Nombre… — dijo apretando sus manos — es dulce y formal, pero a la vez una fragancia salvaje… erótica — la miró de arriba abajo — igual que tu…Jaja — dijo con sarcasmo.¿Usted que dice señor Stone? — dijo Paul, sirviéndose una copa y alcanzándole otra a Eleanor. Esta se sonrojó un poco cuando Carlisle se acercó a su cuello y aspiró profundamente el perfume, acariciando suavemente la base del cuello con su nariz. Eleanor estuvo a punto de tirar la copa. Los demás los miraban sonrientes, salvo por Marianne y Kalem. Antes de separarse, le dio un suave beso en la clavícula. Era el primer gesto de ternura que había tenido desde que dijera esa estúpida frase… Lo miró a los ojos tratando de disculparse. El la miró y sonrió de costado.Irresistible — dijo mirando a Paul — Así es mi esposa.¿Cuál es el nombre Eleanor? — dijo Paul — si es capaz de lograr eso en un hombre…“Ab… — carraspeó tratando de serenar las hormonas — “Absolutely Irresistible”, de Givenchy.¡Nada menos! — dijo Mildred risu
No te equivoques… — dijo serio — te aprecio como la hija de mi socio… pero jamás podría verte como una mujer… te veo como una hermana pequeña, Marianne no compliques las cosas… Si, pero no soy una niña… soy una mujer — quiso nuevamente asirlo del cuello para besarlo, pero las manos fuertes de Carlisle lo evitaron — y te quiero… te quiero para mi. Lo siento… creo que nunca te di motivos para que pensaras que entre nosotros podría haber algo Marianne — la soltó — Soy un hombre casado… Pero podrías tener una amante… que tal si yo… — Carlisle rió interrumpiéndola. No me interesas… — La chica estaba a punto de chillar — mira, lo siento, pero nunca me fije en ti como para tener una relación… mi mujer es Eleanor y estando con ella, nunca podría ser capaz de estar con otra mujer… — la miró serio — no lo necesito. Pero ella si puede estar con otros tipos ¿no? Trata de no decir estupideces respecto a mi mujer, Marianne, mi paciencia en ese tema tiene un limite muy delgado… no trates de pa
No te entiendo… ¿Estabas o no con Marianne? No lo niegues porque Kalem me lo dijo…. Si, claro que me la encontré… Eres un… ¡Perro! — le dijo y trató de escapar por la playa, pero la arena se le había metido en la sandalia y no podía caminar rápidamente. Carlisle le dio alcance y la dio vuelta para aferrarla a su cuerpo. Que tengo que decir yo, que llego y te veo… Oh si— dijo tratando de desasirse de sus fuertes brazos pero era imposible.— Claro, creo que tienes razón, porque de acuerdo al diálogo que estábamos teniendo ese desgraciado y yo, ¡de seguro nos encontraste en las preliminares del sexo! No te hagas la sarcástica que no estoy para jueguitos de palabras… ¡Yo menos! — chillo — Kalem se me acercó sin que me diera cuenta… Si, de seguro — dijo incrédulo. Cree lo que quieras — dijo a punto de llorar — pero es la verdad… como yo no quise saber nada con él, intenté irme pero no me dejó… Claro y tu le dijiste que no estabas interesada, ¿verdad? ¿Tu estupidez es innata o apa
Eleanor… no creo que… ¡Tú no entiendes nada! — chilló — tengo que volver a Inglaterra, Carlisle… Me necesitan… Dime por que quieres regresar… dímelo, así puedo entenderte… — dijo para calmarla, pero parecía que Eleanor no tenia intenciones de calmarse. Llamé a Inglaterra, Carlisle — dijo llorando — Y Emerson… Emerson me dijo… Cálmate, ratita… — le dijo secándole las lágrimas con sus dedos — si no te calmas… no puedo entenderte… — Eleanor respiró un par de veces con los ojos cerrados luego los abrió y lo miró angustiada.— ahora si, dime… Hoy llamé a la oficina de Emerson — Carlisle suspiró, de seguro Emerson le había comunicado algo acerca de sus padres. Mientras la observaba se preguntaba si el tratamiento de los señores Rose había dado sus frutos — y… — hipó — y me comunicó que… Le pasó algo a tus padres… — ella movió la cabeza negativamente y comenzó a llorar otra vez. ¡Farrah! — dijo y se abrazó a él — Farrah… mi sobrinito… — Carlisle cayó al fin. Eleanor, que le sucedió al
