiando sus lágrimas con dolor, decepción, incredulidad ante lo visto.

Encogio su cuerpo y empezó a mecerse mientras lagrimas salían, bañando todo su rostro, su perfecta vida se le estaba desvaneciendo por culpa de la codicia de una persona que amo profundamente.

Alzó su rostro y se levantó de donde se había sentado, respiro profundo y empezó a caminar de un lugar al otro revolviendo su rubio cabello, tratando de tranquilizarse y colocar su mente clara a la situación ocurrida.

Se dirigió a donde había caído la silla y la levantó no sabiendo que hacer, de repente escucha voces a las afuera de la puerta, se acercó lo mas que pudo, arrecostandose a la puerta atenta para escuchar bien, encontrándose con voces rusas y volvió a golpear la puerta con sus manos y les grito —saquenme de aqui auxilio, por favor ayúdenme.

En un instante dejo de escuchar las voces, ella hizo silenció a ver si lograba percibir movimientos a las afueras, escucho que estaban abriendo la puerta y retrocedió un poco, alzó su vista y un hombre alto de grandes músculos y de aspecto aterrador por las marcas en su rostro, entró junto a dos más que le igualaba en porte.

En un instante se sintió aterrorizada y retrocedió, el hombre del medio dio una sonrisa a medio lado y camino hacia ella, mientras tanto ella retrocedió aún más.

—¿Sé te acabo el berrinche?, muñequita de porcelana, ¿así de inquieta eres para todo lo que haces? —preguntó el corpulento hombre caminando hacia ella en pasos largos y firmes.

La chica retrocedió y choco con la pared, dando la oportunidad de que él llegar a ella, en el momento que el quedó en frente de ella, la sostuvo de ambos brazos, ejerciendo fuerza en su agarre y alzandola para que quedase a su altura.

—No quiero escuchar un grito más, vas hacer silencio y a esperar tu futuro. ahora eres mi mercancía y no me gusta la mercancía bullosa así que te callas o me veras obligado a callarte y no vas a querer eso —dijo gritando lo último haciéndola estremecer.

la mujer sentía mucho miedo por lo que le estaba sucediendo; sin embargo, ella se llenó de fuerza y valor, le preguntó —¿Cuanto te dio? yo te puedo dar más, Suéltame y no te arrepentirás, con lo que te va a pagar es mi dinero, y yo te puedo dar lo que me pidas —dijo, calmadamente ella ocasionando que él hombre estallará en una sonora carcajada que hizo eco en el lugar en donde se encontraban.

—Tu eres mi pago, tu cuerpo puro y virginal me dará lo que quiero, eres un deseo para cualquier hombre que te ve en una portada de revista y me daré el gusto de deleitarme con cada una de las partes de todo tu delicado cuerpo —dijo él hombre asercando su rostro y pasando su lengua por el cuello de ella, llevándola a reacionar y dar una patada en la entrepierna del hombre, acción qué lo hizo detener el acto que estaba haciendo, por el dolor causado, pero el dolor no lo hizo soltarla, más bien la apretó con mas fuerza sacando un quejido de ella, la miró con odio y ella escupió su rostro.

Al instante el reaccionó y le propinó una bofetada dejándola caer al suelo, se acercó a ella y la sostuvo por el cabello, alzando su rostro para que alzara la vista y lo pudiese ver —acabas de comprar tu boleta al infierno, me gustan rebeldes, para yo domarlas, cuando termine contigo tu quedaras irreconocible —dijo sonriendo, haciendo ver más aterradora que antes una cicatriz que atravesaba su rostro, desde el inicio de su ojo, pasaba por medio de su nariz y agarraba parte de su labio.

Sharoth se sintió perdida en ese momento estaba en las garras de un monstruo, el cual emanaba terror, repugnancia, sus ojos empezaron a arder, se prometió no perder la calma con sus cantores, pero ya se dio cuenta que las intensiones de este hombre iban más allá del dinero que ella pudiese ofrecer.

El captor sacó una navaja colocándola en el cuello de la Sharoth y con la misma empezó a bajar lento, ella al ver las intensiones del repugnante hombre su piel se erizó solo de imaginar que harán con ella, ya que los otros dos, observaban con sonrisas en su rostro desde la puerta, prefería morir a que le hicieran lo que ella se imaginaba querían hacerle .

empezó a sacudir su cuerpo para tratar de alejar a él hombre, pero este era un hombre de gran fuerza, le dio una bofetada haciéndole torcer el rostro y sangre empezará a salir de su boca, se posiciono en medio de ella inmovilizado su cuerpo por completo.

Volvio a repetir su acción con el cuchillo y cuando llego a los senos pasó ejerciendo un poco de fuerza, acto que la hizo dar un quejido, él saboreo sus labios con su lengua cómo si se fuese a comer un postre, la joven no pudo conservar la mirada y lágrimas empesaron a salir en silencio, no la estaba cortando, por que la presión, la hizo del lado que no tenia filo, pero ella sabia que en cualquier momentoeso cambiaría.

—Ya no te notas tan agresiva ¿donde esta la gatita de hace un momento? ¿no te gusta mi juego o acaso eres golosa y quieres mas de uno al mismo tiempo? —preguntó con una sonrisa triunfante en su rostro, la cual brotaba sadismo.

Se acercó al rostro de ella queriendo besarla, pero ella elegía la muerte, mientras estuviese con vida lucharia hasta el final, conciente no iban a abusar de ella, Sharoth, lo recibió con un mordisco aferrándose a la parte agarrada con sus dientes.

Él hombre la separo del agarre de un jalón y sangre empezó a caer de su pómulo. sostuvo la parte mordida y al ver la cantidad de sangre enfureció, se abalanzó y le dio dos bofetadas repetidas en ambas partes de su rostro sin medir la fuerza con la que las daba.

Sharoth gritaba desesperada mientras el le daba golpes, repetidos.

—¡Esto lo Pagaras caro!!! —gritó y fue a propinaron otro golpe cuando dos hombres más llegaron.

— ¡Jefe hay un problema! —dijo uno de los jóvenes de los que llegaron.

Miró la escena y su Jefe se veía bastante salido de control, pero necesitaban de él.

—¡Solucionalo!!! estoy ocupado, es que están ciegos, o es que acaso son inútiles y no pueden solucionar un problema —grito con su respiración agitada, sosteniendo a la chica que brotaba sangre por su boca debido a los golpes recibidos por él.

los otros dos hombres que llegaron con él, se mantenían inmóvil, no opinaron, ni siquiera movieron un músculo, se le notaba demasiado la pérdida de control que tenía en ese instante al hombre de la cicatriz.

—Es importante debe venir, es de carácter urgente si no fuera así lo hubiéramos solucionado —dijo otro de los recién llegados con la cabeza gacha temiendo decir sus palabras y que ahora la ira del hombre cayera sobre él.

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