¿No crees que pueden estar necesitándonos en Inglaterra? — Eleanor formuló la pregunta por vigésimo novena vez durante sus extendidas vacaciones. Hacía ya un mes que vagaban por los mares caribeños, conociendo República Dominicana, Jamaica y Cuba. Pero ahora, habían rentado un yate para cruzar el canal de Panamá. Eleanor se había maravillado del complejo sistema de exclusas que el canal poseía. Al llegar a la ciudad de Panamá, bajaron por el pacífico hacia su lugar favorito: Cartagena, en Colombia… Claro que les quedaría más tiempo para visitar otros lugares como Santa Marta, y Ecuador. Carlisle se encontraba muy entusiasmado por una publicitada caminata por los volcanes por este último país… A Eleanor la idea de caminar por los volcanes le daba un poco de miedo, y solo le interesaba porque en el trayecto verían diferentes especies de orquídeas silvestres.En este momento estaban anclados a una considerable distancia de la costa colombiana, tomando un rico aperitivo local. Carlisle la
Abelardo, señor. — dijo haciendo una reverencia.Bien Abelardo, si eres tan amable… — el mozo le cedió el paso, deseándole una buena noche… Carlisle subió la pequeña escalera y se dio con un escenario demasiado íntimo. Parecía que la noche se había confabulado con su pequeña esposa, mostrando un cielo estrellado y una Sophie llena imponente, flotando en una bóveda oscura. La zona donde estaba la mesa estaba decorada con velas, protegidas por graciosos farolitos formando un cuadrado de luz sobre la pequeña mesa, donde estaba sentada, apoyando los codos sobre la mesa en una pose poco sensual, la mujer más espectacular de la tierra… su mujer. Recorrió con su mirada la extensión de su cuerpo. Tenía el cabello suelto, que se movía apenas al compás de la suave brisa de la noche; y estaba vestida con un sugerente vestido negro, que se pegaba a su anatomía, y cuya la tela parecía emitir destellos de color dorado. Un estupendo tajo descubría una de sus piernas. Carlisle juró en silencio. Si se
Quítame el maldito corsé… — jadeó. Carlisle dejó la tarea a la que se había avocado con placer y la miró a los ojos.— no puedo respirar…Tendría que dejártelo puesto,— dijo riendo mientras liberaba lentamente los corchetes del corsé.— Como una especie de castigo…Si, claro… — dijo ella un poco mas aliviada. Al menos la excitación no le quitaba el aire como cuando tenía el corsé. Una vez que terminó la labor con los corchetes, el condenado corsé fue a parar a algún lugar del camarote. Carlisle se incorporó, para quitarle los zapatos y luego con la yema de los dedos, le quitó las medias, dejándola solo con las bragas. — Carlisle…Shhh — dijo mientras la acomodaba, y utilizaba las medias para atarla a la cabecera de bronce de la cama — eres mi prisionera esta noche — dijo terminando la tarea. Bajó lentamente, para besarle la frente, y acariciar cada centímetro de piel que encontraba — vas a ser mía… — la miró a los ojos — ¿quieres ser mía Eleanor? — esa pregunta encerraba miles de deseos
Llegar a Londres vía aérea , trajo varios inconvenientes a Carlisle, que tuvo que lidiar con una intransigente Eleanor que no tenía intenciones de ayudar con su equipaje y mucho menos dirigirle la palabra. Pero lo que llegó a colmarle la paciencia fue que la aerolínea había perdido una de sus maletas… La suya. Para colmo de males, Londres les daba la bienvenida habitual… llovía a cantaros y la fila de espera para los taxis era kilométrica. A pesar de la tan “amena bienvenida”, Carlisle prefirió mojarse hasta los huesos a soportar la cara de pocos amigos de su esposa. Con que ganas se fumaría un cigarrillo para serenarse. Desde la noticia de la recuperación exitosa sus padres, había estado callada y taciturna, y prácticamente había actuado como si Carlisle no estuviera. Suspiró mientras se arrebujaba bajo el abrigo. Tenía razón cuando pensaba que al volver a Inglaterra también volverían los problemas.Después de una hora, mojado hasta las medias, un taxi aparcó y junto al conductor sub
