Karl, como había previsto, revisaba la seguridad de la casa, cuando comprobó, con creciente alarma, que la pequeña Sara no estaba durmiendo en su habitación. Intentó mantener la calma y rogó en su interior por encontrarla desvelada en la cocina a causa de los eventos de la noche, mientras avisaba por el teléfono a sus hombres que controlaran el perímetro.Cuando entró buscando a la cocinera para dar las instrucciones de la señora Kasparov para saciar su hambre, notó que la niña tampoco estaba allí.Eso no era nada bueno.Sus peores presentimientos se hacían realidad.Movilizó al instante a varios subordinados.Habló por el comunicador:-La señorita Sara no está en su habitación. Hagan de inmediato un registro exhaustivo de todas las habitaciones de la mansión, sin alertar aún a la señora…-¡Si, jefe!En el mejor de los casos, la niña se habría quedado dormida en la biblioteca, la sala de juegos, o algo así.En el peor, estaban todos en graves problemas.Una filtración de seguridad de
Sara despertó en su habitación y todos los recuerdos de la noche anterior la invadieron de repente, confusos y mezclados.No estaba segura de lo que había pasado, pero sí tenía la certeza de que era algo grave.Sintió una opresión en el pecho y de pronto le faltó el aire.Había cometido un grave error.Se levantó de un salto y corrió a la habitación de su hermana.Ese hombre horrible había entrado por su culpa, era lo único que recordaba con claridad, aunque en la casa todo se veía tranquilo. Cuando llegó, encontró el dormitorio vacío, y en remodelación, faltaba el colchón de la cama, la alfombra… Fuera de eso, todo se veía normal y nadie actuaba extraño a su alrededor.Nada la hacía pensar que su hermana estaba herida o algo así.Decidió buscarla en el cuarto de Mikhail.Parecía un día normal en una vida normal de pareja.Pero no lo era.Ellos no eran precisamente dos personas normales. Y ese día tenían pendiente resolver algunos misterios más. Cuando Agnes despertó, vio que Mikhai
Aunque podría haber sido todo un poco más fácil, la realidad era que construir una nueva organización del mundo clandestino, hallar la ubicación exacta de un tesoro, gestar a gemelos y acompañar a Sara en su tratamiento, fue un verdadero caos.Hubo que ordenar la agenda de acuerdo a las prioridades y para los Kasparov fue bastante claro: la salud de la niña era de suma importancia para Agnes, que se dedicaba ocasionalmente a revisar mapas y los documentos de su abuelo ya que, por desgracia, la localización exacta de la mina no estaba consignada en las escrituras o cartas. Tenía sentido, puesto que Villalobos había ocultado allí su tesoro, así que debía ser un secreto. Por supuesto, Amalia no tenía ningún recuerdo al respecto y no resultó de ayuda.Sara necesitó muchas horas adicionales de terapia psicológica, y parecía evolucionar favorablemente, además de ocuparse con alegría de ayudar a Agnes con las compras para los gemelos. Por ahora, y aunque no se dejaban ver mucho en las ecogr
Ocho horas más tarde, Agnes sonreía agotada con uno de sus hijos en brazos, mientras Mikhail observaba embelesado a la bebé de ojos grises que tenía en los suyos.-Es la cosa más perfecta que he visto en toda mi vida, Anina… Te juro que nunca permitiré que nada les pase…Ella lo miró con una sonrisa, y acunó contra su pecho al pequeño niño que se quejaba.-Lo sé, Mikka… Sé que así será… Pero… Tendremos que mudarnos ¿verdad?Él se sentó a su lado en la cama y se inclinó hacia ella.-Sí. Finlandia ya no es un lugar seguro para nosotros. Estuvimos muy expuestos los últimos meses, por culpa de los últimos movimientos de Yuri en la política. Dejaré a mi gente a cargo de los negocios locales y comenzaremos una nueva vida con el dinero del tesoro… Sólo debemos elegir un destino…Agnes asintió. -Lo decidiremos, juntos… También es importante que sea un buen lugar para Sara… Donde pueda crecer lejos de tantos malos recuerdos… Podríamos viajar un poco en familia para evaluar las mejores opcione
