—Lo reconozco —se sentó junto a mí en la cama—. Sé que no debí inventar eso, pero me bloqueé. Traté de no ceder, porque cuando lo tenía cerca siendo tan amable conmigo era muy blandengue. —Tuviste miedo de perderla en ese momento. —¿Qué? Claro que no Liz —sostuvo mi mano—, pero si se enteraba mi mundo se viene abajo y tu lo sabes bien. —A mí ya no me importa si te quedas sin dinero o no —aparte su mano de la mía—. Esto no me afectaba antes pero verte con ella fue mi límite Aaron. —¿Qué quieres decir con eso? —preguntó temeroso. Me di valor para lo próximo que diría. —Que no quiero seguir contigo si estás con Andrea —se lo dejé claro, ya era tiempo de poner las cosas claras. Ya no quería ser la otra, quería ser la oficial y sino estaba dispuesto hacerlo entonces así me doliera tomaría otro rumbo sin él. —Amor por favor no me hagas esto —suplicó—, lamento lo de hoy no quiero que pienses que Andrea me importa más que tú —sostuvo mis mejillas con cariño. »eres la mujer que amo
Hoy no podremos vernos amor, llegó mi mejor amigo y Andrea quiere hacerle una fiesta de recibimiento* Leí el mensaje que envió mi novio y mi corazón se volvió trizas. De nuevo yo quedaría en segundo lugar cuando de Andrea se trataba. ¡A mala hora acepté esto! Aaron y yo teníamos casi un año juntos, pero nunca estuvo en mis planes enamorarme de él hasta el punto de ser su segunda opción. Cuando lo conocí él nunca me dijo que estaba con alguien más, pensé que era la única en su vida hasta que un día le descubrí varios mensajes con ella. Lo enfrenté y no tuvo opción que decirme la verdad, ellos eran novios desde el colegio y le era difícil cortar con esa relación porque sus padres la aprobaban y otros motivos que ni me importan. Mi mundo se vino abajo cuando lo supe. Al principio traté de olvidarlo y dejarlo atrás, pero su insistencia y mi amor estúpido y ciego me llevó aceptar esta relación por como pinta ahora: Andrea la oficial y yo la otra. Soy tonta lo sé, pero me involucr
Estaba estudiando, no te pongas así. Su respuesta llegó rápido. Estoy en el edificio, ya voy subiendo. Mi corazón dio un vuelco cuando leí el mensaje y como una loca guarde todos los libros y medio arregle la cama. Quise cambiarme de ropa pero escuché la puerta del apartamento abriéndose. —¡Llegó el hombre de tu vida mi amor! —Aaron saludó cuando cerró la puerta. Llegué hasta el recibidor y me sonroje cuando se me quedó mirando completita. Tenía puesta solo una bata de seda. Obvio, si mi pensado era dormir no esperarlo a él. —Toda esa espera valió la pena, ahora que te veo así —se acercó a mí y cuando me tuvo entre sus brazos, me apretó la cintura con deseo. Casi gimo en el acto. —Tengo ganas de ti Liz —dijo con su voz enterrada en mi cuello—. No veía la hora de venir a verte. Sus palabras me derritieron completa. Siempre tenían ese poder sobre mí. —Quiero quitarte esta bata —comenzó a subirla poco a poco, hasta llegar a mis glúteos—. Apretar este rico trasero y darle nalga
Era tan tierno conmigo, así me era imposible dejarlo. Nos abrazamos y dormimos acurrucados. Disfrutando del calor que emanaba nuestros cuerpos. Si, así deseaba dormir todos los días de mi vida. (...) Me levanté temprano con la intención de hacer desayuno, ya que Aaron le gustaba comer y estar listo temprano para llegar a clases a tiempo. Preparé algo ligero para los dos y cuando comimos nos fuimos arreglar para irnos a la universidad. Miré mi otra yo del espejo después de un rato y sonreí con el resultado, use un pantalón talle alto, un top blanco y una chaqueta de Jean. Sencilla pero bonita. Así era mi estilo. Aaron entró al armario y me dio un escaneo completo, la sonrisa que tuvo al final me levantó la moral. —¿Ese mujerón es mi novia? Su halago me subió la autoestima a mil. —Toda completa —le di un guiño coqueta. Llegó hacia mí para darme un beso, bueno muchos besos. —Ya nena, mejor vámonos antes que te arranque la ropa —dijo entre besos y risueños salimos del ap
