Capítulo 74. Olvido mortal

Karl, como había previsto, revisaba la seguridad de la casa, cuando comprobó, con creciente alarma, que la pequeña Sara no estaba durmiendo en su habitación.

Intentó mantener la calma y rogó en su interior por encontrarla desvelada en la cocina a causa de los eventos de la noche, mientras avisaba por el teléfono a sus hombres que controlaran el perímetro.

Cuando entró buscando a la cocinera para dar las instrucciones de la señora Kasparov para saciar su hambre, notó que la niña tampoco estaba allí.

Eso no era nada bueno.

Sus peores presentimientos se hacían realidad.

Movilizó al instante a varios subordinados.

Habló por el comunicador:

-La señorita Sara no está en su habitación. Hagan de inmediato un registro exhaustivo de todas las habitaciones de la mansión, sin alertar aún a la señora…

-¡Si, jefe!

En el mejor de los casos, la niña se habría quedado dormida en la biblioteca, la sala de juegos, o algo así.

En el peor, estaban todos en graves problemas.

Una filtración de seguridad de
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