NATALIE
Me despierto, solo me muevo un poco en la cama. Pueden haber pasado minutos o horas, no recuerdo del todo. Casi, casi quedé inconsciente después del sexo que tuvimos Dominik y yo.
Mi mente empieza a recordar y de golpe abro los ojos para comprobar si había sido un sueño o realidad. El cuerpo desnudo de Dominik descansa sobre la misma cama que yo, su espalda amplia y su sexy trasero me otorgan una buena vista, entre las sábanas blancas que medio lo cubrían.
¡Oh por Dios! ¿Qué hecho? Me cuestionó mentalmente, llevando una de mis manos a la cabeza. Necesito irme antes de que despierte, si me quedo no sabría que decirle o que hacer.
Esto no significa nada, no...
Con mucho cuidado me desahogo de su agarre, pues su brazo estaba rodeando mi cintura. Apartó las sábanas y salgo con cuidado de la cama, sin un mínimo ruido o movimiento que pueda despertarlo.
<DOMINIKMi mente no dejaba de pensar en la llamada que recibió Natalie esta misma mañana. Muchas cosas se me vinieron a la cabeza, pensamientos que me hacían ponerme de mal humor.Cuando desperté hoy por la mañana me di cuenta que estaba solo en la cama, el temor me invadió con la idea de que se había marchado sin importarle lo que sucedió la noche anterior.No fue hasta que escuche un ruido en el cuarto del baño, camine hacia allá para darle una sorpresa, pero el sorprendido salí siendo yo cuando la escuché llamarle "amor" y no recuerdo que otras estupideces más, a ese otro tipo con el que hablaba por su teléfono.El mal humor no se iba y cualquier momento iba a terminar perdiendo la compostura. Quería salir y búscala, preguntarle quién era ese con el que hablaba muy cariñosa, pero no tenía ni idea de dónde vivía, aún no conseguía su dirección.Me encontraba tan furioso
NATALIEMe muevo en la cama y tiento a mi lado, abro los ojos para comprobar que mi hijo ya no se encuentra durmiendo junto a mí. Quizás se levantó y fue en busca de sus galletas favoritas que le niego desayunar todas las mañanas porque debe comer primero sus alimentos.Me giro hacia la mesa que está a lado de mi cama, miró la hora. Son las ocho de la mañana, los sábados solemos pasar más tiempo recostados y viendo televisión, pero con este niño que anda algo inquieto por todas lados, es difícil mantenerse más tiempo en la cama.Dorian lleva días durmiendo en mi cama, sigue con el miedo de sus pesadillas, en parte esto ha funcionado, pues no albergado o
DOMINIKMientras mi mente trata de procesar todo, miró detalladamente a Natalie. Su reacción, la manera en cómo se pone nerviosa y el como se le dificulta hablar, eso me dejaba con certidumbre.¿Podía ser posible que ese niño…?—No es de tu incumbencia —finalmente responde, en el mismo tono de desagrado cuando reclamo por mi presencia —Ahora si me haces el favor de irte, sería lo mejor.Corto mis pensamientos ahí, no podía seguir persuadiéndola con mis dudas. Si quería que ella me perdonará y volviera a mi lado, debía trabajar en ello y hacerle ver que no quería molestarle.Aún así necesitaba llegar al fondo de esto, pero lo averiguaría por mi parte.—Esta bien —Asentí, no
DOMINIK—¿Estás seguro de lo que quieres hacer? Ella seguirá sin perdonarte si haces eso —comenta mi abogado.—Debo hacerlo, es la única opción que tengo.—También tienes la opción de preguntárselo directamente. Quizás se vaya a sentir asediada, pero si no persistes no conseguirás obtener la verdad —agrego —Y es de la mejor forma.—Dices que no me puedo dar por vencido, pero que tampoco averigüe a mi manera porque empeoraré las cosas —reprimo el coraje que estaba creciendo.—Lo que te aconsejo es que vuelvas a preguntárselo, persiste hasta que lo consigas. Si para entonces ella sigue negándose —hace una pausa y suspira —No quedará más que forzarla de manera legal.—¿Te refieres a una orden? —inquiero.Asiente con esa mirada que conozco, cuando se trata de uno de sus casos. Este asunto no era caso suyo, aunque ya lo había inmiscuido.<
NATALIE—Ya no hay manera de que huyas, debes decírselo.—Estás loca, jamás lo haré —exclamo —Si lo hago lo perdería y eso nos destrozaría a ambos.Estaba muerta de miedo, pensar que podrían apartar a mi hijo de mi lado me asustaba. Tenía que continuar ocultando la verdad todo el tiempo que fuera posible y si no tenía que elegir otra opción, desaparecer de nuevo de su vida y está vez sin dejar rastro de nada.—¿Crees que él sea capaz de hacer eso?—Ya no sé ni que NATALIE—Mami, otra vez ese hombre —señala Dorian, la entrada del edificio.Me congeló antes de llegar. Dominik se veía tan guapo como siempre, su cabello perfectamente peinado como de costumbre, vistiendo una camisa blanca abotonada con las mangas enrolladas y los dos botones superiores desabrochados, y un par de pantalones azul oscuro. Tragué, en cuanto nuestras miradas se encontraron, y suCapitulo 19|No secreto y no mentiras
DOMINIKEra imposible estar molesta con ella, y más al verla en esta condición. Verla llorar me dolía y saber que yo era el culpable de todo, lo hacía más.Nunca había escuchado a Natalie llorar, quizás esto si le preocupaba y demasiado. No quería obligarla a nada, pero me sentía desesperado, necesitaba saber si era el padre de ese niño.No puede evitarlo más y la tomé en mis brazos de inmediato, para acercarla a mi cuerpo. Su cabeza quedó en mi hombro mientras la sostenía tan fuerte para que no escapara de mí, pero no había intensión alguna de hacerlo.Sollozo sobre mi hombro, el tenerla de esta manera dejaba claro todo lo que ha pasado, el estrés que ha sufrido y con lo que tal vez ha cargado todo este tiempo. Quería quitarle toda esa carga
NATALIENo sé por qué me sentí vulnerable a su lado. Me abrí a él y sin que me lo pidiera, aún no le había dicho lo que su padre me dijo aquel día, lo mejor era olvidarlo y pasarlo.Sin poder controlarme me lancé a sus brazos y lo besé, no sé que me estaba pasando. Fue de una manera como si hubiera pasado mucho tiempo de vernos y besarnos. Estábamos ansiosos el uno por el otro, tanto que creo que le rasgué un poco la camisa con mis uñas, pero a ninguno de los dos le importo.Sus manos se movieron inquietas más abajo de mi espalda.—Dios, me vuelves loco —susurro entre mis labios con la respiración agitada.Antes de retomar nuestro beso apasionado, recordé en qué lugar estábamos. Puse mis manos en su pecho para detenerlo. Do