Entré al salón y me ubique junto a mis dos personas favoritas en este enorme lugar: Tommo y Tito. En realidad se llamaban Tomás y Teobaldo pero yo les decía así de cariño. Eran hermanos gemelos y podía decir que mis amigos en mi corta lista social. Desde que estudiamos el primer semestre nos volvimos inseparables. Era raro estar con ambos al mismo tiempo, como si tuviera un espejo a cada lado. Todavía me costaba un poco reconocer quien era quien sino me hablaban, lo único que los diferencia a mis ojos es su personalidad, Tito es más extrovertido y por lo tanto su actitud es más alborotada que la de Tomás. Siempre tiene un chiste para decir. En fin, eran mi alegría diaria y quienes me acompañaban en mis momentos de soledad cuando Aaron estaba con Andrea. Y por supuesto, mis paños de lágrimas. —El galán te vino a traer, ah —musitó Tomás cuando me senté junto a ellos. —Por fin tiene tiempo para ti —Tito dijo de mala gana a mi otro lado. Si, tenía la costumbre de sentarme en me
—Hola muchachos —Aaron los saludo serio, porque así era él con los chicos que estaban a mi alrededor. Así fuesen mis amigos. Tito no habló, se notaba a leguas que se estaba mordiendo la lengua para no soltar algún saludo sarcástico. —Hola tío ¿como vas? Tomás si lo saludó, porque no tenía nada en su contra y Aaron le devolvió la sonrisa en saludo. —¿Vamos a comer? —me preguntó mi amor y asentí. Me despedí de los gemelos y con una despedida de Tomás y un berrinche por parte de Tito me hice camino con Aaron. —¿No comeremos en la cafetería? —pregunté cuando note que íbamos hacia el estacionamiento. —No amor, hoy vamos a comer con Raell —dijo y me tomó por sorpresa. Nunca he conocido ningún amigo suyo. No dije nada y emprendimos camino a quien sabe donde, me preguntó como estuvieron mis clases y me contó sobre las suyas. Que como está terminando la carrera todo es más exigente y cosas así. Pasado un resto llegamos adonde quedaron él y Raell de verse y conocía el lugar, e
—Mañana habrá una reunión en la costa —empezó a decir Raell—. Estarán ciertos empresarios y amigos de mi papá. Deberías ir, así conoces a Wilker Ramos, el empresario que recluta estudiantes de economía. Note cómo mi novio se puso algo tenso. —Ya sabes que no puedo ir a esas reuniones sin mi papá y el de Andrea —dijo Aaron algo serio—, ellos tienen otros planes para mí. Raell rodó los ojos, —ya es hora que saltes de ese barco —lo aconsejó y la conversación me dejó intrigada—. Te hunden y no te dejan ser libre. —No quiero hablar de eso —Aaron me miró de reojo nervioso. Era como sino quisiera que yo escuchase algo o descubriera esa faceta suya. Raell se acordó que estaba aquí y cerró la boca. Eso me dio un mal sabor de boca, algo se traían estos dos. Aaron nunca me hablaba de sus padres, ni de su relación familiar. Ahora que me ponía a ver, no sabía casi nada de su vínculo social. Lo único que sabía era lo poco que me contaba, cuando estaba conmigo solo eramos él y yo —Ya vue
El ambiente se formó insoportable en menos de un segundo. Quise salir corriendo pero la situación no me dejaba salida, solo permanecí en mi lugar esperando que Aaron interviniera en este enredo. —¿Quién es ella? —preguntó la susodicha mirándome con curiosidad. No tenía ápice de celos o molestia, solo eso: curiosidad. —Ella es una amiga —respondió Aaron cuando por fin encontró su voz—. De hecho es la novia de Raell —añadió y decir que me dolió fue poco. Si antes me sentí diminuta, ahora quería desaparecer. Andrea sonrió gustosa por la noticia. —¡Que bien! —su emoción fue grande—. No mencionó nada en la fiesta de bienvenida que malo es. —Es que apenas lo dejaron respirar ese día —Aaron soltó una risita nerviosa y sentí como me miraba. Yo no lo hice, era capaz de explotar aquí mismo si encontraba sus ojos. —¿Me perdí algo? —se escuchó la voz de Raell cuando regresó a la mesa. Lo miré apenada, por la bomba que estaba apunto de explotar en sus narices. —Que tienes novia y n