Pero… algo en tus ojos me dice que no todo es como parece… ¿eres feliz Eleanor? — ella no contestó. Su madre que la conocía bastante suspiró y la abrazó mas — explícame como es que de pronto estás casada con Carlisle… — ella dio un respingo — si mal no recuerdo tu no estabas muy feliz de verlo por aquí… además de tener una relación bastante seria con ese joven Green… y de luchar contra todos tus hermanos por el amor de ese muchacho…Ese joven Green es una mierda… — dijo apagada — y lo de Carlisle… bien, solo… sucedió…Pero no veo que seas feliz¿Quieres saberlo no es cierto? — dijo separándose y levantándose del asiento — mira mamá, las cosas con Carlisle…¿Lo amas?Por supuesto.Entonces, por qué estás tan triste…Porque la vida no es tan hermosa mami… — dijo dolida. Molly se levantó y abrazó a su hija.La vida es como una quiere hacerla hijita — le dio un beso — si tu deseas hacerla hermosa, debes poner de tu parte… y si tu quieres que ser feliz, pondrías de tu empeño para que eso s
Emerson — dijo serena— deja de fastidiar… quiero llegar a casa. Ya estoy molesta porque este idiota se emborrachó, ¿ahora tendré que aguantar tu sermón?Solo espero que no tengas problemas… Acaso no tienes…¿miedo? — rió — No creo que se ponga violento… — miró a Carlisle, que trataba de ponerse el cinturón de seguridad sin éxito. — Es más seguro que se duerma antes de llegar.Ni lo sueñes… — dijo Carlisle bufando — tengo otros planes… y tu estás implicados en ellos — dijo con una sonrisa picara y acariciándole la cara.Mucho cuidado como te comportas Stone — dijo Emerson serio.Si papi… — dijo chasqueando la lengua.Descuida Emerson, todo estará bien — dijo. Le dio un beso a su hermano y subió al auto.¡Adiós Ro— Ro! — dijo Carlisle, arrastrando la ere. Eleanor sonrió al recordar el mote dado a su hermano por la psicópata de su novia Lavender… sintonizó la radio del coche. Que felicidad. Era la primera vez que Carlisle la dejaba conducir su espectacular máquina. Aunque no todo era tan
Pensé que ya estaban dando un espectáculo más bochornoso…Cállate Emerson — dijo Carlisle ayudando a su esposa a ponerse cómoda — ¿una copa? Ella iba a aceptar pero luego recordó que en su estado no podía.Yo, solo quiero jugo de calabaza.¿No vas a celebrar mi cumpleaños?No… solo quiero zumo si no es mucha molestia — Farrah la miro fijamente y luego intercambio miradas con Sandra… esta sonrió satisfecha.¿Ni una copita de champagne Eleanor? — Ella miro a sus amigas que la observaban con picardía. Se puso roja — no puede hacerte mal…¿No verdad? — dijo sonriendo nerviosamente y mirando a Carlisle que no entendía nada — está bien — le saco la copa de la mano y la bebió de golpe.Se suponía que debías brindar por mi cumpleaños.Salud — dijo sonriente y devolviéndole la copa — ah, y feliz cumpleaños — él arqueó una ceja, y cuando iba a preguntarle, Emerson la salvó llevándoselo al despacho. Pero de lo que no la salvó su querido hermano, es de las miradas interrogantes que sus amigas le
No, sería feliz, porque tendría a mi hijo y a Carlisle… no su amor, pero al menos me conformo con tenerlo a mi lado.Estás equivocada… Eleanor, Carlisle…No me hagas perder el tiempo por favor — dijo al final de las escaleras y mirando a su amiga — ¿me acompañas? Aun necesito que alguien me apuntale por si las cosas no salen como espero.Sabes que siempre estaré contigo… — sonrieron — pase lo que pase.Gracias — y desapareció por el pasillo.La mañana de Carlisle no comenzó con el pie derecho. La señora Rowling no había podido llegar al trabajo, y tenía que atender personalmente los llamados y chequear la agenda. Estaba apunto de lloriquear como una mariquita cuando David lo encontró, a punto de desfallecer de inanición. Encargaron un suculento desayuno, que resultó ser de lo mas insípido. Los huevos fríos, el café aguado y sin azúcar, y las tostadas parecían hechas de goma espuma. Diablos… Si no fuera tan poco supersticioso, creería que ese día en especial iba a ser así, las veinticu