Quítame el maldito corsé… — jadeó. Carlisle dejó la tarea a la que se había avocado con placer y la miró a los ojos.— no puedo respirar…Tendría que dejártelo puesto,— dijo riendo mientras liberaba lentamente los corchetes del corsé.— Como una especie de castigo…Si, claro… — dijo ella un poco mas aliviada. Al menos la excitación no le quitaba el aire como cuando tenía el corsé. Una vez que terminó la labor con los corchetes, el condenado corsé fue a parar a algún lugar del camarote. Carlisle se incorporó, para quitarle los zapatos y luego con la yema de los dedos, le quitó las medias, dejándola solo con las bragas. — Carlisle…Shhh — dijo mientras la acomodaba, y utilizaba las medias para atarla a la cabecera de bronce de la cama — eres mi prisionera esta noche — dijo terminando la tarea. Bajó lentamente, para besarle la frente, y acariciar cada centímetro de piel que encontraba — vas a ser mía… — la miró a los ojos — ¿quieres ser mía Eleanor? — esa pregunta encerraba miles de deseos
Llegar a Londres vía aérea , trajo varios inconvenientes a Carlisle, que tuvo que lidiar con una intransigente Eleanor que no tenía intenciones de ayudar con su equipaje y mucho menos dirigirle la palabra. Pero lo que llegó a colmarle la paciencia fue que la aerolínea había perdido una de sus maletas… La suya. Para colmo de males, Londres les daba la bienvenida habitual… llovía a cantaros y la fila de espera para los taxis era kilométrica. A pesar de la tan “amena bienvenida”, Carlisle prefirió mojarse hasta los huesos a soportar la cara de pocos amigos de su esposa. Con que ganas se fumaría un cigarrillo para serenarse. Desde la noticia de la recuperación exitosa sus padres, había estado callada y taciturna, y prácticamente había actuado como si Carlisle no estuviera. Suspiró mientras se arrebujaba bajo el abrigo. Tenía razón cuando pensaba que al volver a Inglaterra también volverían los problemas.Después de una hora, mojado hasta las medias, un taxi aparcó y junto al conductor sub
Pero… algo en tus ojos me dice que no todo es como parece… ¿eres feliz Eleanor? — ella no contestó. Su madre que la conocía bastante suspiró y la abrazó mas — explícame como es que de pronto estás casada con Carlisle… — ella dio un respingo — si mal no recuerdo tu no estabas muy feliz de verlo por aquí… además de tener una relación bastante seria con ese joven Green… y de luchar contra todos tus hermanos por el amor de ese muchacho…Ese joven Green es una mierda… — dijo apagada — y lo de Carlisle… bien, solo… sucedió…Pero no veo que seas feliz¿Quieres saberlo no es cierto? — dijo separándose y levantándose del asiento — mira mamá, las cosas con Carlisle…¿Lo amas?Por supuesto.Entonces, por qué estás tan triste…Porque la vida no es tan hermosa mami… — dijo dolida. Molly se levantó y abrazó a su hija.La vida es como una quiere hacerla hijita — le dio un beso — si tu deseas hacerla hermosa, debes poner de tu parte… y si tu quieres que ser feliz, pondrías de tu empeño para que eso s
Emerson — dijo serena— deja de fastidiar… quiero llegar a casa. Ya estoy molesta porque este idiota se emborrachó, ¿ahora tendré que aguantar tu sermón?Solo espero que no tengas problemas… Acaso no tienes…¿miedo? — rió — No creo que se ponga violento… — miró a Carlisle, que trataba de ponerse el cinturón de seguridad sin éxito. — Es más seguro que se duerma antes de llegar.Ni lo sueñes… — dijo Carlisle bufando — tengo otros planes… y tu estás implicados en ellos — dijo con una sonrisa picara y acariciándole la cara.Mucho cuidado como te comportas Stone — dijo Emerson serio.Si papi… — dijo chasqueando la lengua.Descuida Emerson, todo estará bien — dijo. Le dio un beso a su hermano y subió al auto.¡Adiós Ro— Ro! — dijo Carlisle, arrastrando la ere. Eleanor sonrió al recordar el mote dado a su hermano por la psicópata de su novia Lavender… sintonizó la radio del coche. Que felicidad. Era la primera vez que Carlisle la dejaba conducir su espectacular máquina. Aunque no todo era tan