Tal como esperaban, la mina abandonada del abuelo Antonio Castro tenía una extraña configuración que delataba que algo se ocultaba en su interior. No seguía ninguna veta de mineral. Era evidente que, si alguna vez había funcionado, fue hace muchos, demasiados, años.Seguía siendo un misterio cómo había llegado a ser posesión de su antepasado.Según lo que la joven había interpretado, debían encontrar una puerta secreta de madera, con la misma secuencia de diagramas del monolito de piedra, que estaría situada en la profundidad de uno de esos pasillos llenos de polvo y oscuridad.Afuera, quedaron algunos de sus hombres, aguardando que ellos se comunicaran cuando fuera el momento de extraer lo que fuera que encontraran.Los Kasparov tenían linternas potentes y un mapa hecho por la joven.-Sígueme, Mikka, pero no te alejes, por si acaso. Creo que sé cómo recorrer este laberinto, pero puede haber alguna trampa extra… Hasta ahora ninguna de las otras partes del tesoro estuvieron protegidas
Ella vivía en un pequeño departamento del centro de Londres. No era lujoso, pero más que suficiente para su comodidad, además de que no dependía de nadie para cubrir sus gastos.Se había recibido como diseñadora de una de las universidades más prestigiosas de Inglaterra, con un promedio sobresaliente, reflejando mucho de lo aprendido durante su adolescencia, y por eso mismo, ese día tenía la entrevista de sus sueños, nada más y nada menos que en la empresa de indumentaria más famosa, GreenLuxury.Por supuesto, a pesar de que desayunó temprano y se subió con suficiente tiempo como para llegar con mucho margen al enorme edificio del centro, resultó que su pequeño y anticuado automóvil, muy caprichoso, se negó a arrancar.Así que allí estaba, nerviosa luego de media hora de esperar al servicio mecánico, más veinte minutos de una reparación que resultó absurdamente sencilla y le daba la razón a su cuñado sobre que debería aprender más cosas prácticas y menos artísticas, conduciendo con la
Mikhail estaba de un pésimo mal humor esa noche, a pesar de que fuera de esa oscura habitación dentro del bar de uno de sus contactos locales se podían oír música, voces alegres y risas.Había tenido que hacer un viaje repentino y fugaz a una región perdida de su país natal, que le traía malos recuerdos, para resolver en persona un "problema".Uno de esos problemas con forma humana, imprudentes y de lengua ágil, demasiado ágil como para saber estarse quieta y sin hablar cuando debía.No toleraba el lugar, pero seguía órdenes. Y al fin y al cabo, toleraba aún menos la traición. Deseaba terminar rápido con ese mal trago, salir de ese hoyo y regresar a su hogar en avión para acostarse con alguna de sus amantes y sacudirse esa pesadumbre de la nostalgia.Anya se movía con habilidad de "barwoman", adquirida con la práctica de la necesidad, en la barra del bar en el que trabajaba, en una noche tan corriente como todas las de las últimas semanas. No ganaba mucho, pero era lo suficiente par
Anya corrió a esconderse tan rápido como pudo, mientras Jasha se acostumbraba a la oscuridad del lugar, encandilado por la luz exterior de la tarde, y se topaba con el cuerpo del pobre herido, en el suelo.El hombre seguía con vida, y lo miraba desafiante.-¿Vienes… a terminar… Jasha?El interpelado sonreía con maldad.Mientras tanto, la joven despertó a Sonya tapándole la boca mientras le indicaba sin hablar que hiciera silencio. La niña la observaba con ojos desorbitados, mientras Anya abría un pequeño escondite en el suelo y se metía allí junto a su hermanita.Desde allí, podían oír a la perfección cualquier sonido del exterior, pero no las podrían ver.Jasha levantó al padre de Anya y lo sentó bruscamente en una silla del comedor.-Es un milagro que sigas vivo, Dmitry.Él esbozó una sonrisa torcida. -No… será… por mucho… tiempo…El traficante se rió.-Sí, se me ha pasado un poco la mano… pero puede terminar rápido. Sólo dime dónde demonios tienes el mapa del tesoro.-Yo… no lo… t