Era un hecho. Eleanor podía hacer con él lo que quisiera. Terminó de convencerse en ese mismo instante, cuando en vez de estar en las reuniones de emergencia con los socios del resort, estaba disfrutando de una soleada media mañana, embardunado en protector solar y tomando un delicioso aperitivo tropical. Eleanor le había prácticamente hecho jurar pasar un rato juntos… y cuando lo miraba y hacía esa sonrisa tan seductora, no había mas palabras. Ella tenía ganada la pulseada.Claro que ella vencía casi todas las mañanas de las dos semanas que llevaban en la isla mágica. Cuando no estaban tirados al sol, se pasaban la jornada caminando o tomando una lancha que los llevara hacia todos lugares exóticos de la zona.La isla elegida para el resort empresarial, estaba ubicada estratégicamente, en el paradisíaco Mar del Caribe, y eso les daba la posibilidad de llegar por bote a cualquier lugar del continente u otras islas. A Eleanor le encantaba el color del mar, y no perdía oportunidad de cam
¿No crees que pueden estar necesitándonos en Inglaterra? — Eleanor formuló la pregunta por vigésimo novena vez durante sus extendidas vacaciones. Hacía ya un mes que vagaban por los mares caribeños, conociendo República Dominicana, Jamaica y Cuba. Pero ahora, habían rentado un yate para cruzar el canal de Panamá. Eleanor se había maravillado del complejo sistema de exclusas que el canal poseía. Al llegar a la ciudad de Panamá, bajaron por el pacífico hacia su lugar favorito: Cartagena, en Colombia… Claro que les quedaría más tiempo para visitar otros lugares como Santa Marta, y Ecuador. Carlisle se encontraba muy entusiasmado por una publicitada caminata por los volcanes por este último país… A Eleanor la idea de caminar por los volcanes le daba un poco de miedo, y solo le interesaba porque en el trayecto verían diferentes especies de orquídeas silvestres.En este momento estaban anclados a una considerable distancia de la costa colombiana, tomando un rico aperitivo local. Carlisle la
Abelardo, señor. — dijo haciendo una reverencia.Bien Abelardo, si eres tan amable… — el mozo le cedió el paso, deseándole una buena noche… Carlisle subió la pequeña escalera y se dio con un escenario demasiado íntimo. Parecía que la noche se había confabulado con su pequeña esposa, mostrando un cielo estrellado y una Sophie llena imponente, flotando en una bóveda oscura. La zona donde estaba la mesa estaba decorada con velas, protegidas por graciosos farolitos formando un cuadrado de luz sobre la pequeña mesa, donde estaba sentada, apoyando los codos sobre la mesa en una pose poco sensual, la mujer más espectacular de la tierra… su mujer. Recorrió con su mirada la extensión de su cuerpo. Tenía el cabello suelto, que se movía apenas al compás de la suave brisa de la noche; y estaba vestida con un sugerente vestido negro, que se pegaba a su anatomía, y cuya la tela parecía emitir destellos de color dorado. Un estupendo tajo descubría una de sus piernas. Carlisle juró en silencio. Si se
Quítame el maldito corsé… — jadeó. Carlisle dejó la tarea a la que se había avocado con placer y la miró a los ojos.— no puedo respirar…Tendría que dejártelo puesto,— dijo riendo mientras liberaba lentamente los corchetes del corsé.— Como una especie de castigo…Si, claro… — dijo ella un poco mas aliviada. Al menos la excitación no le quitaba el aire como cuando tenía el corsé. Una vez que terminó la labor con los corchetes, el condenado corsé fue a parar a algún lugar del camarote. Carlisle se incorporó, para quitarle los zapatos y luego con la yema de los dedos, le quitó las medias, dejándola solo con las bragas. — Carlisle…Shhh — dijo mientras la acomodaba, y utilizaba las medias para atarla a la cabecera de bronce de la cama — eres mi prisionera esta noche — dijo terminando la tarea. Bajó lentamente, para besarle la frente, y acariciar cada centímetro de piel que encontraba — vas a ser mía… — la miró a los ojos — ¿quieres ser mía Eleanor? — esa pregunta encerraba miles de deseos