Pensé que ya estaban dando un espectáculo más bochornoso…Cállate Emerson — dijo Carlisle ayudando a su esposa a ponerse cómoda — ¿una copa? Ella iba a aceptar pero luego recordó que en su estado no podía.Yo, solo quiero jugo de calabaza.¿No vas a celebrar mi cumpleaños?No… solo quiero zumo si no es mucha molestia — Farrah la miro fijamente y luego intercambio miradas con Sandra… esta sonrió satisfecha.¿Ni una copita de champagne Eleanor? — Ella miro a sus amigas que la observaban con picardía. Se puso roja — no puede hacerte mal…¿No verdad? — dijo sonriendo nerviosamente y mirando a Carlisle que no entendía nada — está bien — le saco la copa de la mano y la bebió de golpe.Se suponía que debías brindar por mi cumpleaños.Salud — dijo sonriente y devolviéndole la copa — ah, y feliz cumpleaños — él arqueó una ceja, y cuando iba a preguntarle, Emerson la salvó llevándoselo al despacho. Pero de lo que no la salvó su querido hermano, es de las miradas interrogantes que sus amigas le
No, sería feliz, porque tendría a mi hijo y a Carlisle… no su amor, pero al menos me conformo con tenerlo a mi lado.Estás equivocada… Eleanor, Carlisle…No me hagas perder el tiempo por favor — dijo al final de las escaleras y mirando a su amiga — ¿me acompañas? Aun necesito que alguien me apuntale por si las cosas no salen como espero.Sabes que siempre estaré contigo… — sonrieron — pase lo que pase.Gracias — y desapareció por el pasillo.La mañana de Carlisle no comenzó con el pie derecho. La señora Rowling no había podido llegar al trabajo, y tenía que atender personalmente los llamados y chequear la agenda. Estaba apunto de lloriquear como una mariquita cuando David lo encontró, a punto de desfallecer de inanición. Encargaron un suculento desayuno, que resultó ser de lo mas insípido. Los huevos fríos, el café aguado y sin azúcar, y las tostadas parecían hechas de goma espuma. Diablos… Si no fuera tan poco supersticioso, creería que ese día en especial iba a ser así, las veinticu
a sabes donde está la puerta… adiós Sara, y espero que sea la ultima vez que te veo… — la mujer tomó su bolso y salió hecha una fiera. — ah, nada las conforma — dijo con sarcasmo.¿Crees que va a ser la última vez que la veas?Mas le vale que así sea…En cambio, yo espero que no te traiga demasiados problemas. Mujeres así, que no tienen nada que perder, suelen ser un tanto peligrosas…Por esa razón, David, decidí mandarla a Estados unidos… — rió — desde allí no podrá hacer maldades ni molestar a Eleanor — David lo miró. Carlisle estaba demasiado confiado.Al salir del automóvil, Eleanor le dio la llave al valet de la empresa de Carlisle, con una amable sonrisa. La mañana estaba soleada, pero unas nubes en el horizonte amenazaban el bonito día. Ella y Farrah agradecieron al portero y después de entrar al lobby, decidieron tomar el ascensor particular de la Presidencia. Sacó un pequeño pañuelo para secarse la transpiración de las manos, producto de los nervios. Cuando la puerta del elev
Solo él podía tener la maldita mala suerte de que, el día en que jamás pensaste volver a ver a tu amante, ella aparezca, y en ese mismo día, tu mujer y ella se cruzan el camino arruinando la maldita sensación de seguridad conyugal que habías logrado después de muchas idas y venidas con tu esposa, y mas que nada con las inmensas meteduras de pata, o equivocaciones que habías cometido en aras de una venganza que nunca tuvo razón de ser. Pero ahí estaba, sentado, tratando de acomodar los pensamientos y tratando de entender que era lo absurdo que había hecho para que Eleanor, rogara por el divorcio… Hacía meses que no veía a Sara, pero hoy tenía que aparecer la muy perra, y si bien la intención de su examante era con absoluta claridad retomar su relación, él no lo hubiera hecho nunca. Y justo en ese preciso momento de despedida final, de alivio por la partida de Sara… aparece Eleanor y todo se confunde. ¡Dicho de un modo mas preciso, ella lo confunde todo! Pensaba Carlisle. ¿Eleanor no po