CAPÍTULO 2

El humillado hombre, sacudió el cuerpo de la joven tirándolo al suelo y se puso de pies al lado de los recién llegados —¡Espero sea importante o se van a arrepentir! —dijo frente a los rostros de los jóvenes, volteo sin mirar atrás y emprendió camino a la salida con todos los demás detrás de él, serrando nuevamente la puerta.

Dejándola tirada con lágrimas corriendo por su rostro, la tristeza invadió todo su ser. No podía entender como su vida dio tal giro, tirada allí en suelo, empezaron a llegar recuerdos de la última conversación que sostuvo con sus padres.

RECUERDO...

 Marcus daba besos en las mejillas de su hija y decía —"Sharoth Usanova" la joven de veinticuatro años, dedicada a sus estudios, comercio mercantil y administración de empresas. "Ejemplo a seguir" a su corta edad ha dado todo de ella para llevar a cabo el legado de sus padres, los empresarios, Iryna Yvanova y Boris Usanov. Los cuales, a su avanzada edad, han decidido ceder su imperio a la joven chica, ¡que ahora!, cera una de las Ceos más poderosas de Ucrania. "Así dirán los titulares de todas las revistas y periódicos en una semana" — decía el orgulloso hombre acariciando el rubio cabello de su hija.

—¡Hay, papi! No seas tan modesto, ustedes han dedicado su vida para crear un imperio para mí y no los voy a defraudar.

—decía abrazando a sus padres.

—Hija, pero eso no quiere decir que no queremos nietos, no te hemos conocido un novio y esta vieja anciana quiere conocer un nieto antes de irse para el otro lado al país de pachanga —decía Iryna poniendo cara de cachorro recostando su cabeza al hombro de su hija.

Sharoth, se levantó y sacudía todo su cuerpo como si tuviese escalofríos. —No... no... no... ¡Cómo qué novio, hijos!, ¿están locos? Eso no —afirmaba mientras sacudía su cuerpo y agarraba su bolso.

—¡Hija!!! —llamó Iryna, viendo que su hija huiría del tema.

—No tengo más nada que decir, debo ir a la empresa de mamá —dijo acercándose a ellos dando un beso en cada uno de ellos y saliendo como estrella fugas.

Sus padres se negaron con la cabeza, lucharon por mucho tiempo para lograr tener un hijo, tenían dinero suficiente; sin embargo, no lograba sostener un embarazo por razones inexplicables, siempre Iryna, tenía abortos simultáneos. Los médicos realizaron numerosos estudios para encontrar la causa de los repentinos abortos, pero nunca encontraron nada. Ya habiendo desistido de la idea de tener un hijo, un milagro surgió. En una cita regular para chequear su salud, el médico hizo el sorprendente hallazgo: un embarazo que ya contaba con dieciocho semanas.

Tal noticia fue de alegría y felicidad para la pareja de empresarios dedicados al comercio mercantil. Sin embargo, por recomendación médica, decidieron callar la noticia por unas semanas más para que la emoción y el acoso público no la afectaran y pasará el riesgo de aborto espontáneo y, si se le adelantaba, ya podría ser un parto prematuro.

Así, de esa manera, nació su única hija, la cual es su orgullo, sintiéndose ya cansados. Boris Usanov, con setenta años de edad, y su esposa Iryna Ysanova de sesenta y siete años, decidieron ceder ya todo a su única hija y heredera.

Boris citó a su abogado, junto a Oleh Usanov, su hermano menor, que pese a sus cincuenta años de edad aún trabaja para la compañía como vicepresidente. Este último, cuando era joven, se les fue compartida la herencia de los Usanov por partes iguales. Pero a Oleh la juventud le segó y malgasto el patrimonio que sus padres le dejaron. Sin embargo, Boris no lo desamparó y lo acogió en la empresa que le fue dejada. A lo largo de la vida, Oleh ha vivido de cerca el sufrimiento de su hermano, por las inexplicables pérdidas de los embarazos de Iryna.

Oleh realizó su familia, teniendo un único hijo que fue al igual preparado profesionalmente para que pudiese al igual trabajar en la empresa. Iván, su hijo, ya contaba con treinta años de edad y era el contador de su tío Boris.

Boris, reuniendo a su abogado junto a Oleh, les comunica la decisión tomada diciendo: —Oleh, hermano, los reuní para comunicarte, que mi decisión de retirarme, ha llegado.

Oleh, al escuchar las palabras de su hermano, se levantó de la silla en donde se encontraba sentado y se dirigió a donde se estaba su hermano sentado.

—Boris, hermano, ya te merecías un descanso junto a mi cuñada —dijo abrazando por detrás a su hermano y cuñada.

—Gracias hermano, si ya era hora; Sharoth se ha preparado todos estos años muy bien, para no dejar nuestro legado atrás. Analizando la situación, pensamos que ya está preparada—dijo Iryna palpando el brazo de su cuñado que pasaba por los hombros de ella.

Oleh, al escuchar las palabras de Iryna, los soltó dirigiéndose a su puesto en la mesa de juntas, los observó a ver si lo dicho era broma. Al no encontrar nada en sus facciones, dijo: —¿Piensan dejar a cargo a Sharoth? Ella es muy joven para asumir tal responsabilidad.

—¿Tienes algún problema con la decisión? —preguntó su hermano, extrañado por la extraña reacción.

—No... ¿Cómo crees, solo es que pensé que estaría a cargo mientras mi sobrina se preparara mejor? —expresó, cambiando de inmediato su actitud.

—Sharoth ha demostrado que es muy capaz, y está preparada, estamos muy orgullosos de ella. ¿Tú no lo estás?—preguntó Iryna mirándole fijamente.

—"Claro que lo estoy" ella es nuestro orgullo, solo que la veo muy pequeña y frágil para este mundo tan exigente como es el ambiente empresarial, no es igual la teoría que la práctica —explico calmadamente.

Si estarás junto a ella, apoyándola al igual que has hecho conmigo durante estos años —dijo Boris mirando a su hermano mientras cruzaba sus dedos, y los colocaba en su barbilla.

Mientras el abogado, en completo silencio, les pasaba una carpeta a cada uno de ellos.

Oleh, con el bolígrafo que sostenía en su mano, daba pequeños golpes en la mesa de juntas, ocasionando ecos en el lugar mientras leía el documento entregado.

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